Muchas veces oímos comentarios mal intencionados y muchos de ellos son hechos por gente que conocemos, y lo peor es que generalmente vienen de las propias “amigas”. Creo que esta rivalidad vale la pena revisarla y analizarla como género, ya que si nos damos cuenta es algo muy frecuente entre las mujeres y no tanto en los hombres.
Rivalidad igual a envidia
Creo todas en algún momento de la vida hemos presenciado cómo las mujeres se destruyen unas a otras con adjetivos descalificativos. Muchas veces esto sucede no solo en presencia de la persona a la que se descalifica, sino peor aún a sus espaldas. Esto se podría tomar como rivalidad, la cual en la mayoría de los casos viene acompañada de una buena dosis de envidia.
Las Psicólogas británicas Susie Orbach y Luise Eichebam señalan que la envidia entre mujeres se refleja muchas veces en el hecho de ver a otras seguras de sí mismas. Esas que saben lo que quieren y por este simple hecho generan este malsano sentimiento. Alegan que la mayoría de las veces, las mujeres se fijan en esas aptitudes que otras demuestran y que ellas no han trabajado para sí mismas. Este es uno de los aspectos en el cual la rivalidad hacia otras se pone de manifiesto.
La rivalidad entre mujeres está reflejada en un libro escrito por la abogada Kelly Valen. “Twisted Sisterhood” en español “Hermandad Distorsionada”. Para ello entrevistó a 3.020 mujeres entre las edades de 18 a 86 años. Todas de distintos sitios de los Estados Unidos, donde indagó sobre cómo habían sido las relaciones con otras del mismo sexo. Valen declaró: “Me sorprendo al encontrar que muchas hemos sido heridas innecesariamente por la competencia, la negatividad inútil y otros juegos de manipulación, que solo socavan nuestra capacidad de creer realmente en un género”.
Valen dio cifras señalando que el 84% sufrieron a causa de otras mujeres. El 88% sintieron negatividad y mezquindad. El 75% dijeron sentirse heridas por los celos y la rivalidad de una amiga. Y casi 1.000 personas de las entrevistadas alegaron haber padecido depresión por problemas entre ellas. También añade que las mujeres apelan más al daño psicológico que al físico. Para Valen, las formas más habituales de destrucción entre mujeres son: la traición, la exclusión. los chismes, las críticas y los juicios de valor.
¿Por qué razón nos destruimos entre nosotras?
Además de las causas señaladas, otras de las razones de la destrucción y la rivalidad en nuestro género son:
*La envidia por la belleza física de otra.
*Razones laborales.
*La simpatía o la popularidad que genera en su entorno.
*La seguridad en sí misma.
*La fama.
*Mejor situación económica.
*Mejores oportunidades teniendo ambas el mismo nivel educativo.
*Por un hombre.
La rivalidad o agresión emocional entre mujeres, es algo ancestral. Proviene de protegernos a nosotras mismas y a nuestra descendencia. Y aunque ya no tenemos que marcar territorio para conseguir al hombre más fértil y así asegurar la supervivencia de nuestra especie.
Más allá de las razones antes expuestas, si lo analizamos bien, no existe motivo alguno que sea relevante como para no apoyarnos las unas a las otras.
Apoyémonos y acabemos con la rivalidad. Somos hermanas, primas, madres, amigas. ¿Por qué seguir en una rivalidad que no nos aporta nada y que nos carcome el alma? Si lo pensamos bien y nos apoyamos, todo sería diferente.
Lo más sensato es dejar de vernos como rivales, poniendo de lado los celos y las envidias, para aceptarnos con nuestras virtudes y defectos. Eso es parte de tener la autoestima alta.En lugar de destruirnos vamos a aportarnos más las unas a las otras y a mantener relaciones sinceras de amistad.
Antes de atacarnos, protejámonos. Si esto pasara ¿seriamos mejores mujeres? La respuesta es un rotundo SI. Quizás es una utopía, lo sé, pero estoy segura de que si educáramos a nuestro género para ser más solidarias, creando una competencia sana, practicando más el amarnos y aceptarnos, podríamos decir con propiedad que somos el verdadero sexo fuerte.
Es necesario dejar a un lado la rivalidad sintiéndonos seguras de nosotras mismas, de quienes somos y de lo que podemos lograr sin herir ni atacar a nuestras amigas, familia o compañeras de trabajo.
En vez de envidiar seamos portadoras de un mensaje de empoderamiento y unión femenina. Seamos socialmente fuertes, esta es la forma de servir de inspiración a otras y creo fervientemente en ello, así que recuerda: apoyándonos fortalecemos a nuestro género y crecemos personal y espiritualmente.
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