La muerte de la reina Isabel II se lamenta en Gran Bretaña y en todo el mundo. El monarca con el reinado más largo del país murió el jueves a los 96 años.
Se espera que grandes multitudes se reúnan frente al Palacio de Buckingham en el centro de Londres, mientras llegan tributos de todo el país y el mundo. Los temores habían aumentado a medida que la familia real se apresuraba a viajar a Escocia para estar al lado de la reina después de que el Palacio de Buckingham dijera que había sido puesta bajo supervisión médica .
Pocos británicos han conocido a otro monarca, por lo que el final del reinado de Isabel después de más de 70 años empujará a la familia real, y a Gran Bretaña, a días de luto y una nueva era incierta.
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— The Royal Family (@RoyalFamily) September 8, 2022
Carlos III es rey desde el mismo momento en el que su madre falleció, según la máxima ‘Rex nunquam moritur’ (el rey nunca muere). «La continuidad está asegurada y nada cambia en la Constitución», sostiene Catherine Haddon, historiadora del Institute for Government, quien considera que su primer gran reto será transmitir precisamente ese sentimiento de continuidad en un país en el que la mayoría de sus ciudadanos solo han conocido a Isabel II como monarca y, a la vez, «dar una impresión de cambio, de qué tipo de rey va a querer ser y hacia dónde va a llevar a la familia real».
No será sencillo. Los británicos conocen una forma de ser monarca, la que ha desempeñado Isabel II durante siete décadas. Carlos III tendrá que convencerlos de puede haber otras. La institución basa su legitimidad en la confianza pública y el nuevo rey, mucho menos popular que su madre -o que su hijo Guillermo, el ahora heredero-, tendrá que ganársela.
En los últimos tiempos, los británicos han podido vislumbrar cómo será el reinado de Carlos, especialmente desde que empezó a asumir más responsabilidades oficiales tras la muerte de su padre, el duque de Edimburgo, en abril de 2021. Empezaba el ocaso de una era. La familia real, y posiblemente todo el país, fue consciente entonces de la vulnerabilidad de la reina, a punto de cumplir 95 años, y aceleró el proceso de transición que se había iniciado unos años atrás.
Carlos empezó a estar cada vez más presente y, sobre todo, era más visible en los momentos de mayor relevancia. Una de sus primeras tareas oficiales fue la de acompañar a la reina como consorte oficial a la apertura ceremonial del Parlamento británico en mayo, algo que ya había empezado a hacer en 2016, cuando su padre se retiró de sus obligaciones oficiales, pero esta vez con un papel más activo. Ya entonces representaba a la monarca en los viajes al extranjero -ayudado por los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, y, hasta que renunciaron a sus títulos, también los de Sussex, Enrique y Meghan- ya que la reina había dejado de viajar fuera del país en 2015.
Cactus24//08-08-2022