Las imágenes de la monja católica javeriana en la ciudad de Myitkyina, capital del estado de Kachin, en el norte de Myanmar, están apareciendo en sitios web y periódicos de todo el mundo, mientras se arrodilla y ruega a las fuerzas de seguridad con equipo antidisturbios que no disparen a los jóvenes manifestantes que protestaban pacíficamente.
Su nombre es Hermana Ann Nu Thawng, de la congregación religiosa de San Francisco Javier, y su gesto no violento, valiente, sencillo pero eficaz, se ha convertido en el símbolo, sea cual sea su evolución, de la crisis birmana, y seguirá siendo la efigie indeleble de una reivindicación popular de libertad y democracia por ahora no escuchada.
“En el nombre de Dios, no tomen estas jóvenes vidas, tomen la mía”, les dijo a los uniformados.
Today, the riot has been severe nationwide.
The police are arresting, beating and even shooting at the people.
With full of tears, Sr. Ann Nu Thawng begs & halts the police to stop arresting the protestors.
About 100 of protestors could escape from police because of the nun. pic.twitter.com/Hzo3xsrLAO
— Cardinal Charles Bo (@CardinalMaungBo) February 28, 2021
Para los creyentes, fue el poder de la oración el que evitó una posible reacción violenta. Otros resaltan simplemente el gesto humanitario de ponerse de rodillas y pedir clemencia en medio de una situación tan sangrienta.
Lo cierto es que esta monja de 40 años evitó con su intervención más choques. De hecho, medios internacionales manifestaron que unas 50 personas que protestaban lograron refugiarse en el convento del cual hace parte sor Ann Un Thawng.
El medio ECCLESIA ahondó en la vida de esta religiosa birmana. Trabaja como enfermera de lunes a sábado y después hace las mismas labores en un campo de desplazados.
Cactus24/03-03-2021