Barr había apoyado las teorías conspirativas de Trump antes de la contienda sobre el voto por correo y una vez clara la victoria de Biden ordenó en un movimiento sin precedentes a todos sus fiscales que investigasen las abundantes pero infundadas denuncias de fraude electoral.
Semanas después, tales investigaciones no arrojaron resultados y Barr abandonó este martes el barco de Trump al afirmar en una entrevista con la agencia AP, recogida por Efe, que sus fiscales no han podido probar el supuesto fraude que el presidente mantiene que hubo contra él, convirtiéndose en la deserción de más alto perfil hasta la fecha.
«Hasta la fecha, no hemos visto un fraude de tal magnitud que pudiera haber afectado un resultado diferente en las elecciones», señaló el fiscal general, citado por medios estadounidenses. Esto después de que el pasado 9 de noviembre, seis días después de las elecciones, Barr instruyese a todos los fiscales del Departamento de Justicia a investigar supuestas irregularidades antes de que los resultados fuesen definitivos.
Con ese movimiento, recuerda Efe, el fiscal general rompió con una norma de no interferencia federal en investigaciones de fraude electoral, que son competencia de los estados ya que son ellos los que encargan de la organización de los comicios.
Barr alertó en ese momento del peligro de «que una mala conducta electoral no pueda rectificarse de manera realista», por lo que puso a todos los fiscales federales del país al servicio de la estrategia de Trump.
Tres semanas después, sin embargo, la mayoría de estados ya han publicado sus resultados oficiales confirmando la victoria del demócrata Biden en sitios como Michigan, Pensilvania, Wisconsin, Arizona o Nevada, en los que Trump había denunciado el supuesto fraude.
Las palabras de Barr no fueron bien recibidas por la campaña de Trump, que le desautorizó con vehemencia, recoge Efe. «Con el debido respeto al fiscal general, no ha habido nada parecido a una investigación del Departamento de Justicia», apuntaron en un comunicado Rudy Giuliani y Jenna Ellis, abogados de Trump.
Sin esgrimir una sola prueba, el equipo legal del mandatario saliente dijo que había «reunido una amplia evidencia de votación ilegal en al menos seis estados, que no han sido examinados» y que tiene «muchos testigos que juran haber visto delitos cometidos en relación con el fraude electoral».