Miles de sudaneses alieron hoy a las calles para protestar contra el golpe de Estado del general Abdel Fattah al Burhan. «No hay vuelta atrás posible» afirman los opositores al golpe. Al menos dos manifestantes murieron por disparos de las fuerzas represivas del gobierno.
Cinco días después del golpe de Estado militar que frenó las esperanzas de un cambio democrático en Sudán, los opositores al mando del general Burhan convocaron a una «manifestación del millón» para este sábado con el fin de exigir el retorno al proceso de transición democrático iniciado en 2019 tras la revuelta popular que puso fin a tres décadas de poder del dictador Omar al Bashir.
De acuerdo con testigos presenciales decenas de miles de sudaneses marcharon por las calles de Jartum y otras ciudades del país, los opositores al gobierno militar portaban banderas del país y corearon consignas contra el general golpista. «este país es el nuestro, y nuestro gobierno es civil» cantaron los manifestantes e nla capital.
El viernes de noche, víspera de la manifestación, las fuerzas de seguridad dispararon granadas lacrimógenas sobre los manifestantes que protestaban en el norte de la capital, Jartum, al tiempo que recurrieron a otras medidas de fuerza para desmontar las barricadas erigidas en distintos puntos de la ciudad. Este 30 de octubre «recuperaremos las conquistas de la revolución, aseguró un manifestante que protesta en Omdurmán, una ciudad colindante con la capital en el otro extremo del Nilo Blanco;
Tras el golpe de estado el lunes 27 casi todos los dirigentes civiles que formaban junto con los militares parte del gobierno de transición fueron detenidos, mientras que diversas instituciones fueron disueltas, incluidos el parlamento y las organizaciones sindicales. La represión ha sido una constante; según diversas fuentes médicas al menos 8 personas han muerto y más de 170 fueron heridas. Los medios de comunicación han sido también blanco de la represión de los militares. El viernes, el periódico Al-Democrati fue cerrado y el personal de guardia fue obligado a dejar las instalaciones, aseguró uno de los periodistas de ese medio; la víspera, los militares tomaron por asalto la televisión pública y su director, partidario del poder de los civiles, fue obligado a renunciar. Aun así la determinación de los opositores al general Burhan parece más fuerte que nunca.
Este sábado los servicios de telefonía, así como internet se encontraban suspendidos, y las fuerzas de seguridad habían bloqueado los principales puntos de acceso a Jartum.
Los llamados a la contención de la fuerza y las advertencias a los militares sobre el riesgo de una nueva ola represiva se multiplicaron en las últimas horas. 3el mundo mira y no tolerará más sangre», advirtió Amnistía Internacional, en tanto que el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, exhortó a los militares a «hacer gala de moderación y no causar más víctimas».
Sudán ha vivido bajo regímenes militares casi todo el tiempo desde su independencia en 1956. En 2019, tras seis meses de movilizaciones ininterrumpidas, la población obligó a renunciar al dictador Omar Al-Bashir, un corrupto militar que ahora está encarcelado en la prisión de alta seguridad de Kober. Una de las consignas de los manifestantes de este sábado es que el general Burhan sea también encerrado en Kober.
Los Estados Unidos, así como el banco Mundial suspendieron la ayuda económica al país localizado en África del este, en tanto que la Unión Africana suspendió a Jartum de su participación en ese organismo. Pero no es suficiente. Países como Egipto, los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y China tienen fuertes intereses en el país, aunque los opositores a los militares cuentan con la experiencia de organización alcanzada durante las protestas del 2019.
RFI
Cactus24/31-10-2021