jueves, noviembre 7, 2024
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Los asesinos más macabros y perturbadores en Venezuela

Algunos son fríos, calculadores, metódicos, otros son perversos y macabros, cada uno con su manera de actuar, que los convirtió en asesinos. 

En unos casos fueron  desarrollando la psiquis de una persona perturbada, maltratada y agraviada desde su infancia, con conductas asociales que desencadenaron un detonante, otros decían que les hablaban “demonios” y aquellos que se dejaron llevar por la furia y el impulso.

En Venezuela son puntuales los asesinos que han encarnado las primeras planas como DorángelVargasEl Comegente”, Víctor Colmenares Lupión, Argenis Rafael Ledezma mejor conocido como “El Monstruo de Mamera” y también surgieron nuevos homicidas con el paso de los años.

“El Pintor comegente

Luis Alfredo González Hernández, conocido como “el pintor comegente” de apariencia desaliñada, cabello negro largo hasta el cuello, de tez morena, vestimenta descuidada, con una mirada penetrante, era para el 17 de abril de 2018 un ermitaño que pasaba sus noches y días en una finca, situada en San José de Barlovento, estado Miranda.

En aquella finca descuidada, con estructuras de madera corroída, habitaba el llamado “pintor comegente» de Barlovento.

“El pintor comegente” no era originario de Barlovento, había recorrido varias regiones antes de llegar a esta entidad mirandina. En Yaracuy fue acusado por violencia en el año 2015.

También estuvo en el sector Las Palmas de Río Chico, donde pernoctaba en un container abandonado, que se encontraba en la zona. Los vecinos de la región lo desalojaron, en ese entonces, debido a que fue acusado de matar a un caballo, comer partes de su carne y realizar artesanía con su piel.

Luego de un tiempo consiguió morada en la finca de Barlovento, que era propiedad de Lisandro Rosales García, un abogado y también pintor, que había dejado su vida en la ciudad para internarse en la zona montañosa, que rodeaba su propiedad.

Luis Alfredo González pasó un tiempo en la finca y en ese entonces los vecinos denunciaron ante la subdelegación del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de Río Chico que tenían días sin ver a Lisandro Rosales.

Los funcionarios acudieron a la finca y Luis Alfredo González les dijo que Lisandro se encontraba de viaje a los Estados Unidos y que él se había quedado cuidando. Los pesquisas del Cicpc insistieron y lograron ingresar a la propiedad. 

En la vivienda se encontraron restos óseos humanos, al igual que cerca de una piscina de la propiedad y en otros puntos de la finca. También descubrieron cuadros, una carta que había escrito Lisandro y la cédula y el «Carnet de la Patria» de una mujer.

El llamado “Pintor Comegente” confesó ante el Cicpc que había asesinado, descuartizado y comido parte de los restos de Lisandro. Dijo que usó la sangre para realizar pintura. Alegó que la víctima le había pedido que le quitara la vida debido a que estaba, según sus declaraciones, “enfermo con cáncer”.

Este hombre en el interrogatorio contó que comió el hígado de la víctima y lo aderezó con mango y sal, manifestó a los investigadores que le “respetó” los brazos a Lisandro, porque era con lo que él pintaba.

Se había conocido que encontraron muestras de sustancias de naturaleza hemática (sangre) en las pinturas colectadas en el sitio del suceso.

Durante el interrogatorio el “Pintor Comegente” no dio detalles de otras víctimas, pero  aún quedaron interrogantes de este caso, como la cédula de una mujer que encontraron en el sitio y la desaparición de un hombre, que estaba en situación de calle y que había sido visto en compañía del pintor.

“El endemoniado”

Dargluis José Cisnero Contreras, de 24 años, mató a sangre fría a tres miembros de su familia el 14 de diciembre de 2016. El dantesco crimen ocurrió en la casa 184 “Caridad”, situada en la urbanización Colinas de Las Rosas, sector Las Rosas en  Guatire, estado Miranda.

El tío de Dargluis José identificado como David Rodríguez, de 60 años, celebraba su cumpleaños en compañía de su hijo de 21 años, su sobrina María Alejandra Rodríguez Caña, de 32 años, la hija de ella, de tres años, y su otra sobrina Rosa Angélica Rodríguez, de 22 años.

Foto Lysaura Fuentes

La familia celebraba el cumpleaños cuando llegó Dargluis José. Este se le acercó a su tío de forma amenazante  pidiéndole dinero para comprarles unos juguetes a sus hijos debido a que quería dárselos el 24 de diciembre de ese año.

