Las horas pasan, se remueven escombros y la incertidumbre de las familias se convierte en una certeza fatal, aunque no lo quieran decir.
Algunos perdieron la paciencia. “Sabemos que hacéis todo lo posible pero no es suficiente, ¿cómo puede ser que todavía no sepamos nada?”, se quejó una familiar, según una grabación realizada en el centro de reunificación.
Los familiares de los desaparecidos empiezan a perder la paciencia por la falta de noticias en el rescate
Si las cosas van mal, siempre son susceptibles de empeorar, las cifras se elevaron las defunciones a 9, quedando aún más de y 150 desaparecidos, se vieron complicadas por un incendio entre las ruinas. “Es un fuego profundo”, dijo la alcaldesa Daniella Levine Cava.
Los familiares ahora lloran por el dolor, luego llorarán de rabia.
El ingeniero Frank Morabito ya advirtió del peligro hace tres años. El experto encontró en el 2018 evidencias de daños estructurales importantes en la losa de hormigón debajo de la plataforma de la piscina. En su informe constató la existencia de numerosas grietas y la fragmentación de columnas, vigas, y muros del aparcamiento, en el subsuelo de la torre de doce plantas.
Ese documento proponía un proyecto de reforma multimillonario, que acabó pronto en algún archivador de la asociación de propietarios que gestiona este complejo Champlain, en el barrio de Surfside. Morabito no incluyó que hubiera riesgo de colapso, si bien subrayó que la reparación permitiría “mantener la integridad estructural” de este edificio de 136 pisos. Se desplomaron 55.
Este informe se suma a otro estudio de la Universidad Internacional de Florida, del 2020, en el que se constató que este inmueble en el frente marítimo, construido en 1981 en un terreno ganado a los humedales, se hundía en el suelo a velocidad exagerada.
Miami tiene abierta una batalla profunda en las trincheras del cambio climático, con enormes inversiones para elevar los edificios más cercanos a la costa ante el incremento del nivel del mar, el constante incremento de las inundaciones en las calles o en los parkings, siempre al límite entre el paraíso y la precariedad.
Y ahora muchos se preguntan: ¿Cómo puede suceder algo así en Estados Unidos, el país más rico del mundo y el más avanzado? La codicia inmobiliaria ha dado la espalda a la emergencia ambiental. La cuestión resuena más allá de la ciudad y las fronteras estadounidenses. Este inmueble se describe como una pequeña ONU por la representación de países entre sus residentes.
La Vanguardia reseña que su desplome es una tragedia multicultural en una metrópolis que conecta América del Norte y del Sur. Lugar de acogida de las fortunas reales y las soñadas por los latinoamericanos y donde el español es la lengua oficiosa. Solo hay que seguir estos días las ruedas de prensa. Ya es más que conocida la expresión de que Miami es la capital de Sudamérica.
CACTUS24 27-06-21