Las salinas de Las Cumaraguas, ubicadas a 7,6 kilómetros al sur del punto más septentrional de la Venezuela continental, es una parada obligatoria para quienes se dirigen al cabo San Román o visitan ese eje turístico de la península de Paraguaná, por ser considerada una de las atracciones naturales más buscada por los turistas en cualquier temporada del año.
Las llamadas “aguas rosadas” por su cambio de color, producto de un espectáculo digno de ver en horas del mediodía, se torna el color a rojizo, prestándose para ser uno de los atractivos naturales único en Venezuela.
HERENCIA Y TRADICIÓN
Estas salinas son también fuente económica de los pobladores, quienes extraen la sal para ser procesada y ser distribuida en el mercado, convirtiéndose en el sustento para muchas de las familias de ese sector, destacando que en sus alrededores existen empresas con maquinarias avanzadas para la comercialización en todo el país y al alcance al mercado internacional.
Pompilio Martínez llegó a Las Cumaraguas en 1943. Catalogó la zona como “un desierto” al momento de arribar y asentarse junto a su familia, núcleo el cual se abocó al saque de sal, siendo la 1:00 de la madrugada la hora de inicio de faena diaria. “El contratista pagaba una locha por saco. Si usted llenaba cien sacos, le pagaban 12,50 bolívares; en ese entonces el Bolívar y el Real tenían valor. Ahora todo es más fácil, nosotros teníamos que cargar los sacos en el lomo, ahora ellos tienen carros de mano”.
Martínez comenta que el proceso se ha mantenido alrededor de 80 años, observándose modificaciones con el paso del tiempo, especialmente en los métodos a emplear. En sus inicios consistía en sacar la sal en carretillas, para luego ser picada con picos y rastrillos hasta que se formaban grandes pilotes, apiladas en sacos y finalmente distribuidas.
LA NATURALEZA Y SUS ENCANTOS
Las Cumaraguas es un sitio natural tipo salinas; constituye una fauna que se caracteriza por restos muy fragmentados de moluscos y placas y de animales marinos (conocidos como equinodermos); también es hábitat de flamencos que se alimentan de los crustáceos, localizados en el contacto basal de la unidad.
La flora y la fauna es particular de las zonas áridas como cujíes y cardones que se adaptan a la facilidad de ambientes con poca ingesta de agua, teniendo en cuenta que crecen alrededor de aguas saladas, que regalan a sus visitantes tonalidades que van desde un rojo intenso hasta un rosado.
Este cambio de color se debe a una sustancia ácida y astringente conocida como Tanino, que surge de algunos árboles y se mezcla en sus aguas, provocando además una espuma con una textura grumosa en color rosado.
Este lugar es visitado por fotógrafos profesionales y amateur en busca de una imagen perfecta, descubriendo cada tonalidad en sus fotografías.
Paraguaná es una tierra llena de gracia, con paisajes únicos que al visitante enamora; la muestra de biodiversidad más grande del mundo, con una flora y fauna particular, además de todo aquello que la identifica como pueblo, con raíces y creencias propias de la gran región falconiana.
Reportaje Corpotulipa