A sus 55 años de edad, Migdalia Colina López es una mujer perseverante, que ha dedicado 19 años de su vida a una labor social que ejecuta desde las Cáritas de la Diócesis de Punto Fijo, en el estado Falcón con la finalidad de abrigar a los más necesitados; sobre todo a los niños, niñas, abuelos y personas en situación de calle por alcoholismo y drogadicción.
Cuando tenía 36 años inició este camino en el que llegó a pensar que no iba a poder andar, sin embargo relata que su fe en Dios le brindó las fuerzas para sentir el contacto directo con las personas desasistidas. Fue difícil para ella estar frente a personas con problemas de alcoholismo y drogadicción, pero al mirarlos y sentir que necesitaban ayuda y podía hacer algo por ellos la hizo ser fuerte y valiente.
Migdalia llegó como voluntaria a Cáritas luego de la muerte de su hermano, quien para ese entonces formaba parte de la dirección de esta institución sin fines de lucro, que funcionaba en un espacio pequeño en la Curia Diocesana de Punto Fijo, luego pasó a ser secretaria y por su constante lucha, pasión y amor en ayudar a los necesitados, hoy en día lleva 5 años como directora de Cáritas.
Sentir que puedes hacer algo por el prójimo es algo que para Migdalia Colina la llena como ser humano, cuenta que muchas cosas la han marcado durante este andar, pero ha logrado superarlo gracias a la fe y devoción por Dios. «Es muy triste ver a los niños y abuelos desnutridos pedir comida porque tienen hambre y están abandonados, pero me llena espiritualmente poder ayudarlos», destacó.
Esta luchadora mujer también forma parte de un Apostolado de la Escuela de Jesús, un movimiento que trabaja con los indigentes y por muchos años el contacto con ellos le ha enseñado «que todos somos iguales; hijos de Dios y que si puedes ayudar al prójimo debes hacerlo porque es una felicidad espiritual que alegrará tu vida para siempre y te llenará de bendiciones».
Ella dice que nunca ha dejado de ser voluntaria porque ser voluntario de esta noble labor es llevar la caricia de Dios a los vulnerables. «Dios me dijo que este era mi camino y aquí sigo, andando para regalar felicidad a quien lo necesita. Detrás de mi hay un excelente equipo de voluntarios en toda Paraguaná, además de los benefactores que nos dan su granito de arena para ayudar al prójimo».
Redacción y fotos: Willian Blanco