Estudios han determinado que los problemas económicos tienen un gran impacto psicológico causando diversos trastornos como la soledad, la depresión y la ansiedad en todas las edades, ¿Pero qué ocurre que estos trastornos son el pan de cada día de la población más vulnerable de nuestra sociedad?, nos referimos a los abuelos.
De acuerdo a una investigación psicológica y sociológica, estos trastornos como la soledad y la depresión en el adulto mayor son un problema de salud pública.
Estos trastornos se derivan de las transiciones de roles relacionadas con el envejecimiento entre las que destacan la jubilación, pérdida de familiares y/o amigos, abandono, cambios físicos como el estado de salud, movilidad, función sensorial y puntos de vista de la sociedad, dado que suele haber una discriminación hacia este grupo de edad, destaca el estudio.
En este sentido, Cactus24 narrará tres historias de adultos mayores de Punto Fijo. Al mismo tiempo se expondrá el punto de vista de un sociólogo, psicológico y gerontólogo para abordar cómo esta variable económica está afectando a los abuelos, quienes empiezan a sentirse menos productivos y al mismo tiempo cómo una pensión por jubilación o por vejez le está afectando su estado de ánimo, calidad y bienestar de vida.
Los adultos mayores entrevistados han manifestado sentirse “viejos, pobres y marginados” por llevar una situación precaria de su día a día.
“El abuelo no tiene quien le escriba”
“Hoy estoy de buen ánimo porque cobraré más de 100 (bolívares) la pensión. Con eso compraré algo de pollo o de carne, ya que con los 7 bolos (bolívares) solo me alcanzaba una harina y 3 bolívares de queso”, así expresó el señor Rafael de 73 años de edad que acudió al banco del Tesoro el segundo día de cobro de la pensión correspondiente del mes abril y pagada en el mes de marzo luego del decreto de aumento del salario mínimo a 130 bolívares.
Rafael comentó a Cactus24 que no hay ni un solo día en que no se sienta deprimido por su situación económica y familiar, pues confesó que tiene más de 30 años separado de su segunda esposa quien vive fuera del país con uno de sus hijos. Con ella tuvo cinco hijos y la mayoría está en el exterior, por lo que se encuentra solo y desprotegido.
“Esos (hijos) se fueron y me dejaron solo. Ni un nieto me va a ver porque sé que hay uno por allí que tiene familia y trabaja (Punto Fijo). Tengo años que no sé nada de mis hijos y nietos desde que se fueron por la crisis. Comprendo que ahora son padres y madres de familia pero ¿por qué olvidarse del padre si ellos ahora los son?, ¿Acaso ellos no llegarán a viejos? Espero que sepan criar bien a sus hijos para que no vivan como yo. Viejo y solo”, dijo Rafael con voz casi quebrada y ojos tristes al narrar un fragmento de su situación actual.
Rafael también contó que por muchos años trabajó en la refinería, en construcción y mecánica. Hace más de un año cobra pensión gracias a una vecina que le ayudó a realizar las diligencias respectivas para ser pensionado por Amor Mayor. Y es la misma vecina que lo ayuda dándole el almuerzo, mientras que otra le da el desayuno y guarda parte de ambas comidas para la cena. “Esas mujeres son como mis hijas. No tienen obligaciones con este viejo pero estoy agradecido”, dijo Rafael que vive en una pequeña casa en la bajada de Carirubana.
Una de estas mujeres también vende tortas, cauchitos y moños, dulces que les da a Rafael para que pueda venderlos en el centro de Punto Fijo, sobre todo en las colas de las estaciones de servicio.
En este sentido, el sociólogo y magíster en Orientación Laboral, Ceferino Narváez afirma que la población de la tercera edad que tiene una situación laboral y económica inactiva y en estado de abandono, vive de la caridad de los vecinos. Como el vivo ejemplo de Rafael.
También indica que debido a no ser una población activa económicamente se dedican a realizar trabajos u oficios pocos remunerados, y algunos fungen en los emprendimientos al no tener un poder adquisitivo estable como manutención o pensión.
Narváez, quien también es trabajador de la coordinación de Asistencia Social para el Adulto Mayor de la alcaldía Carirubana, reitera que esta situación afecta no solo la calidad y el bienestar de vida del abuelo, sino también su estado de ánimo por estar depresivo y ansioso por no adquirir por completo los alimentos o parte de la cesta básica, afectando su nutrición y su salud.
