Las enfermeras británicas organizan el martes una segunda jornada de huelga nacional, en un movimiento sin precedentes que amenaza con alargarse hasta obtener mejores salariales de un gobierno inflexible.
Tras un primer día de huelga el pasado jueves, las enfermeras continúan con su protesta para conseguir un aumento sustancial tras años de austeridad en un sistema público de salud (NHS) con subfinanciación crónica.
En un Reino Unido con una inflación superior al 10%, el colectivo se convirtió en símbolo de una población que sufre el alto coste de vida y no se considera suficientemente respaldada por el gobierno.
«Necesitamos más dinero», «más personal», «seguridad para los pacientes», dijo Lucy Savage, enfermera de 21 años, a la agencia PA en un piquete en Liverpool (norte).
«Estamos sobrecargadas y mal pagadas», añadió la joven, que se plantea dejar la profesión si no mejora la situación.
«Hay muchos impuestos con lo que incluso cuando el ingreso anual parece aumentar, no tenemos más dinero», dijo Suni George, jefa de equipo de 45 años, con 17 de experiencia.
Empleados de ferrocarriles, de logística, de ambulancias, agentes aduaneros en fronteras, trabajadores de aeropuerto…, muchos sectores decidieron ir a la huelga en este fin de año y también a principios de enero.
Aunque los británicos critican algunas de estas protestas que a veces perturban sus planes navideños, las enfermeras gozan de un fuerte respaldo social.
Este colectivo estuvo en primera línea durante la pandemia del covid-19 y sufre una crisis que afecta desde hace años el respetado y gratuito sistema público de salud británico.
Según un sondeo del instituto YouGov publicado el domingo por el The Sunday Times, casi dos tercios de la población apoya las enfermeras y la mitad a los ambulancieros, contra un 37% a favor de los paros en los servicios ferroviarios.
«Responsable y justo»
Esta popularidad añade presión al gobierno que hasta ahora se muestra inflexible y se niega a ir más allá del aumento medio de 4,75% previsto para este año o a negociar directamente con el colectivo.
De viaje a Letonia el lunes, el primer ministro, Rishi Sunak, defendió el planteamiento «responsable y justo» de su gobierno, que considera insostenible financieramente ampliar la subida de salarios.
Después de un piquete en Newcastle (norte) el martes, la secretaria general del principal sindicato de enfermeras, el Royal College of Nursing, pidió al jefe de gobierno negociar los sueldos.
«Póngase alrededor de una mesa y empiecen a discutir conmigo», dijo Pat Cullen, cuyo sindicato cuenta con 100.000 miembros. «Es la única cosa respetable y apropiada por hacer» para poner fin a la huelga, agregó.
La unanimidad entre los conservadores se agrietó en los últimos días ante la popularidad del movimiento y el riesgo de ver cómo se deteriora el trato a los pacientes.
Algunos diputados del partido del primer ministro animaron al gobierno a abrir un diálogo más constructivo con las enfermeras.
Pero el ejecutivo no parece dar el brazo a torcer y por ahora trata de limitar el impacto de las huelgas en la población.
Para ello prevé movilizar 750 militares para reemplazar los trabajadores de ambulancia parados el miércoles y 625 para cubrir a los agentes aduaneros en huelga en las fronteras.
Cactus24 20-12-22