miércoles, diciembre 18, 2024
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Venezolanos rompen en llanto a los pies de la frontera de EEUU

Desolados y frustrados, cientos de venezolanos que languidecen en la frontera de México lloraron la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos el lunes de mantener las restricciones migratorias en el sur del país norteamericano.

«Es una gran tristeza saber que no podemos pasar», dijo Edward Acevedo, de 41 años, a los pies del muro que separa a la mexicana Ciudad Juárez de la estadounidense El Paso.

«Hemos pasado por la selva, por hambre y frío. [Son] muchas calamidades», agregó el hombre que duerme junto a decenas de compatriotas en un refugio improvisado en la casa de un pastor en Juárez.

«¡Somos seres humanos! ¡Somos de carne y hueso! ¿cómo le explicamos eso a los jueces y a los gobernadores?», irrumpió a su lado Juan Delgado, de 38 años, vistiendo apenas un sweater que mal le protege del despiadado frío de casi 0ºC.

Una decisión judicial había ordenado la expiración del título 42 a partir del 21 de diciembre, pero este lunes la Corte Suprema lo mantuvo en pie temporalmente, acogiendo un pedido de gobernadores republicanos contrarios a la migración.

La fecha era aguardada con ansias por miles de venezolanos en México.

«Era la ilusión de salir adelante de todos los venezolanos que estamos aquí», dijo Ángel Colmenares que rompió en llanto al enterarse del fallo.

«¿Por qué no nos dan una oportunidad?», insistió Juan Delgado. «Nos tratan como delincuentes y sólo queremos trabajar».

«Somos los olvidados»

Las condiciones en las cuales los venezolanos subsisten en México sirven de referencia del nivel del desespero. Se calientan en hogueras en basureros, se asean donde y cómo pueden, y muchos duermen en las calles.

Con filas de migrantes de otras ciudadanías extendiéndose por horas a las puertas de Estados Unidos y al margen de las frías aguas del Río Grande, los venezolanos se rebuscan vendiendo cobijas, guantes y pedazos de pizza.

Cruzan el río con niños a los hombros y encienden fogatas a cambio de propinas que por día suman más que un mes de trabajo en su país.

Pero después que la noche aprieta, la mayoría se recoge. «La gente de los cárteles nos para», cuenta un venezolano que dice haber perdido así el rastro de compañeros del refugio. «Algunos no vuelven nunca más».

«Y cuando no son los cárteles, son los de la migra, esos son peores», dijo el mismo hombre que no da su nombre por miedo a represalias.

«Uno denuncia y nada, nosotros somos los olvidados, a nosotros nadie nos quiere. Estorbamos a donde vamos».

Este desespero, dicen algunos, es lo que los motiva a cruzar de forma ilegal en pequeños huecos a lo largo de la reja de casi diez metros de altura en Estados Unidos.

«No nos van a dejar entrar y no puedo esperar más», dijo un venezolano que atravesó un pequeño hueco en el que apenas cabía su cuerpo. «A mi esposa la está matando un tumor, necesito dinero para las medicinas», dijo el joven que se persignó apenas pisó suelo estadounidense.

Otros cuatro venezolanos entraron por los mismos agujeros en un plazo de diez minutos este lunes. En seguida corrieron El Paso adentro.

Pero otros insisten en querer cruzar de forma legal, y por eso cuestionan el revés judicial.

«Uno anda emigrando con ese sueño, todos tenemos ese sueño de salir adelante», contó en Ciudad Juárez Manuel Bolívar, de 20 años. «Están jugando con las emociones de los migrantes que hemos luchado para llegar hasta aquí».

Con información de AFP

Cactus24//20-12-2022

 

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