Aunque funcionarios estuvieron buscando a dos hombres con carrucha por su participación en el crimen de Harian de Los Ángeles de León García, en la individualización de los hechos quedó demostrado que Wilman Eduardo Álvarez Medina actuó solo y que es de la misma zona, de la Unión entre Sierralta y Chevrolet.
Esto sugiere que, mientras órganos de seguridad buscaban en las barriadas y sectores cercanos a dos chatarreros, Wilman probablemente estaba en su casa 34, y su familia desconocía lo que había hecho porque, a pesar de su aparente esquizofrenia, tenía puerta franca para entrar y salir.
Con el paso de las horas, Wilman dejó en su casa el cuchillo con empuñadura de tela naranja, el celular azul Samsung con un cargador que pertenecía Harian de Los Ángeles, un bolsa negro con 56 dólares y 143 bolívares, un pendrive, una bermuda y una billetera.
Entre todas estas evidencias, fue el cuchillo ensangrentado el que llamó la atención de sus padres que, sospechando alguna relación con el crimen de la joven, participaron al Servicio de Investigación Criminal del Estado de Falcón (Sipef).
Resguardadas las evidencias, el Sipef requirió a una comisión del Cicpc que, junto a expertos del laboratorio de criminalística las recabaron. Wilman estaba fuera de la casa, pero sus padres dijeron al Sipef que podían buscarlo por los lados del sector de San José.
La comisión inició un rastreo por el Este que les permitió localizarlo en la avenida Independencia, frente al hotel Eurobuilding Coro. El arresto fue reportado al Fiscal Primero Guillermo Anaya.
Wilman Eduardo conocía a Harian porque vivía en la zona donde la joven trabajaba en Delicateses Minimarket, en la calle Garcés, entre Sierraalta y Cristal, lugar en el que entró después de verla quedar sola porque el tío la había dejado 10 minutos para una diligencia.
El ensañamiento habría sido parte de la obediencia a la voz interior que le insistió a Wilman que tenía que asesinar a Harian, a quien refiere haber visto como un animal.
Aparentemente con una patología mental, la esquizofrenia, esas voces eran alucinaciones auditivas, muy presentes en este tipo de pacientes, especialmente no medicados.
El caso, se manejará en la audiencia de presentación a la luz del derecho y conforme al delito cometido. No obstante, sobre la enfermedad del detenido, quienes opinan con criterios ajustados al derecho consideran que viéndolo de otra forma, Wilman aparentemente no tenía ninguna razón o coartada para matar a Harian, así que se pudiera estar realmente ante alguien con una de las enfermeras que provocan alucinaciones como la esquizofrenia, patología clásica que encuadraría.
Destaca un doctor en leyes que, frente a un homicidio se habla del animus necandi, es decir conocimiento y voluntad de matar, y el animus nocendi que es la intención de causar un daño o una lesión; pero en ambas, el esquizofrénico no tiene ninguna de las intenciones y por eso la legislación lo considera un eximente de la responsabilidad penal por considerarlo un enfermo mental.
No obstante con Wilman, queda por determinar si estaba diagnosticado, quién lo trataba y si estaba bajo tratamiento, un caso complejo para la justicia y la psiquiatría, incluso la opinión pública que indignada, llora la muerte de Harian y en su sed de justicia ven simplemente a un criminal, indiferentemente si le toca ir a la cárcel o a un manicomio que en Coro por cierto, no hay.
Cactus24//21-09-2023