El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, rechazó hoy cualquier tipo de diálogo con la oposición y acusó, por primera vez, a Estados Unidos de dirigir las protestas antigubernamentales con la complicidad de la Unión Europea (UE).
EEUU, ORGANIZADOR DE LAS PROTESTAS
“Estados Unidos lo planea y lo dirige todo y los europeos le siguen el juego. Lo que les dicen, lo hacen”, dijo Lukashenko al reunirse con los trabajadores de la cooperativa agrícola Dzerzhinski.
Consciente de que una posible huelga general pondría contra las cuerdas a la considerada última economía planificada de Europa, Lukashenko acudió hoy otra vez a una reunión con los trabajadores estatales, ante los que volvió a enarbolar el espantapájaros de una inminente agresión occidental.
Mientras la líder opositora, Svetlana Tijanóvskaya, llamaba a primera hora del día a los trabajadores a declararse en huelga, Lukashenko intentaba por la tarde convencerles de que lo que está en juego no es su permanencia en el poder, sino la soberanía nacional.
Lukashenko denunció que en Varsovia se ha creado un “centro especial” y consideró que “no es casual” que los tanques avancen y los aviones vuelen cerca de las fronteras de Bielorrusia.
“Ellos nos montaron este lío. Y Rusia tiene miedo a perdernos. Occidente decidió de alguna forma tirar de nosotros, como vemos ahora, contra Rusia”, señaló, como informó la agencia BELTA.
Según ese plan, las potencias occidentales quieren crear un “corredor Báltico-mar Negro, un corredor sanitario integrado por las tres repúblicas bálticas, nosotros y Ucrania»
«Nosotros somos el último eslabón”, subrayó.
OCCIDENTE, ENEMIGO DEL PUEBLO
En los últimos meses, Lukashenko, en el poder desde 1994, no ha dejado de cambiar de guión, dependiendo de la coyuntura internacional, en lo que se refiere a los enemigos del Estado
Durante la reciente campaña electoral, acusó a Rusia de apoyar a los candidatos opositores y de planes de desestabilizar la situación en Bielorrusia, pero tras el estallido de las protestas redirigió sus ataques contra países europeos, como Polonia o la República Checa.
El secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, fue en febrero pasado el más alto cargo en visitar Minsk en un cuarto de siglo, tras lo que Bielorrusia recibió dos partidas de petróleo vía marítima para llenar el vacío dejado por el crudo ruso.
Aunque mantuvo silencio los primeros días, Pompeo ha expresado su apoyo a las demandas de la oposición de cesar la represión policial, convocar nuevas elecciones y liberar a todos los detenidos.
Por eso, ahora, para Lukashenko, Pompeo es, irónicamente, “el ‘gran amigo’ del pueblo bielorruso”.
El presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, tampoco han salido ilesos.
El líder bielorruso se ofreció a mediar entre Macron y el movimiento de protesta de los chalecos amarillos y, sobre Alemania, denunció las críticas a Minsk cuando no saben manejar ni la pandemia de la COVID-19 ni las manifestaciones contra el Gobierno.
Para justificar la movilización de tropas en la frontera con la OTAN, alertó de que los Estados vecinos llevan a cabo maniobras militares con la vista puesta en intervenir en el país.
“¿De qué se trata? Se preparan por si hay necesidad de una invasión”, aseguró, al tiempo que denunció intentos de anexionarse la región de Grodno, limítrofe con Polonia y Lituania y escenario de multitudinarias protestas opositoras.
ADVERTENCIAS A PUTIN
Lukashenko manifestó que “ahora, la patria está en peligro”, ya que enfrente están las fuerzas de la OTAN, de lo que dijo ha advertido por teléfono al presidente ruso, Vladímir Putin.
“Coincidimos en todo. Este no es sólo un problema bielorruso, como dicen algunos en Rusia. El problema bielorruso para Rusia no es menos importante que para Bielorrusia. Atacan a Rusia, antes que nada. Pero quieren aplastarnos. No podrán. ¡Resistiremos!”, declaró.
Y adelantó que el sábado se desplazará precisamente a Grodno para inspeccionar a las tropas desplegadas esta semana en dicha región.
Aseguró que desea la paz y tranquilidad para aquellos que quieran trabajar, pero mencionó por vez primera la posibilidad de declarar el “estado de excepción”.
“Me pueden condenar o no, pero mientras sea presidente aplicaré una política dura para la estabilización de la situación en el país”, recalcó.
REPRESIÓN DE PROTESTAS Y HUELGAS
En su reunión con los trabajadores de la cooperativa, Lukashenko también prometió solucionar la crisis en los “próximos días”, sin especificar cómo.
“La situación en el país está muy politizada, pero no hay que pensar que es catastrófica. Esto es mi problema y yo debe solucionarlo. Y lo haremos. Créanme, en los próximos días los solucionaremos”, resaltó.
La Fiscalía advirtió hoy a los bielorrusos contra la participación en manifestaciones no autorizadas, dos días antes de que el domingo la oposición celebre otra multitudiniaria marcha en Minsk, donde el pasado domingo reunió a más de 200.000 personas.
En cuanto a los huelguistas, la Fiscalía les amenazó con responsabilidades disciplinarias por ausentarse de su puesto de trabajo por motivos políticos.
Según la prensa, el KGB ha detenido ya a varios líderes huelguistas, otros han sido citados a declarar ante el Comité de Instrucción y alguno más se exilió en el extranjero.
NO AL DIÁLOGO
En cuanto a los llamamientos opositores al diálogo, aseguró que él sólo habla con los trabajadores y rechazó la posibilidad de repetir los recientes comicios presidenciales cuya victoria se le adjudica con el argumento de que el país no puede permitirse dedicar seis meses a su organización, cuando la economía nacional ya ha sufrido pérdidas millonarias con las protestas y las huelgas.
“Ya celebramos elecciones. Vivamos tranquilos”, declaró al respecto.
Afirmó que el consejo coordinador opositor de traspaso del poder es un “bonito nombre”, pero estimó en “cinco los gobiernos en el exilio”, en alusión a los opositores que han tenido que huir del país.
Describió a Tijanóvskaya, exiliada ahora en Lituania, como una mujer “normal” que se preocupa por sus hijos, pero que ha sido manipulada por los servicios secretos occidentales.
El abogado de Tijanóvskaya presentó hoy ante el Tribunal Supremo un recurso para declarar como no válidas las elecciones del 9 de agosto, en las que, según datos oficiales, Lukashenko fue reelegido con más del 80 % de los votos
Ante las acusaciones, el consejo opositor respondió que sus objetivos principales son la liberación de los detenidos y la convocatoria de nuevos comicios y recalcó que el mandato de Lukashenko concluye el 5 de noviembre.
Al respecto, el opositor y exembajador bielorruso en EEUU Valeri Tsepkalo, aspirante a la Presidencia en el exilio, se refirió hoy en rueda de prensa en Kiev a la posibilidad de que en Bielorrusia se repita el «escenario venezolano» en el que existe una dualidad del poder debido al rechazo internacional al jefe del Estado.
Cactus24 21-08-20