miércoles, abril 24, 2024
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Chile castiga a la clase política tradicional y confía a independientes liderar el cambio

La ciudadanía de Chile ha encargado a personas ajenas a los partidos tradicionales impulsar un proceso de cambio a partir de la redacción de una nueva Constitución, otorgándoles en las elecciones de este fin de semana casi un tercio de los 155 escaños de la convención que elaborará el nuevo texto.

Los independientes son ciudadanos que defienden diversas causas y sensibilidades, desde el feminismo al medio ambiente, la educación, la justicia social o la salud, y que presentaron su candidatura para la ocasión, siendo esta la primera vez en la historia en la que se ha permitido que personas ajenas a estructuras de los partidos políticos tradicionales postularse a unas elecciones.

Su éxito conecta este proceso constituyente con el estallido social de octubre 2019 en el que se gestó, que motivó a los ciudadanos a participar directamente en la construcción del nuevo modelo de país que reclamaban en las calles.

Los partidos políticos tradicionales han sido los grandes derrotados de esta doble jornada electoral (sábado y domingo), logrando una representación muy inferior a la esperada, en especial la candidatura de la derecha oficialista, que se ha quedado muy por debajo del tercio de los asientos a los que aspiraba.

La suma de las dos listas de los partidos de la oposición de izquierda también ha quedado lejos de alcanzar por sí misma los dos tercios que se les llegó a atribuir antes de las elecciones.

Con el 96,2% de los votos escrutados, los independientes han obtenido 48 escaños, las dos grandes listas de la oposición de izquierdas han sumado 52 (27 de Apruebo Dignidad y 25 de Lista del Apruebo) y la derecha, que se presentaba en una única lista denominada Vamos por Chile, ha alcanzado 38.

La composición de la convención, que aún tendrá que pasar por una corrección paritaria para dar cabida al mismo número de hombres que de mujeres, incluye también a 17 miembros de pueblos indígenas, cupo fijo que ya tenían reservado. Entre ellas estará la conocida líder mapuche Francisca Linconao. 

«Estamos siendo interpelados por nuevas expresiones y liderazgos. Es nuestro deber escuchar con humildad y atención el mensaje de la gente», ha dicho el presidente de Chile, Sebastián Piñera, tras conocerse los resultados, al tiempo que ha afirmado que los partidos tradicionales no están «sintonizando adecuadamente con las demandas y anhelos de la ciudadanía».

Víctimas de un descrédito general de las instituciones, los candidatos de la clase política tendrán que buscar grandes acuerdos con los independientes para generar la nueva Carta Magna, que vendrá a sustituir a la actual, promulgada en 1980, durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

«No hay duda de que estamos viviendo una derrota transversal. Una derrota que nos tiene que hacer reflexionar. No hemos sabido interpretar a la mayoría de ciudadanos», ha dicho Mario Desbordes, precandidato presidencial de la derechista Renovación Nacional.

«Hay un cuestionamiento de la clase política, la gente quiere cambios, quiere ilusiones nuevas, quiere propuestas», ha expresado el excanciller y precandidato presidencial Heraldo Muñoz, del socialdemócrata Partido por la Democracia (PPD).

Cambios profundos

Los independientes marcarán la pauta en el debate de la nueva Carta Magna pero no podrán hacerlo por sí mismos, ya que no alcanzan los dos tercios de la representación en la convención constituyente, proporción necesaria para aprobar cada norma que se quiera incluir.

Pero en general son afines a posiciones progresistas, por lo que se prevé que en muchos aspectos sintonicen con una parte de los constituyentes de la oposición de izquierdas, sumando los apoyos que permitan llevar a cabo cambios profundos en el modelo de país.

«Están dadas todas las condiciones para poder impulsar procesos de cambio mucho más sustantivos, es lo que se espera y es factible», ha explicado a la agencia Efe el académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile Octavio Avendaño.

«Esto es un triunfo categórico del cambio, de los deseos de transformación de nuestro país para tener un Chile más digno, más justo y más próspero», ha abundado al respecto el excanciller Muñoz.

Necesidad de acuerdos

Aun así, la heterogeneidad de intereses que representan los constituyentes, que encuentra un grado más de profundidad dentro de cada uno de bloques, con posiciones divergentes en algunos temas, obligará a llevar a cabo amplias negociaciones para impulsar determinados preceptos.

Esto conforma una «convención variopinta» en la que ninguna de las listas alcanza por sí sola dos tercios de escaños, por lo que los electos «van a tener que llegar a acuerdos», apunta Avendaño.

«Las reglas para la convención se hicieron y se diseñaron para la construcción de acuerdos. Los resultados que estamos viendo hoy día hacen imprescindible estos acuerdos», ha dicho, por su parte, la exministra de Educación Marcela Cubillos, de la derechista Unión Demócrata Independiente (UDI).

La asamblea constituyente, la primera paritaria del mundo y conformada exclusivamente por miembros electos, tendrá hasta un año para redactar la nueva Carta Magna, la primera que nace de un proceso plenamente democrático en la historia del país.

En 200 años de independencia, Chile ha tenido tres Constituciones (1833, 1925 y 1980) pero ninguna redactada por una convención ciudadana elegida en votación popular.

El proceso culminará en 2022 con un plebiscito de salida y con voto obligatorio para aprobar o rechazar finalmente la nueva Carta Magna, que sustituiría a la actual, heredada de la dictadura de Pinochet y repudiada por su origen dictatorial y por privatizar servicios básicos como el agua o las pensiones.

Aunque todo apunta a que la nueva Carta Magna será refrendada, los expertos auguran un escenario incierto y de alta complejidad política en el caso de que gane la opción del «no».

La convención comenzará a sesionar en junio y necesitará al menos dos tercios de los votos de sus 155 miembros para aprobar las normas del nuevo texto, un mecanismo que hará imprescindibles los grandes pactos entre las fuerzas políticas.

El antiguo edificio del Congreso, ubicado en Santiago, será el lugar de reunión de la convención, que trabajará de forma paralela e independiente al actual Parlamento, y que todavía debe determinar si las sesiones serán a puerta cerrada o abierta.

 

Cactus24 17-05-21

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