El sexagenario se negó a entregarle el dinero y Dargluis le gritaba a su tío que se los diera. Le decía que tenía “sombras negras” a su alrededor que le manifestaban que lo matara. Le vociferaba: “El diablo me dice que te mate”.

David Rodríguez intentó salir de la casa con los demás miembros de su familia, pero Dargluis se lo impidió y lo atacó a puñaladas hasta causarle la muerte. El joven prosiguió y le clavó el arma blanca varias veces a María Alejandra, quien también falleció en el sitio.

Foto: Lysaura Fuentes

El hijo de 21 años del sexagenario fue atacado hasta causarle la muerte con un objeto contundente por otra persona que acompañaba a Dargluis, y que no fue capturado. Mientras que Rosa Angélica Rodríguez logró sobrevivir al ataque debido a que fue rescatada por los vecinos de la zona.

La hija de tres años de María Alejandra fue encontrada con vida en una esquina de la casa, la pequeña vio cuando asesinaron a su madre.

El asesino fue llevado hasta una comandancia de la policía municipal de Zamora en la entidad. En el momento en el que estaba siendo ingresado a los calabozos, llevaba puesto un suéter rojo con capucha y un short, sus manos estaban todavía manchadas de sangre.  Cuando se le preguntó por el triple homicidio, él solo contestó que estaba arrepentido.  

“El Zapatero”

José Manuel Morgado Bello, era conocido como «El Zapatero» en el barrio “El 70” de El Valle. Había llegado a esta zona popular desde hace siete años. Se estableció en una vivienda de la zona, que le vendió una vecina.

Morgado siempre vestía camisas negras y gorras, no trabajaba, por lo que cometía robos en otras zonas. Desde que llegó a la comunidad comenzó a ganarse a sus vecinos siendo colaborador y atento, principalmente con los niños, a quienes les regalaba tortas y chucherías, lo hacía mayormente con los hermanitos Conde.

Roxana Alexandra Conde Graterol, de 10 años, Julianyeli Valeria Conde Graterol, de cuatro años, y Jonas Jonneiker Conde Graterol, de un año, vivían con su madre en una vivienda cercana a la de «El Zapatero».

Foto Lysaura Fuentes

El hombre frecuentaba la vivienda de los tres hermanos, ganándose su confianza ante la ausencia del padre de los niños, quien estaba detenido en un comando de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), situado en Coche, por los delitos de robo y presunta amenaza contra un menor de edad.

El 14 de septiembre de 2018 los tres menores se quedaron solos en su vivienda luego de que su madre saliera, desde tempranas horas, a llevarle comida al padre de los niños en el comando de la GNB. En ese momento llegó el pequeño Humberto Ruiz, de 10 años, quien siempre jugaba con los hermanos Conde, además que decía que la mayor de los hermanos era su novia.

«El Zapatero» aprovechó la ausencia de la madre de los tres niños para llevárselos a su vivienda bajo engaños,  al igual que a Humberto. En el sitio abusó sexualmente de las niñas y debido al grito de auxilio de uno de los menores, decidió asesinar a los cuatro con un objeto contundente para luego huir de la zona.

Debido a la desaparición de los menores, Wilfredo Ruíz, padre de Humberto, comenzó a buscarlos en compañía de los vecinos.

Foto: Lysaura Fuentes

En medio de la búsqueda llegaron a la casa de Morgado, y encontraron en una cama de la vivienda el cadáver de Jonas Jonneiker, de un año. También los cuerpos desprovistos de ropa de las niñas y detrás de una cortina se hallaba sin vida el niño Humberto Ruíz.

Foto: Lysaura Fuentes

Los pesquisas del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) trabajaron en el caso, a contra reloj, debido a que no querían que este hombre dejara más víctimas. Las investigaciones los llevaron hasta el sector La Quebradita, situado en la carretera Cúa-San Casimiro, estado Miranda, donde se mantenía escondido.

En este sector falleció en un presunto enfrentamiento con el Cicpc. Se conoció, en ese entonces, que Morgado vivió un tiempo en San Casimiro, estado Aragua, antes de llegar a Caracas, donde se manejaba que abusó de otros menores.

