Unos 1.000 migrantes cruzaron ilegalmente la frontera entre México y Estados Unidos este miércoles, dos días después de un incendio en un centro de detención que mató a 39 personas en la mexicana Ciudad Juárez, informaron autoridades estadounidenses.
La patrulla fronteriza señaló en Twitter que los migrantes, principalmente venezolanos, llegaron a El Paso (Texas) para entregarse a sus agentes.
Pero recordó que sigue vigente su facultad para expulsarlos bajo el Título 42, una disposición del gobierno del expresidente Donald Trump que permite expulsar automáticamente a los migrantes para evitar la propagación del covid-19.
En la práctica, esa norma se ha convertido en una medida antimigración, según oenegés.
«Las fronteras no están abiertas y la gente no debería hacer el peligroso viaje. Los migrantes que ingresan ilegalmente están sujetos a expulsión y repatriación», advirtió en Twitter el jefe de la Patrulla Fronteriza, Raul Ortiz.
Los migrantes pasaron a pie el río Bravo (río Grande en Estados Unidos), que marca la frontera entre los dos países.
Entre los migrantes circuló el rumor de que Estados Unidos estaba dispuesto a recibirlos por razones humanitarias, constató un colaborador de la AFP.
Cactus24 30-03-23