domingo, noviembre 24, 2024
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Cinco recomendaciones para recuperar la motivación

“No tengo ganas de nada”:Existen muchas razones por las cuales nos podemos llegar a sentir abatidos y sin ganas de hacer nada.

Pero, ¿por qué ocurre esto? Y, sobre todo, ¿Cómo recuperar la motivación y superar ese estado de apatía y tristeza?

El primer paso para comenzar a sentirnos mejor es comprender lo que nos pasa, ya que, a partir de ahí, vamos a llevar a cabo acciones encaminadas a aliviar nuestro malestar.

Por qué no tengo ganas de nada: 5 razones

1.- Episodios aislados de tristeza

Todos podemos llegar a tener un mal día y/o simplemente experimentar un estado de ánimo más bajo de lo normal en algún momento.

Se trata de aquellos días en los que, por alguna razón, nos sentimos más decaídos que otros.

Existen muchas razones por las que esto nos puede ocurrir. Algunas son más evidentes que otras, sin embargo, todas nos generan emociones similares.

Podemos tener un mal día porque nos dieron una mala noticia, por haber tenido problemas en el trabajo, con la pareja, por encontrarnos mal físicamente, etc.

Se trata de episodios aislados de tristeza que podemos estar experimentando por un tiempo determinado y que no duran más de 2 semanas.

2.- Depresión

Los cambios en el estado de ánimo son una parte natural en nuestras vidas, sin embargo, deja de ser normal cuando pasa de ser pasajero a un estado permanente.

Existe una gran diferencia entre la tristeza y algún tipo de depresión.

La depresión es una enfermedad mental cada vez más común que afecta negativamente a nuestra manera de pensar, sentir y actuar.

Entre los diferentes síntomas que causa la depresión se encuentran los sentimientos de tristeza, pérdida de interés por actividades que antes se disfrutaban, entre otros.

Este trastorno mental puede provocar una gran variedad de problemas emocionales y físicos, los cuales disminuyen nuestra capacidad para hacer una vida normal.

Es importante saber que la única manera de confirmar que se trata de una depresión es siendo diagnosticado por un profesional de la salud.

3.- Estar atravesando un proceso de duelo

Cuando tenemos una pérdida en nuestra vida (muerte de un ser querido, ruptura amorosa, pérdida del empleo o de la salud, etc.) atravesamos por un proceso de duelo.

Se trata de un proceso que tiene una duración aproximada de un año en el que la persona atraviesa por distintas etapas difíciles y profundas.

Durante estas etapas es totalmente normal que las personas presenten algunos altibajos emocionales.

Por lo que, en muchas ocasiones, las ganas de hacer cosas, incluso las actividades cotidianas, desaparecen.

Atravesar por este proceso tiene como objetivo que finalmente se logre aceptar y superar la pérdida para volver a tener una vida plena.

4.- Enfermedades físicas

Aparte de las enfermedades mentales, como pueden ser la depresión, ansiedad, etc.

Muchas enfermedades físicas también influyen directamente en nuestro estado de ánimo.

Algunas de estas enfermedades pueden ser las siguientes:

 Enfermedades de la tiroides       Cáncer, Dolor crónico, Trastornos gastrointestinales  y      Diabetes

Entre muchas otras que pueden estar teniendo una influencia directa en el estado de ánimo de las personas.

5.- Anhedonia

¿Sientes que has perdido la capacidad para disfrutar de las cosas que antes te gustaban?, ¿has perdido el interés por todo lo que te ocurre en la vida?

Aunque no es lo más probable, sobre todo si dejaste de tener ganas de hacer las cosas hace poco tiempo, debes saber que existe un padecimiento llamado: anhedonia.

La principal característica de este padecimiento, es precisamente la falta de interés que se ve reflejada en todas las áreas de tu vida.

Se trata de personas que llevan incluso varios años sintiendo que realmente no sienten placer por hacer cosas o compartir con otras personas.

Este padecimiento es difícil de identificar, por lo que es indispensable ponerse en manos de un profesional experimentado para ser evaluado y diagnosticado.

5 recomendaciones para aumentar la motivación cuando no tienes ganas de nada

1.- Hazlo sin tener ganas

Una de las técnicas que se utilizan en la terapia psicológica es la de la “activación conductual”.

Esto no es más que dejar de esperar a tener ganas para hacer las cosas y comenzar a hacerlas aún en la ausencia de ganas.

Seguramente te ha pasado alguna vez que empiezas a hacer algo porque “tienes que hacerlo” y al final las ganas aparecen.

Un ejemplo de ello puede cuando vas al gimnasio un día que no tienes nada de ganas y sentir como te vas activando después de unos cuantos ejercicios.

