viernes, mayo 3, 2024
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VPH, la razón del aumento de amputaciones de pene en tres años: van 20 casos en Lara

Desde el año 2019 se ha registrado 20 pacientes que se le han amputado el pene por la falta de diagnóstico a tiempo del cáncer de esa parte del cuerpo. La enfermedad se debe al Virus de Papiloma Humano (VPH) entre los primeros detonantes y con un avance silencioso que termina condenando ante la resistencia del hombre al chequeo médico.

Expertos del estado Lara llaman a cuidar la salud y evitar estas medidas drásticas que pueden comprometer la sexualidad y la vida del paciente, así lo revela un trabajo periodístico realizado por La Prensa de Lara.

«El ejercicio de imaginarlo les genera temor y hasta escalofríos. Es una cuota muy alta que deben pagar con la pérdida del símbolo de masculinidad y el desafío de superar una frustración con los nuevos hábitos de orinar agachados, además de adaptarse a otros placeres de la sexualidad. Un trauma psicológico, cuando se trata de la remoción del miembro con la falectomía total y que en la región se alza en 70% de incidencia en pacientes con cáncer, mientras el 30% restante fue de intervenciones parciales, conservando la uretra que les permite orinar de pie y conservar cierta sensibilidad para la penetración en el acto sexual», así lo señala el mencionado medio larense.

Ante un cáncer focalizado que puede ser retirado parcialmente o sacrificar el genital. Riesgo descartado ante el mito de ignorar la salud masculina, por demás asintomática en caso de VPH, y el miedo de comprometer la «hombría» con los chequeos rutinarios en el urólogo. Sin embargo, este error con el tiempo comienza a reflejarse en cambios en el deseo sexual, eyaculación irregular con sangrado, secreción, sensación de ardor o molestias en general. Más tarde presentan lesiones externas con verrugas o protuberantes y cuando dan más largas en el tiempo, el pene termina tupido con una formación en proporciones tan desiguales y parecida al coliflor.

En este sentido, se hace el llamado a la responsabilidad de los hombres por su salud, Javier Cabrera, director regional de Salud, admite que se trata de un trabajo de conciencia con los caballeros, al negarse a chequeos rutinarios. Se resisten hasta el extremo que sólo buscan atención médica por la presión de su pareja, quien fue advertida por su ginecólogo ante la presencia de alguna anomalía o confirmación de contagio del VPH.

Realidad que suelen olvidar aquellos jóvenes, presos de la promiscuidad y sin mirar más allá del placer de la necesidad de protegerse de alguna infección de transmisión sexual. «Lo más grave es que suelen ser asintomáticos, pero con un avance agresivo y que al acudir en busca de ayuda es por la preocupación tardía de una lesión visible», señala de la falta de un diagnóstico temprano sin llegar a sacrificar su miembro, porque hubiese tenido otras opciones de tratamiento.

Al desglosar la data del hospital, se tienen que las amputaciones de penes fueron de 8 durante el 2019, igual cantidad en 2020, mientras que en 2021 se tuvieron 4 casos. El primer paciente de este año está hospitalizado y a la espera del ingreso a pabellón. Según el urólogo, Marcial Daza, la causa principal sigue siendo el VPH responsable no sólo del cáncer uterino, sino también de pene, además de la fimosis que padecen esos hombres con problemas para retraer el prepucio con el glande cubierto y las dificultades de higiene en esta zona tan húmeda.

«No se siente nada y por lo general el hombre llega a la consulta empujado por la mujer», confirma de ese proceso de negación e impidiendo una atención que sólo podría pasar a la electrocauterización para eliminar cada una de las lesiones o verrugas. El tratamiento es relativo para cada paciente y de acuerdo a la evaluación se les indicaría la aplicación de cremas supresoras.

El diagnóstico tardío o abandono del control sólo lleva a la remoción de los ganglios afectados. Explica que con la amputación parcial se pierde cierta sensibilidad, porque el glande suele ser el más afectado y que al tratarse de dos tercios el paciente puede orinar de manera regular y hasta penetrar en el acto sexual. Pero al ser total, le compromete la eyaculación y por el conducto perineal le permite el descanso a la vejiga.

El acompañamiento familiar con apoyo profesional ayuda en este proceso de duelo, porque en Venezuela no se hace el trasplante de pene.

Seguimiento

Los especialistas sugieren no bajar la guardia por la falta de circuncisión, aparición de procesos inflamatorios que terminen crónicos y el riesgo de estar infectados de VPH. Estudios revelan que 40% de los casos de cáncer de pene provienen de este virus, considerando el alto riesgo que implican aquellos más agresivos, como los tipos 16,18, 45 y 56 que suelen ser más potentes para irritaciones crónicas o carcinomas.

De allí, lo pertinente del uso de preservativos, evitar caer en las tentaciones de la promiscuidad para conservar sólo una pareja estable y se debería aplicar la vacuna contra el VPH que sólo se encuentra en centros privados, porque aún no es incluida en el plan de inmunización nacional.

La prevención es el primer recordatorio de una vida sexual responsable, considerando que el pene es el símbolo de virilidad y que representa esa salud masculina, más allá de sus bondades de erección, eyacular y reproducir. El salto resulta abismal con este tipo de sospechas que terminan bajando el autoestima y disparando las dosis de estrés, cuando la angustia confirma un diagnóstico tardío de cáncer y muestra un miembro prácticamente deformado por las protuberancias de esta infección.

Si el paciente tomara tiempo para investigar un poco acerca del tema, se impacta desde un primer momento con imágenes tan crudas, mostrando genitales con lesiones que enrojecen su cuerpo y suelen acentuarse con el glande prácticamente perdido por lesiones parecidas a un ramillete de coliflor o con la textura de carne molida cruda. Es sólo el reflejo a lo externo, cuando el cáncer empieza a diseminarse por más células y podría hasta costar la vida.

El silencio y búsqueda de culpables debe ser descartado. La emergencia clama por la atención inmediata y el apoyo con profesionales psicólogos, psiquiatras y sexólogos. Un abordaje con el grupo multidisciplinario para orientar a la pareja y demás familiares cercanos para el respeto de este proceso de duelo, por la pérdida de uno de los órganos más significativos como hombres.

El paciente pasará de la negación a la adaptación para reconocer el nuevo estilo de vida que plantea el desafío, para no morir en la frustración y se centra desde la esperanza para continuar aprendiendo nuevos hábitos que contribuyan a este cambio radical, sin descartar su desempeño sexual.

Otro valor de la sexualidad

No sólo con el pene se mide el desempeño sexual, lo advierte José Daniel Peraza, psiquiatra con especialidad en sexología, para explicar a estos pacientes que el duelo por la pérdida de su miembro no debería sacrificar su sexualidad. Esto conlleva al descubrimiento de más herramientas para hacer este acto placentero.

Reseña que el duelo debería ser entre 6 meses a un año, porque de lo contrario sería algo enfermizo. «¡Estoy vivo!, más allá de la erección», señala Peraza, sin renunciar a su vida sexual y con la disposición de asumir nuevas técnicas amatorias para gozar del sexo oral, valerse de juguetes sexuales y demás maniobras para descubrir esos puntos sensibles del cuerpo, que pueden ser explotados desde las posturas del sexo tántrico.

Lo importante es la disposición de asumir este cambio, superando el drama de una amputación que exige la preparación para otra etapa. Con la remoción total se pierde la sensibilidad en el área, sin la eyaculación, pero se aprende a descubrir esas zonas erógenas que pueden garantizar placer.

Cactus24 (01-03-2022)

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