Con auriculares, 18 sujetos yacían en silencio mientras una máquina de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) zumbaba alrededor de sus cabezas.
Todos los perros habían escuchado de sus dueños solo uno de los dos idiomas, por lo que pudieron comparar una lengua muy familiar con otra completamente desconocida.
Los patrones específicos del idioma se encontraron en una región del cerebro llamada córtex auditivo secundario, agrega el estudio.
«Cada idioma se caracteriza por una serie de regularidades auditivas. Nuestros hallazgos sugieren que, durante su vida con los humanos, los perros captan las regularidades auditivas del lenguaje al que están expuestos», explicó Raúl Hernández-Pérez, otros de los firmantes del estudio.
Saber que un cerebro no humano puede distinguir entre dos idiomas “es emocionante”, dijo, porque revela que la capacidad de aprender sobre las regularidades de un lenguaje no es exclusivamente humana, aunque aún no se sabe si es una especialidad de los perros o existe en otras especies.
Es posible, según otro de los autores Attila Andics, que “los cambios cerebrales producidos por las decenas de miles de años que los perros llevan conviviendo con los humanos los hayan convertido en mejores oyentes del lenguaje, pero no es necesariamente así”, por lo que aún habrá que averiguarlo.
Además de los fragmentos leídos de “El principito”, el equipo hizo escuchar a los animales versiones codificadas de esos mismos pasajes, las cuales suenan “completamente antinaturales”, dijo Hernández-Pérez, para comprobar si detectaban la diferencia entre el habla y el no habla.
Al comparar las respuestas cerebrales, los investigadores descubrieron patrones de actividad distintos en la corteza auditiva primaria de los perros, una distinción que se daba independientemente de si los estímulos procedían de la lengua familiar o de la desconocida.
«El cerebro de los perros, al igual que el de los humanos, puede distinguir entre el habla y el no habla. Pero el mecanismo que subyace a esta capacidad de detección del habla puede ser diferente al de la sensibilidad del habla en los humanos”, explicó.
Mientras que los cerebros humanos están “especialmente sintonizados con el habla”, el de los perros es posible que detecte «simplemente la naturalidad del sonido» .
Agencias
Cactus24//06-01-2022