Esto aplica para cualquier tipo de actividad que queramos hacer. Una vez que empezamos, nos sentimos cada más motivados para continuar.

Por lo que vale la pena hacer un esfuerzo extra y comenzar a hacer cosas aún sin tener ganas.

Lo recomendable es comenzar por aquellas cosas que impliquen muy poco esfuerzo y de ahí continuar con otras que impliquen más esfuerzo.

Si lo hacemos de esta manera, no vamos a sentir el nivel de intensidad del esfuerzo, lo contrario a cuando queremos comenzar por lo más difícil.

2.- Háblate a ti mismo como si fueras tu mejor amigo

¿Cómo te sueles hablar a ti mismo?, ¿las cosas que te dices son positivas o negativas?, ¿te reprochas cada vez que no haces algo “bien”?

Detente un momento a pensar en la forma en la que te tratas y te hablas a ti mismo diariamente.

Probablemente, tú mismo estés actuando como tu peor enemigo y eso influye directamente en tu estado de ánimo.

Para ayudarte a salir de este estado emocional en el que te encuentras ahora, es necesario comenzar a modificar tu diálogo interno.

Deja por un momento a un lado ese crítico que llevas dentro e imagina que le estás hablando a tu mejor amigo y que necesita ser motivado.

¿Qué le dirías para hacerlo sentir mejor?, ¿de qué manera lo podrías ayudar para sentirse más motivado?

Si te es complicado hablarte con amabilidad a ti mismo, puedes practicar este ejercicio y pensar que es tu mejor amigo a quien le estás hablando.

3.- Adopta una pose de poder

¿Cómo es tu postura corporal ahora?, ¿sabías que tu postura corporal influye en tu manera de sentir y por lo tanto de actuar?

Y es que, está comprado científicamente que nuestro lenguaje corporal está directamente relacionado con nuestras emociones.

Por lo que, una manera de ayudarnos a mejorar nuestro estado de ánimo es hacer cambios positivos en nuestro cuerpo.

Cuando nos sentimos decaídos, esto también se ve reflejado en nuestro cuerpo.

La postura corporal de una persona con un bajo estado de ánimo podría ser la siguiente: espalda encorvada, caminar pausado, cabeza agachada, etc.

Por lo tanto, si queremos mejorar nuestro estado de ánimo, podemos adoptar alguna postura como la siguiente:

Espalda recta con los hombros relajados, mirada hacia el frente, brazos extendidos, aumentar el ritmo al caminar si este es muy pausado.

Toma en cuenta que esto te servirá de ayuda para sentirte mejor y más activo, sin embargo, no es lo único que tendrás que hacer.

4.- Los 4 minutos de actividad

Piensa 5 cosas que te lleven apenas 4 minutos aproximadamente o menos llevarlas a cabo.

Puedes hacer una lista de estas 5 actividades y enumerarlas de la que te cueste menos trabajo hacer a las que más.

Si estás en casa sin ganas de hacer nada y te gustaría comenzar a activarte, puedes hacer cosas como por ejemplo:

Lavarte los dientes, lavar los platos, ordenar alguna zona de tu habitación (la mesita de noche, tu cama, etc.), recoger la mesa, entre otras cosas.

Elije las actividades que desees y/o que tengas que realizar porque son parte de tu rutina diaria y comienza a cronometrar tu tiempo en cada una de ellas.

Es bastante probable que al haber terminado de realizar todas te sientas con más energía y seguramente también más motivado para hacer más cosas.

5.- Realiza un ejercicio de respiración

La respiración es un elemento clave para la regulación de los sistemas del cuerpo.

Y es que, respirar bien o mal, puede hacernos gozar de buena salud o enfermar.

El mecanismo de la respiración está intrínsecamente relacionado con las emociones.

Esta es una de las razones por las cuales vale la pena aprender a regularla de manera adecuada.

Uno de los ejercicios de respiración que se utiliza mucho en terapia y que recomiendo al 100% es el de la respiración diafragmática.

Para practicarlo solo tienes que hacer una respiración profunda sintiendo como tu abdomen se expande, retienes el aire unos segundos y lo sueltas por la boca lentamente.

Espera por lo menos 10 segundos entre una respiración y otra. Puedes practicarla las veces que necesites.
Acude con un profesional de la salud

Si llevas ya mucho tiempo (más de 2 semanas, meses, incluso años) con esta sensación acude con un profesional de la salud.

El profesional te va a diagnosticar y va a determinar si estás teniendo algún problema orgánico o se trata de un problema psicológico.

También se encargará de brindarte el tratamiento más adecuado según tu situación individual.

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