viernes, abril 19, 2024
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La lucha de las clases virtuales en un país de apagones y baja velocidad de internet

La maestra Carmen (nombre ficticio para proteger la identidad) tiene casi diez años dando clase en Carabobo, pero esta es la primera vez que lo intenta de forma remota. Y es que, de acuerdo al ministro de educación venezolano, Aristóbulo Isturíz, el año escolar 2019 – 2020 terminará a distancia a través de plataformas digitales, teléfonos fijos y celulares, cuando ni siquiera, en algunas escuelas, se han adaptado a ese sistema en los 24 días que lleva la cuarentena nacional.

La decisión está tomada y Carmen empieza a planificar cómo serán los próximos días con sus alumnos de primer grado en una escuela en San Diego. Las clases a través de internet están descartadas para esa sección porque Carmen no cuenta ni siquiera con una canaimita para conectarse vía Online con sus niños. La opción más viable es enviar las tareas diarias por el grupo de WhatsApp que crearon a principio de año con la finalidad de informar de cualquier actividad, pero que ahora se convirtió en un salón de clases virtual: Luis, presente. Isabella, presente. Carlos, presente. Y así se pasa la lista de asistencia con mensajes de cada representante.

Son las dos de la tarde y la clase no empieza. La maestra aún no envía la foto del cuaderno donde escribe las actividades del día. Las mamás empiezan a preocuparse porque eso genera un retraso a los niños, en su mayoría de seis años. «La ‘mae’ no tiene saldo», avisa una representante.

– Yo le recargo, responde otra. Cada semana le corresponde el turno a una para ayudar un poco a la docente, cuyo salario no alcanza ni para un cartón de huevos que ya alcanza los 600 mil bolívares soberanos.

Ana (se le cambió el nombre para proteger su identidad) tiene casi el mismo problema. Es la docente de 4to grado en una escuela en San Blas. Recientemente cambió de número de teléfono y no todas las representantes sabían a dónde contactarla. Menos la esperanza que sus hijos recibieran clases por internet, como decretó el ministro. Aplica el mismo método que  la maestra Carmen. En ambos casos, al final de la tarde, envían por el grupo de WhatsApp una foto de los alumnos haciendo las asignaciones como constancia que sí trabajaron en casa. Eso sería el aval para aprobar el grado.

Alejandra comenzó una semana después las actividades porque era casi imposible contactar a la maestra. Pasa Semana Santa, cuyos días fueron decretados libres, actualizándose para ponerse a la par de sus compañeros. Una tarea de sociales hizo desempolvar los libros de su casa, pues el nulo acceso a internet dificulta la investigación en la red y las enciclopedias vuelven a aparecer en la mesa.

Valentina también cursa 4to grado en una escuela pública en Los Guayos. Su historia no es distinta: la maestra envía a través de WhatsApp los asignaciones, pero llegan con varios días de retraso porque Movilnet presenta una falla que ha dejado sin comunicación a muchas personas y esa es la única línea disponible con acceso, a media, a internet que tienen en su casa.

Este nuevo método de educación mantiene preocupados a padres y representantes, sobre todo en una país que cuenta con la peor velocidad de internet en América. El periodista Fran Monroy, especialista en informática, dice que Venezuela tiene un promedio de 3 megabits por segundo, por debajo de Haití con 3.5 y Paraguay con 4, según la internacional de telecomunicaciones. A eso se le suma que en Carabobo, en los últimos días, se han registrado apagones de hasta casi 24 horas, por lo que se dificulta las clases a distancia.


Habla la FVM

El presidente de la Federación Venezolana de Maestros en Carabobo, Luis Guillermo Padrón, dijo que el internet en bastante deficiente y la mayoría de los docentes no tienen para recargar saldo en sus teléfonos para  dar clases virtuales, por lo que hizo un llamado al gobierno nacional y regional a incluirlos en la entrega de bolsas de comida y les cancelen $300 calculados en bolívares para compensar la gran necesidad que viven los maestros.

En relación a los docentes que, presuntamente, habrían sido amenazados con despedirlos si no cumplían con sus horas académica en las instituciones, aclaró que ningún maestro puede ser echado de sus puestos porque el mundo atraviesa una crisis pandemica y nadie debe salir de sus casas a exponerse.

Mientras tanto, maestros, padres, representantes y estudiantes suman esfuerzos para salvar el año escolar a través de una pantalla.

Cactus24//09-04-2020

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