El corredor turístico del Puerto de La Vela fue decayendo desde el año 2019 luego del cierre de fronteras marítimas con las islas del Caribe Neerlandés: Aruba, Bonaire y Curazao.
Ya los coletazos de la emergencia humanitaria, la severa escasez de servicios públicos, la tasa de desempleos y el auge de la migración hasta mediados del año 2021 provocaron que los restaurantes, las discotecas y las posadas ubicadas en el paseo Generalísimo Francisco de Miranda hasta el sector Sixto Lovera, cerrarán sus puertas convirtiéndose La Vela en un pueblo fantasma, pese a su ubicación estratégica con vista al mar.
El 80% de la economía de la localidad dependía del intercambio comercial con la isla de Curazao.
Cifras de asociaciones y cámaras de comercio, estiman que unos 15 mil marinos y 42 mil familias fueron expuestos a la pobreza extrema en tres años del cierre fronterizo. Empresarios adscritos a Fedecámaras calcularon 300 comercios formales y de emprendimiento clausurados.
La secretaría regional de economía, reconoció en un medio de comunicación radial, la inexistencia de estadísticas económicas propias de la región lo que dificulta las posibilidades reales de cuantificar las pérdidas que registran los municipios costeros.
Consumo en precarias condiciones
A mediados del año 2021 el panorama ha cambiado para algunas pocas familias con acceso a divisas producto de los envíos de remesas, debido a un significativo número de veleños que forman parte de los 6 millones de venezolanos en el extranjero empujados por la necesidad económica. Otro grupo de ciudadanos viven de sueldos mínimos, tanto en la administración pública como en nuevos establecimientos.
Desde este 2022, emblemáticos restaurantes reactivaron sus servicios, entre ellos, el Barigua y el Faro Veleño; algunos empresarios inauguraron centros nocturnos, bodegones, tiendas, farmacias, salones de belleza y pequeños establecimientos de comida rápida a orillas del mar. De cada veinte nuevos establecimientos, 11 acaban de reabrir en La Vela y en el corredor turístico se contabilizan ocho, según datos oficiales.
El puerto que solo dependía de Curazao y las fuentes de empleo en la administración pública, se ha convertido en una zona de consumo en medio de condiciones precarias por la crisis de servicios públicos. Las calles de La Vela reflejan otra realidad: carrucheros de agua, pues la crisis hídrica no ha podido ser superada.
El pequeño oasis económico da lugar a una nueva exportadora, agente aduanal y agente de carga quienes instalados en La Vela esperan con expectativas el anuncio político del restablecimiento comercial con las islas. Sin embargo, cuatro agencias entre aduanales y navieras en el municipio Colina cerraron sus puertas a finales del año 2021 y sumaron el despido de más de 50 trabajadores.
Redacción: Jhonattam Petit