“El estrangulador”

Para el año 2015, Francisco Abraham García Hernández, de 34 años, tenía el perfil de un asesino en serie. Repetía el mismo modo de actuar con todas sus víctimas, presentaba una doble personalidad, era reservado, analizaba y seleccionaba a sus víctimas, que eran mujeres de tez morena, que consumían alcohol y drogas. Además las estrangulaba mientras tenía relaciones con ellas, un patrón que repetía en sus crímenes.

Francisco Abraham residió en el bloque 16 de la UD-3 de Caricuao. Su madre lo abandonó cuando era adolescente y fue obligado a irse de su hogar debido a sus conductas delictivas.

Deambulaba en Caricuao, donde era conocido como “El Niño”, en la parroquia Santa Teresa le decían “El Barrendero” y en Valencia (Carabobo) lo conocían como “El Cristiano”.

Sus víctimas fueron identificadas como Zuleima Josefina Echenique, de 56 años, quien era una mujer de la calle. El asesino la golpeó en la cara hasta causarle la muerte y la dejó en una habitación del hotel Firenze, en la parroquia Santa Rosalía.

Aleive Betzabeth Acosta González, de 25 años, se la pasaba en el bulevar de Caricuao, llevaba siempre a su hija de 13 meses en brazos. Tomaba alcohol y también consumía drogas. Fue estrangulada y su cadáver encontrado entre la maleza. El cuerpo de su hija fue localizado en el río Guaire.

Alejandra Carolina Castañeda Amaro, 38 años, trabajaba en un bar cercano a la Embotelladora Venezuela, donde laboró Francisco Abraham, en la avenida Navas Espinoza de Valencia, estado Carabobo. La mujer falleció estrangulada. Ella y el homicida habían estado bebiendo.

Ingrid Bello, de 35 años, se la pasaba por el bulevar de Caricuao y tenía tres hijos. La mujer estuvo bebiendo con Francisco Abraham y luego la encontraron estrangulada en un monte.

Luisa Josefina Arteaga Hernández, 66 años, frecuentaba la plaza Capuchinos, en la parroquia San Juan de Caracas. Consumía y vendía drogas. Francisco Abraham la mató de un golpe en la cara en la habitación 115 del hotel El Oeste.

Dorángel Vargas “El Comegente”

Dorángel Vargas fue el primer asesino en serie de Venezuela, nació el 14 de mayo de 1957, quien hasta 1999 se mantuvo en anonimato, llevando la vida de un indigente, en la población de Táriba, en el estado Táchira.

Aunque el hombre admitió haber asesinado y comido a 10 personas entre 1998 y 1999, su historia comenzó mucho antes. En 1995, la policía lo detuvo por primera vez, cuando fue declarado culpable de matar y comerse a Cruz Baltazar Moreno. Por ello fue enviado a un centro de rehabilitación psiquiátrico, donde fue diagnosticado de un grave caso de esquizofrenia paranoide.

Sin embargo los casos que más estremecieron a la población fue el asesinato de 10 hombres, que se esclareció el 12 de febrero de 1999 cuando miembros de Defensa Civil encontraron los restos de dos jóvenes y alertaron a las fuerzas de seguridad sobre su hallazgo. Tras una búsqueda por la zona encontraron los restos de seis cuerpos más. Una vez descartada la hipótesis de que pudiera tratarse de un área de liberación de cadáveres de alguna banda de narcotraficantes o de sectas satánicas, llegaron hasta una choza improvisada, donde vivía Dorángel Vargas, luego de ser inspeccionada por la policía, fueron encontrados varios recipientes, que contenían carne humana y vísceras, preparadas para el consumo, así como tres cabezas humanas, varios pies y manos.

Lupión: psicópata y violador  

Víctor Colmenares Lupión en el año 1993 fue divulgado en todos los medios de comunicación a nivel nacional e internacional por el dantesco homicidio de la modelo Marisol Da Silva (22) en el Parque Nacional El Ávila, cuando la joven hacía su rutina de entrenamiento y  fue víctima de abuso sexual.

La joven fue interceptada por Lupión, quien le preguntó si iba sola, ella le respondió que sí, cuando se internaron en el parque, el asesino sacó una navaja, abusó de Marisol, y luego en el momento que intentó escapar, el sujeto la apuñaló por la espalda y en el pecho, para luego quitarle la franela, con la que la estranguló.

Víctor Colmenares Lupión fue sentenciado por el juez 51 de primera instancia en lo penal José Figuera Medina a la pena máxima de 30 años de cárcel.

