En diálogo con ‘Una mañana por descubrir’, Carolina Aulicino, oficial de políticas sociales de UNICEF, explicó la campaña del organismo que difundió datos preocupantes de pobreza en los chicos y remarcó que se está «hipotecando el futuro de estos niños».
Más de siete millones de chicas y chicos viven en la pobreza en Argentina. La inflación y el estancamiento económico desde hace más de una década incidió en la capacidad de generación de ingresos de millones de hogares.
UNICEF Argentina lanzó la campaña «El hambre no tiene final feliz». El objetivo es difundir la situación de pobreza que enfrentan chicas y chicos desde hace décadas y llamar a la población a contribuir para mitigar esta realidad.
Aulicino explicó que para estos chicos «la pobreza son mucho más que billeteras vacías» y marcó que no solamente es grave el impacto en el presente, sino que también esto se reflejará en el futuro.
«Un chico que se va a la cama sin comer, al día siguiente no puede ir a la escuela con el nivel de atención necesario. Estamos hipotecando el futuro de estos niños», sostuvo.
Además, reveló que 10 millones de chicos en el país «empeoraron sus dietas» en el último año: «Se come menos carne, verdura y lácteos. Y todo esto se reemplaza con aquello que está más al alcance del bolsillo, como las harinas, los panes y los fideos».
Por último, Aulicino remarcó que se acrecientan año a año los casos de «familias monomarentales», es decir, mujeres solas que se hacen cargo del hogar. «Estas madres tienen muchos problemas para conseguir trabajos por fuera del empleo doméstico o informal, y encima deben lidiar con la dificultad de que el padre de los niños no se haga cargo de la cuota alimentaria correspondiente», agregó.
Crece la preocupación por los delitos de ciberseguridad
El fenómeno de los ciberataques es global y no conoce fronteras, lo cual resalta la necesidad de cooperación internacional y de aplicar reglas y normas globales para mitigar estos riesgos.
En diálogo con Una mañana por descubrir, Karen Collante, especialista en ciberseguridad, explicó que hay dos formas de sacar las contraseñas: «Una es por ingeniería oficial, es decir, el llamado para que la persona te brinde el dato, y el segundo es el ataque de fuerza bruta, que se caracteriza por tener programas específicos que intentan adivinar cuál es la contraseña. En contraseñas simples tardan un minuto en adivinarla».
Por ello, la especialista recomendó que «las contraseñas deben tener un cierto tipo de complejidad» que incluyan «15 caracteres o más, letras mayúsculas y números».
«Cuantos más pasos o capas de seguridad estemos agregando será mucho mejor para que el atacante tenga menos posibilidades», concluyó.
Cactus24 15-08-24
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