¿Alguna vez sientes que te molesta todo? O tal vez no te hayas dado cuenta de que vas por allí refunfuñando y quejándote.
Nuestra manera de ser, cómo nos sentimos y en qué situación nos encontramos influyen en si nos molestan ciertas cosas y hasta qué punto. Habrá cosas o personas que te molestan cierto día y otro ni le das importancia. También habrá otras situaciones que te suelen parecer molestas más a menudo.
¿Qué te molesta?
Hay situaciones o comportamientos de otras personas que te gustaría que fueran de cierta manera. Pero las cosas no siempre son como nos gustaría y por eso puede que nos molesten. Ejemplos de cosas que te pueden incomodar:
Hay demasiada gente en el mercado, supermercado, exposición, concierto, autobús…
Qué poca gente hay en el restaurante, bar, discoteca, mercadillo…
Por qué la gente no mira por dónde va o por qué no se da cuenta que bloquea el paso.
Qué tono de voz tan estridente tiene aquella persona. Ese grupo o esa persona habla demasiado alto. Esa otra persona habla tan bajito que me cuesta escucharla.
La comida está demasiado hecha, demasiado poco hecha, sosa, salada…
El camarero es muy lento. El dependiente no me hace caso.
Ese compañero de trabajo pierde el tiempo, siempre interrumpe, tarda un montón en hacer esa tarea fácil, no cumple los plazos, es un entrometido, un sabelotodo, no se entera de nada etc.
Tu pareja o hijos siempre dejan la pasta de dientes abierta, la tapa del váter subida, las cosas tiradas por allí, no ayudan en casa etc.
Tu pareja o padres siempre te critican o no parecen estar nunca contentos con lo que haces.
Si te resuenen algunos de estos ejemplos te sugiero que hagas un examen de conciencia. ¿Cuantas veces al día te atrapas pensando algo parecido? ¿Cómo de a menudo te sientes molesto por algo? Si te pasa varias veces al día es muy probable que estés estresado.
Analiza por qué estás realmente molesto
Pregúntate por qué te sientes molesto. Seguramente te darás cuenta de que te sientes estresado o de que te sientes descontento con algún aspecto de tu vida. Tal vez las cosas en el trabajo o en tu relación de pareja no van como te gustaría. Puede que estés preocupado por tus hijos, padres, pareja o algún amigo. Quizá sientas que te falta tiempo para todo. Puede que simplemente estés llegando tarde a un sitio.
También hay cosas que nos molestan porque chocan con nuestros valores y creencias. Si valoramos mucho la puntualidad nos puede sacar de quicio cuando otros lleguen tarde. Cuando valoramos nuestro espacio personal, nos molestará cuando otros lo invadan por ejemplo acercándose demasiado en la cola del supermercado o del autobús. Si creemos en el trabajo bien hecho nos molestarán los compañeros que en nuestra opinión pierden el tiempo. Podría seguir enumerando ejemplos pero sólo quiero ilustrar cómo nuestra manera de ver las cosas influye en cómo percibimos las situaciones y nos puede causar molestias.
Cómo aliviar la sensación de molestia
Acepta las cosas como son
El primer paso es aceptar las cosas y a las personas como son. Tenemos nuestras creencias y experiencias que nos llevan a opinar que las cosas deberían ser de cierta manera; que las personas deberían actuar (a nivel personal y profesional) de cierto modo.
Ese modo es el que nosotros consideramos el más apropiado, educado, efectivo, en resumen, el mejor. Según mencionaba, nuestra opinión se basa en nuestras experiencias, nuestra forma de ver y vivir la vida y los recursos que tenemos para afrontar diferentes situaciones.
Por tanto, la próxima vez que emitas un juicio de valor o critiques el comportamiento de alguien, date cuenta que estás viendo la situación a través del prisma de tu propia realidad.
Tú decides cómo te hace sentir algo
En vez de trasladar la culpa de tu molestia e incomodidad a una situación o a otra persona, date cuenta que tú decides cómo te hace sentir algo. Si lo piensas bien seguramente te darás cuenta de que hay cosas que no te molestan cuando estás relajado.