De igual forma, la psicóloga Daniela Iraola, sostiene que el poder adquisitivo es un detonante influyente en el estado de ánimo del adulto mayor, pues explica que el poder adquisitivo permite cubrir necesidades desde las más básicas hasta otras necesidades que, aunque no sean básicas, no dejan de ser importantes pero que apuntan al bienestar y a la calidad de vida de cualquier persona, pues el adulto mayor es una persona vulnerable desde el punto de vista físico, biológico, emocional y, por supuesto, también desde el punto de vista social.
Reitera la profesional que el abuelo al verse limitado y restringido, obviamente que su estado de ánimo se ve afectado, produciendo alteraciones y episodios de irritabilidad, de enojo recurrente que son agravados por esa situación, tomando en cuenta que hay una condición de base a nivel biológica.
“Éramos muchos y parió la abuela”
La otra historia que contactó Cactus24 es la de Berenice, de 78 años de edad con residencia en el sector Bicentenario de Punta Cardón, quien está a cargo de gemelos de 16 años de edad, hijos de su única hija que desde hace años ̶ perdió la noción del tiempo al no recordar desde cuando ̶ migró a Perú primero pero ahora está en Chile, según supo por un mensaje que le dejó la mamá de sus nietos por Facebook ya hace meses.
Berenice cuenta que al principio los padres de los gemelos Francisco Javier y Francisco Josué, les enviaban dinero para sus gastos dejando “libre” su salario como empleada doméstica, pero todo acabó cuando la pandemia por Covid-19 afectó su economía. Ahora, su hija y su yerno no envían dinero con regularidad, pues al llegar a Perú los dos tomaron rumbos diferentes, y Berenice no pudo trabajar más en casa de familia debido a la pandemia y enfermedad, pues debido a la crisis sufrió desnutrición y cuadro anémico. Además de lidiar con hipertensión y la diabetes.
La septuagenaria también revela que le costó adaptarse a esta nueva vida, una responsabilidad que no es suya de criar a dos adolescentes que con sacrificio los enrumbó para llegar al 5to año de bachillerato: “Ellos no son buenos estudiantes pero al menos pusieron el interés de llegar a 5to año”, dijo Berenice que, a pesar de no tener una entrada económica, estar desempleada y vivir de una pensión de 7 bolívares, “le echó pichón” para dar de comer, vestir y estudios a sus dos nietos quienes actualmente se dedicaron a trabajar para llevar el pan diario a la mesa.
“Me estaba volviendo loca con las tareas de estos muchachos porque yo nada más estudié tercer grado, y como ellos son flojos en el estudio tenía que pagar a otros maestros para que le explicaran o les hicieran los trabajos ya que ellos no querían poner de su cuenta”, recalca la adulta mayor.
Una investigación de Convitea revela que existe un crecimiento del número de ancianos con cargas familiares. Aunque no se tienen muchas investigaciones al respecto, todo hace indicar que sobre que algunos ancianos está recayendo una responsabilidad familiar importante que incluye, además del inevitable cuidado del cónyuge en caso de enfermedad o incapacidad, una buena parte del peso de la crianza de los nietos ̶ como el caso de Berenice ̶ y, de forma creciente, el cuidado de sus propios progenitores de muy avanzada edad.
De acuerdo a la experiencia de Elizabeth Theis, ingeniera jubilada de la UNFEM y miembro de ayuda del Club de Abuelos Josefa Camejo de Punto Fijo, son las mujeres quienes tienen mayor responsabilidad en la carga familiar y este factor acelera su estado ánimo, ya que “se mortifican” por la crianza y labores escolares de los nietos.
Además, agrega que dicha situación ha influenciado en el estado de salud y económico, ya que algunas no cuentan con manutención de sus hijos y se sostienen de los empleos u oficios que ellas realizan para subsistir.
“Tanto trabajar y no tengo na´”
La última historia es de Olga, una adulta mayor que a sus 82 años de edad aún trabaja en casa de familia. La mujer de cabellos totalmente blancos, con arrugas en sus ojos y piel, trabajó en el sector salud por 35 años y hace como 14 años está jubilada, pensó que al jubilarse viviría sus últimos años de una jubilación bien remunerada por sus servicios en los hospitales de Punto Fijo.