El 18 de julio de 1996 Lupión envió una carta a una jueza negando su participación en la muerte de Marisol. En la carta decía que el verdadero asesino había sido un abogado que huyó del país luego de cometer el crimen, la acusación la sustentaba en el hecho de que su hermano Octavio había sido asesinado unos días antes de un tiro en la cabeza. Solicitó a la juez medidas de protección para el resto de su familia.

El 27 de mayo del año 2011, una mujer se lanzó de un hotel, ubicado en el Rosal, en Caracas, cayó encima de un vehículo al tratar de huir de Lupión, quien para ese entonces había contratado sus servicios como prostituta. El hombre la quería obligar a tener relaciones sin protección y la había amenazado con unas tijeras.

En ese entonces Lupión fue internado en un recinto carcelario en Miranda. Este criminal era frío y calculador, manejaba el inglés y se hacía pasar por estadounidense para contratar a trabajadoras sexuales, luego de que tenían relaciones se negaba a pagar amenazando con matarlas, para ello sacaba su colección de navajas y llegó a ocasionarse heridas en sus dedos para generar temor en sus víctimas. Un patrón que repetía constantemente.

“El monstruo de Mamera”

Argenis Ledezma era un hombre oriundo de Ciudad Bolívar. Entre los años de 1967 y 1969 formó parte de las filas del ejército, además de pertenecer al escuadrón antiguerrilla, luego de que se retiró de la institución castrense decidió ingresar a la Policía Metropolitana (PM), en la cual se destacó obteniendo algunas distinciones y alcanzando el rango de distinguido. En esos años Argenis se mantuvo en la zona de Mamera en Caracas.

El distinguido tuvo una relación con una mujer a la que más adelante dejó porque se enamoró de la hija de su expareja, una menor llamada Rosa Elena Pinto, que contaba con apenas 11 años en aquel entonces, mientras que él tenía 26. 

Argenis Ledezma logró enamorarla, llevándola a vivir con él para luego casarse cuando ella cumplió los 13 años. A los pocos meses tuvieron a su primera hija y dos años más tarde un varón. Ya siendo madre de dos niños y con 16 años de edad Chena (apodo de Rosa Elena) comenzó a estudiar en la escuela primaria, en horario nocturno. Desde ese momento comenzaron los conflictos.

Chena

Rosa Elena desarrolló una amistad con tres jóvenes de la escuela; Douglas Nieves que en aquel entonces contaba con 17 años, Efraín Irausquin de 16 y finalmente Martín Mijares de 14. Los cuatro muchachos comenzaron a asistir con más frecuencia a fiestas y rumbas por el sector, provocando la ira de Ledezma, que golpeaba a su esposa y discutía también con los muchachos.

Chena terminó dejando al funcionario, a pesar de que todavía estaban casados, y comenzó una relación sentimental con Martín. Los vecinos decían: «Ahí va la mujer del policía» o «esa mujer todavía casada y anda de rumba en rumba», una situación que repudiaba Ledezma por afectar su reputación.

De un momento a otro desaparecieron los tres jóvenes, que eran amigos de Chena. Luego de interrogatorios a Ledezma, la presión de la familia de los muchachos y las insistencias en las acusaciones al policía, este terminó confesando el triple homicidio.

Argenis Ledezma quedó sentenciado a la pena máxima de 30 años, en la cárcel de San Juan de los Morros, estado Guárico. De su condena cumplió 21 años, debido a que redujeron su pena por “buena conducta” y por estudiar en la Universidad Nacional Abierta, donde se logró graduar de administrador.  Al lograr su libertad Argenis trabajó un tiempo en la Cervecería Regional y luego se fue a su ciudad natal en Bolívar.

Ledezma tenía el perfil de un asesino calculador, frío y perspicaz, además de su adiestramiento en la policía y en el escuadrón antiguerrilla. Mantuvo su actitud de “honorable” por un tiempo mientras se mantenían las investigaciones por el caso de los tres muchachos, logró pasar incólume la prueba del pentotal sódico (suero de la verdad).

 Incluso se conoció en ese entonces que acudía a sesiones espiritistas, comenzó a usar un collar y un cinturón, que estaban relacionados con la santería.

Ledezma logró por un momento salir librado de intensos interrogatorios, hasta que descubrieron el collar y el cinturón que llevaba, se lo quitaron, en ese instante comenzó a desmoronarse y confesó el triple homicidio que cometió, tres hechos que ejecutó con total frialdad y alevosía.  

Cactus24/ 22 de febrero de 2022

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