Igual es una cosa que ni siquiera habías notado hasta ese momento (el ruido que hace el vecino encima de ti, los golpecitos que da un compañero con el bolígrafo u otros tics nerviosos). Una vez te has percatado no pararás de escucharlo.
Como decía antes también hay cosas que nos molestan debido a nuestras creencias. Cuando te molesta el comportamiento de alguien, reflexiona para qué te sirve molestarte y estresarte por ello.
Te recuerdo que tú decides si dejar que te saque de quicio o mejor ignorarlo y aceptarlo.
Elige tus batallas
Date cuenta cuando te molestas por nimiedades o por cosas que no puedes cambiar. Si no puedes influir en algo es mejor aceptarlo. Por ello, elige las molestias que te importan y pregúntate qué puedes hacer para cambiarlas. Puede ser cuestión de cambiar de actitud o bien de tomar la iniciativa de compartir con una persona lo que te molesta.
Cambia de actitud
Reflexiona si estás en modo víctima pensando cosas como “nadie me hace caso”, “nadie me ayuda”, “no me respetan” etc. Desde esta actitud victimista te enfrentarás a las situaciones con reproches y quejas. Pero si adoptas una actitud más proactiva tu mente buscará soluciones para eliminar las molestias y mejorar tu situación.
Entrena tu paciencia y empatía
A veces nos molestan ciertas cosas porque creemos que las haríamos más rápido o mejor. Si vives en una gran ciudad con un ritmo de vida rápido, puede que te haya pasado que vayas de vacaciones a un pueblo o una isla y te parezca que la gente actúa muy lentamente. Más que frustrarte y desear que vayan más rápidos tal vez debas reflexionar si el problema no está en ti. Puede que estés acelerado y tenso y necesites relajarte un poco.
Cuando nos molestan ciertas cosas o comportamientos también resulta útil intentar ponerte en el lugar del otro, es decir ser empático. Nos ayudará a darnos cuenta que no todos somos iguales ni hacemos las cosas de la misma forma, pero que no por ello tiene que ser peor.
Expresa tus sentimientos de forma asertiva
Pueden que te molesten cosas de otras personas que consideras importante para tu relación con ellos o para tu trabajo. Entonces toma la iniciativa de expresar con asertividad lo que te molesta. Ten cuidado de no atacarles con frases como “Es que siempre haces esto”, “Nunca me ayudas” porque se pondrán a la defensiva. Será más fructífero si les explicas cómo te hace sentir y te expresas en primera persona. Por ejemplo: “No me siento apoyado/valorado/respetado cuando…”, “Me molesta cuando…”, “No me gusta cuando…”, “Perjudica a mi trabajo cuando…”.
Detecta las generalizaciones
Tanto en tus pensamientos, cuando te sientas molesto, como cuando lo compartas con alguien, ten cuidado con las generalizaciones. Me refiero a palabras como “siempre”, “nunca”, “todo”. Las cosas no suelen ser tan definitivas. Cuando piensas que nunca te ayudan seguramente será una gran exageración. Si te atrapas pensando que alguien siempre hace algo que te molesta seguramente tampoco sea el caso.
Busca actividades para aliviar el estrés
Como mencionaba al principio, cuando nos sentimos molestos a menudo es un indicador de que sufrimos estrés. El estrés es un mecanismo que nos pone en alerta. Pero nuestro cuerpo y mente no están preparados para aguantar el estrés de forma continuada.
Por ello, revisa tu rutina diaria y asegúrate de incluir actividades para mejorar tu bienestar. Actividades que te diviertan como quedar con amigos para echarte unas risas, o dedicar tiempo a un hobby que te gusta, te sacarán de la rutina. También busca actividades que te relajen como darte un paseo, practicar la meditación, yoga o pilates por ejemplo.
¿Qué te molesta a ti?
¿Qué cosas te sacan especialmente de quicio? ¿Cuán a menudo te das cuenta de que te molestan ciertas situaciones en tu día a día? ¿Por qué crees que realmente te sientes molesto?