Llegó a España con tan solo 18 años, el primer objetivo era estabilizarse para sacar a su familia de Venezuela. Siempre soñó con hacer música, pero fue hasta 6 años después que pudo grabar su primer tema musical.
Pedro Moisés Jiménez, de 24 años, es natural de la ciudad de Coro, vivió hasta los 17 años en la urbanización Los Médanos, mejor conocida como Fundabarrios. Un lugar marcado como epicentro de hechos violentos y delincuencia armada.
Llegó a España en julio del año 2016 luego de cumplir los 18 años de edad. Fue una oportunidad que no dejó pasar aunque implicara migrar solo, empezar de cero y atravesar diversos desafíos para tramitar su estatus migratorio en Europa.
Jiménez estudió en el Liceo Cecilio Acosta, uno de los más prestigiosos de Falcón por el egreso de ilustres médicos, escritores, ingenieros y científicos. Jiménez evoca que en esos días encabezó algunas huelgas en defensa de mejores condiciones para estudiantes, pues terminó sus estudios de secundaria entre las ruinas.
Creció rodeado de precariedad, en un barrio con escasez de agua, comida, sin espacios públicos seguros y en un país sin oportunidades para materializar sus sueños: hacer música y jugar béisbol profesional.
No escapó de la emergencia humanitaria que expulsó a miles de venezolanos. Tuvo que salir a trabajar durante su adolescencia para ayudar a su mamá a costear las necesidades del hogar, sin embargo, no abandonó sus estudios y honró el esfuerzo de su madre soltera, llevándo a casa su título de bachiller.
Sus últimos días en Venezuela fueron un infierno
“En Venezuela aprendí barbería, pero también vendía café y empanadas en las colas por comida en una famosa cadena de supermercados en Coro que ya cerró”, contó para Cactus24.
Dos años trabajando en las interminables colas por harina, arroz, azúcar y hasta papel higiénico en la ciudad de Coro. Desde muy temprano hasta que se acabara el café, Pedro cantaba a viva voz que tenía empanadas a buen precio.
“El dinero no alcanzaba a pesar de que nunca nos faltó comida. El último año en Venezuela para mí no habían oportunidades, pasamos mucha calamidad estando allá”, recuerda como quien desea borrar este episodio de su vida.
Pero no solo debía ayudar a mamá con la comida. Cursando quinto año de bachillerato tuvo su primera hija. Sus obligaciones se duplicaron y el afán por conseguir la leche, los pañales y todo lo necesario para su esposa y su bebe lo empujaron a trabajar de lo que fuera en una ciudad con escasos puestos laborales.
La idea de salir del país se acentuó en su cabeza. Confiesa que no veía futuro en la Venezuela de los años 2015-2019.
Llegó a Madrid y lo devolvieron
Pero antes de asentarse en Valencia, España; el joven falconiano vivió su primera decepción migratoria: lo deportaron.
Con tan solo 17 años, decidió despegar con su tía y una prima a principios del año 2016, pero al llegar a Madrid, le prohibieron la entrada y lo detuvieron por tres días. Pedro era menor de edad y cumpliría los 18 años meses después.
“Fue bastante decepcionante porque todo el sacrificio de buscar el dinero de los pasajes, los pasaportes que eran tan difíciles de conseguir, nos trajo mucho problema al regresar a Venezuela”, narró.
Lo había vendido todo para comprar los pasajes. Al llegar a su casa –en Fundabarrios- se encontró con una gaveta vacía, una habitación con pocas cosas de él. Ni siquiera tenía tijeras para volver con la barbería. Pedro volvió a empezar de cero con el corazón en España.
El segundo intento, ingresó por Barcelona
El joven cantante no abandonó su objetivo: salir de Venezuela.
Estaba decidido a no seguir atado a la realidad de su país, inestable, estrecha y escasa. En su barrio no tenía lugar para pensar en el futuro.
Así que al cumplir los 18 años –con ayuda de su familia- reunió nuevamente el dinero para el pasaje, compró boletos, se despidió de su hija y su familia y aterrizó en Barcelona el 24 de julio del 2016.
“Fue un sueño y una pesadilla a la vez porque era la primera vez que me montaba en un avión (…) salir del país fue un sueño para poder cumplir todo lo que me propusiera”, destacó.
