En Perú se registró el asesinato de Ericka Elizabeth Hernández Olivares, de 28 años, luego de estar envuelta en un enfrentamiento con un grupo de trabajadoras sexuales venezolanas que intentaron arrebatarle el celular a una de sus amigas.
El pasado 22 de septiembre, fue hallado el cadáver de la enfermera Hernández, en un terreno del exfundo El Arrabal, en el distrito de Subtanjalla, en la región Ica. La joven presentaba un orificio de bala en la cabeza. Esto fue confirmado en los exámenes de necropsia.
De acuerdo a lo que reseñan los medios, la enfermera y su amiga caminaban por la calle Bolívar, cuando se le acercaron dos trabajadoras sexuales venezolanas, quienes pretendieron robarle el celular a la amiga de la enfermera.
Luego del incidente, las meretrices habrían amenazado de muerte a Ericka.
Las primeras investigaciones policiales apuntan a que Hernández Olivares fue secuestrada por un sujeto extranjero, quienes serían los dueños de la plaza en la que trabajaban las mujeres ofreciendo sus servicios sexuales a los transeúntes. Estos la habrían llevado hasta el terreno, donde acabaron con su vida de un disparo.
Se supo que la captura de las presuntas autoras y las investigaciones estuvieron a cargo del personal de la División de Investigación Criminal (Divincri) del Frente Policial Ica, quienes trabajaron en conjunto con un fiscal penal para reunir pruebas sólidas que llevaron al caso hasta esta etapa jurisdiccional.
Las investigadas de nombres Braysmary Michelle Lugo Martínez, de 19 años, y Eidelyn del Valle Berrío González, también de 19, fueron privadas preventivamente por seis meses.
Además, las autoridades revelaron que una menor de 16 años, de iniciales IYBR, también de nacionalidad venezolana, estaría envuelta en el crimen como tercera coautora. Para ella, la justicia determinó su internamiento en un centro de menores de Santa Margarita, por un periodo de cuatro meses.
Aún continúan las investigaciones para detener al pistolero. Las autoridades creen que el pistolero, con antecedentes policiales, sería la pareja de la menor involucrada. Para la Policía, ella lo habría contacto por telefóno, tras la pelea con la enfermera, para pedirle que acabe con la vida de esta.
El caso motivó que se produzcan algunas expresiones xenofobas y pedidos de expulsar a la comunidad migrante venezolana de Ica.
