¿Has escuchado hablar del síndrome del gemelo perdido o gemelo evanescente? Este es un tema interesante que no deja de tener su misterio y su encanto. El 15 por ciento de los embarazos de un bebé comienza siendo gemelar. Pero de pronto uno de ellos interrumpe su formación y al poco tiempo… ¡desaparece en el útero!
¿Por qué desaparece? Al interrumpir su gestación este es reabsorbido por el organismo de la madre, por el útero y por el hermanito que continúa su formación. Del gemelo que desaparece solo quedan algunos rastros en el útero.
Algunos obstetras me referían que era común encontrar “cosas raras” en el vientre materno, como restos de un ser humano conocidas como teratoma (mal formaciones congénitas). Pero casi nunca refieren esto a la madre para no crearle preocupaciones innecesarias. El teratoma es el hermanito que no terminó de gestarse.
Algunas mujeres embarazadas se hacen una temprana ecografía (semana 5, 6) y es cuando se ha observado a un segundo bebé en formación: el gemelo. Pero luego, este gemelo desaparece sigilosamente. Es común un sangramiento vaginal en los primeros meses como si fuese un aborto pero el otro bebé sigue su normal gestación.
¿Y qué tal si estuvimos acompañados cuando estábamos en el útero? Los bebés que lograron nacer son conocidos como el gemelo superviviente. ¿Eres tú, uno de ellos? ¿Cómo son las personas con el Síndrome del gemelo perdido?
Las personas con este síndrome poseen unas características psicoemocionales, físicas y conductuales que llaman la atención. Algunas de ellas han sido estudiadas clínicamente. Primero: pueden presentar obesidad imbatible; han probado todo sin lograr el peso ideal. También es común que padezcan migraña, amigdalitis y depresiones. Una vez que la persona toma consciencia de que estuvo acompañada en el vientre por un hermanito, los síntomas comienzan a mejorar y en ocasiones desaparecen por completo.
Son personas que viven soñando con un amor que nunca llega. Como si estuviesen esperando al hermano que nunca vendrá. Estas personas están enamoradas del amor, más que de una pareja específica. Disfrutan de la sensación de estar enamoradas, por lo que buscan siempre amores imposibles. Son altamente exigentes para amar porque son idealistas.
Tienen la sensación permanente de que falta algo o alguien. Esto quizás remita a la sensación grabada en su inconsciente cuando estaban acompañados en el útero por su hermano. Aun así, disfrutan su soledad. ¡La persona se siente acompañada consigo misma! Pueden hablar solos y su mente desgasta la energía física por tener mucha actividad.
Su tendencia es tener cosas por dobles como la ropa, la comida, las cosas. Pueden tener dos trabajos, dos profesiones, dos parejas, dos casas. Y lo curioso de tener un calcetín extraviado.
No se permiten el derecho a vivir plenamente. Reposa un sentimiento inconsciente de culpa. Se sienten culpables por todo y no saben por qué. Quizás tenga su origen en el hecho de haber nacido y que el “otro” no pudiera hacerlo. Como una especie de traición hacia el gemelo. Estas personas también sienten la necesidad de ser reconocidos y amados.
Otra señal es que siempre “quieren y no quieren”. Les cuesta decidir. Es como si dos personas trataran de ponerse de acuerdo acerca de algo. Si pero no. En ocasiones les cuesta alcanzar metas por estar inconscientemente bifurcados o divididos. Y a las madres de un gemelo evanescente, les acompaña un sentimiento inconsciente de tristeza por haber “perdido” al otro bebé. Normalmente el superviviente no es bien recibido por ella.
Los casos atendidos los hemos tratados con terapias de avanzada donde usamos liberación emocional para “despedir” la sensación inconsciente del “otro”. Y reafirmar la nueva cognición de que “soy uno sólo”, “estoy completo” y “estoy bien”.
Los cambios reportados por estas personas son sorprendentes y algunos aspectos son de inmediato. La primera sensación es de profunda paz.
Lic. Indiro Delgado
Máster Trainer en Psicogerencia
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