¡No lo puedo creer, estoy en España, chamo! — gritaba de alegría aquella tarde de julio.
Admite que “fue como un sueño”. La belleza arquitectónica de Barcelona, marcada por el modernismo, sus verdes lugares y atractivos parques, llenaron de ilusión el corazón de Pedro.
“Para mí todo parecía un sueño, ver tantas cosas, ver la cultura tan diferente, el transporte público y ver como una casa tiene luz y agua… me impresionó mucho. Fue un cambio muy drástico de vivir en Fundabarrios donde pasaba hasta 15 días sin agua o cuatro días sin luz; a venir a encontrarme con esta nueva etapa de mi vida en España”, dijo en conversación con Cactus 24.
Permaneció tres días en Barcelona y posteriormente se fue a Valencia.
Aunque le ha costado adaptarse, reconoce que ha hecho esfuerzos por integrarse a la sociedad española. Además, logró luego de tantas reuniones y trámites burocráticos obtener la residencia a finales del año 2019.
Todos decían que no podía
Pedro salió de Venezuela decidido a sacar a sus parientes del barrio. Y no era porque vivir en el famoso barrio de Coro era para ellos fue un problema, sino que reconoce que los cambios en su país no se darán pronto. Él desea que sus hermanos y sus hijos vivan como él vive ahora.
Superó diversos desafíos como todo inmigrante. El primero de ellos fue conseguir trabajo. Luego de cinco meses y tras ser víctima de discriminación y menosprecio por ser joven y venezolano, logró su primera oportunidad en una barberia de la zona donde vivía.
Se refugió por nueve meses en un centro de refugiados para inmigrantes en la ciudad de Valencia. Ahí hizo amigos haitianos, afganos, iraníes y latinos. Participó activamente en programas de capacitación en diferentes oficios y fue asistido por la Cruz Roja.
Otro de los desafíos fue hallar un techo donde vivir. Explica que conseguir un apartamento es complicado porque en España hay que tener un contrato de trabajo mínimo por tres años, 1.500 euros, contratar a una inmobiliaria y pagar por adelantado entre 2 a 3 meses de alquiler y un mes de fianza.
“Con 18 años fue un desafío, fue todo un reto porque todos me decían que no podía, pero yo insistí porque mi sueño era traer a mi familia: mi esposa, mi hija, madre y hermanos”, señaló.
El frío fue otro de sus odiseas. Añora el calor coriano, pero reconoce que las bajas temperaturas de Valencia -en ocasiones- le han generado dolor muscular.
Pedro Moises alcanzó la meta de llevarse consigo a sus parientes más cercanos. Hasta la fecha, ayudó a 24 integrantes de su familia a llegar a España.
Pensando en ti, su primer sencillo musical
Pedro escribió sus temas musicales en periodos de soledad y mucha creatividad. A pesar de su vida migrante, no se conformó con únicamente trabajar para enviar remesas a Venezuela; sino que la fuerza y el ímpetu de su juventud le ayudaron a producir y grabar su primer sencillo musical –género reggaetón- Pensado en ti, bajo el sello discográfico de Valens Records, una productora conformada por venezolanos y cubanos.
“Es muy importante disfrutar el proceso y cada situación es una historia que contar…”, reflexiona.
El lanzamiento de su tema a través de su canal de YouTube es tan solo una primera conquista de su cartera de sueños en Europa que se materializó este 9 de junio del año 2022.
Pedro Moisés, “El Apóstol” –su nombre artístico- inició el proceso de grabación, maquetación musical y producción audiovisual hace seis meses.
Cuenta que en Coro, Venezuela, se relacionaba con jóvenes talentosos y participaba activamente en shows callejeros donde aprovechaba para demostrar su talento y capacidad de improvisación. Sus vivencias son la principal inspiración para escribir sus letras.
Daddy Yankee, su ídolo e inspiración de ascenso musical.
“Mi consejo es que siempre hay que luchar por los sueños sin rendirse y que luchar por un sueño es complementarlos con muchos factores como la disciplina ,energía ,amor, pasión, constancia ,esfuerzo y humildad y que ningún sueño es demasiado grande sólo hay mentes con sueños muy pequeño”, aconseja El Apóstol.
Cactus24 (16-06-2022)