Olga dijo a Cactus24 que gracias a su salario de camarera levantó, junto a su esposo, a sus tres hijos dándoles estudios hasta la universidad. Pero ella no pensó que luego del gobierno de Hugo Chávez y de su sucesor Nicolás Maduro todo iba cambiar.
Olga y su esposo anhelaban por sus jubilaciones. Por gozar de ella y vivir felices en su hogar, pero al enfermar y el fallecimiento de su pareja todo cambió para ella. Aunado a eso, la situación económica de sus hijos era muy mala “como todo”, y decidieron migrar.
“A ellos (sus hijos) se les puso la cosa bien fuerte en el extranjero y ya no me podían mandar dinero con frecuencia”, dijo.
Es por ello que luego de 4 años de jubilada por el IVSS, empezó a trabajar en casa de familia “Solo es limpieza y cobro 5 dólares el día”, comentó la adulta mayor, quien reconoció que por su edad no debería trabajar, ya que entregó su vida entera limpiando y aseando los pasillos del hospital Cardón.
“Es lamentable, tanto trabajar para no tener nada, ni siquiera una pensión digna para cubrir tus necesidades básicas como es la comida, medicinas y otros gusticos que nosotros los adultos mayores nos damos por derecho. Porque déjame decirte que nosotros también somos consumidores, por el hecho de que somos viejos también nosotros gastamos para mantenernos bien pero con las migajas que cobras de la pensión no podemos”, enfatizó.
De acuerdo a esta percepción de Olga, un análisis del Instituto Nacional del Consumo, en España, orientado a “la tercera edad y el consumo», sostiene que el consumo de las personas mayores ha crecido tanto en valores absolutos como relativos. Pero cuando se utilizan criterios comparativos con el resto de la población, aparece, en el consumo de las personas mayores, una contracción del gasto, que es correlativa con la disminución de los ingresos que se produce a partir de la fecha en la que la familia, que vivía del trabajo de sus miembros activos, pasa a depender de las pensiones de jubilación o de viudez.
Aunque la referencia es tomada de un estudio de España, pues se asemeja con la radiografía que viven los adultos mayores venezolanos, en donde ellos expresan que en la insatisfacción de no poder adquirir con una liquidez mensual “insuficiente” comida, medicinas, servicios, hasta ropa y calzado en un país en donde predomina una inflación de 10,5% en el mes de marzo 2022, según registro de la Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) y con una Canasta Alimentaria valorada en 345 dólares.
Mientras que el Banco Central de Venezuela (BCV) informó que el país registró una inflación del 1,4 % en marzo, la cifra más baja desde agosto de 2012.
Reiteran que el Gobierno debería de regular los precios de los productos básicos para proteger la economía de las personas mayores.
Situación de género: El hombre, el más desanimado por su economía
Aunque no existe un registro oficial de parte del Gobierno o de una ONG, existen análisis desde la perspectiva de género sobre las condiciones de la actividad laboral y económica inactiva que está ubicada los adultos mayores.
De acuerdo a estas apreciaciones, el hombre al cumplir más de 65 años se ha visto afectado en los últimos 10 años por su situación económica, aunque hay datos ̶ no actualizados ̶ que entre los hombres adultos mayores, más del 50% permanece activo, según un artículo titulado “Situación del adulto mayor en la fuerza de trabajo: Venezuela 2012”.
Una tesis de Gerontología del año 2017, sostiene que la brecha de la situación laboral del hombre adulto mayor disminuyó por su condición física, biológica y de salud, además de la contratación de personas más jóvenes en sus puestos de trabajo. Aunado a ello, el bajo valor adquisitivo de las pensiones por jubilación y vejez afecta la calidad de vida, causando un deterioro aún más físico, psicológico y emocional en estas personas, propensas a desarrollar cuadros depresivos e incluso llegar al suicido.
El sociólogo Ceferino Narváez mencionó que, en la actualidad, la situación de género en la situación económica y laboral del Adulto Mayor es «un 50-50», pues considera que tanto la mujer como el hombre, “y dependiendo de su caso”, están padeciendo esta crisis por la depresión económica que se vive en el país.
Fotos e Infografías: Rut Cuauro Chirinos
Cactus24 (08-04-2022)