A juzgar por la escena, este será un día de elecciones como ningún otro.
En el centro de Washington, el sonido de martillos y herramientas eléctricas inundaba las calles el lunes mientras trabajadores tapiaban decenas de negocios. En la ciudad de Nueva York, diversos negocios, desde la tienda insignia de Macy’s en Herald Square hasta establecimientos de lujo en el vecindario de Soho, en Manhattan, ya habían cubierto sus ventanas.
Escenas similares se desarrollaban en Denver y en St. Paul, Minnesota, debido a que los propietarios de negocios temen que los comicios del martes puedan desencadenar la clase de disturbios que se registraron hace unos meses.
A unos cuantos pasos de la Casa Blanca, trabajadores de construcción cargaban grandes tableros de madera contrachapada. Manzana tras manzana, la mayoría de los negocios estaban tapiados. Algunos dejaron sólo una puerta abierta, con la esperanza de atraer algunos clientes.
“Tenemos que estar listos”, dijo Ali Khan, de 66 años, quien trabaja en una licorería ubicada en el centro de Washington que ya estaba tapiada y donde miles de dólares en mercancía fueron robados durante las protestas de junio. “Rompieron las ventanas y simplemente se fueron con todo”.
Las autoridades de Washington prometieron mantener la paz, y la policía informó que todos los miembros del departamento estarían trabajando durante el día de las elecciones.
“A algunas personas les gustaría causar caos y problemas”, dijo la alcaldesa Muriel Bowser. También comentó que nunca había visto tantos negocios tapiados. “Todo eso me entristece”.
Algunos activistas se preparaban para otra ocupación a largo plazo de la plaza Black Lives Matter, ubicada a una cuadra de distancia de la Casa Blanca.
En la ciudad de Nueva York, un memorándum del departamento de policía enviado a los agentes señalaba que esta era “una de las elecciones presidenciales más disputadas de la era moderna” y que “podría no declararse” un ganador “hasta dentro de varias semanas”.
La policía ha estado realizando ejercicios de simulación para prepararse ante posibles disturbios y ha asignado a cientos de agentes a labores de vigilancia.
“Queremos ser sumamente cuidadosos de no patrullar de más, debido a que eso podría enviar una señal, ni patrullar de menos”, comentó John Miller, subcomisionado de inteligencia y antiterrorismo del departamento.
La semana pasada, el alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, comentó durante una entrevista en un programa de una estación de radio local que era demasiado pronto para predecir lo que ocurriría, pero que la ciudad estaría lista.
“Vamos a estar preparados para muchas manifestaciones, protestas prolongadas, y la posibilidad de que diversos grupos de protesta se confronten entre sí”, señaló. “Si algo se torna violento, vamos a detener eso inmediatamente”.