sábado, abril 20, 2024
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La droga más peligrosa de la historia podría ser el azúcar  

El responsable de Salud de Ámsterdam, Holanda, Paul van der Velpen denunciaba hace 6 años que el azúcar es una droga, al igual que el alcohol y el tabaco, y por eso debe de ser controlada y etiquetada:

«Al igual que el alcohol y el tabaco, realmente el azúcar es una droga. Aquí se necesita un papel importante por parte del gobierno. El uso del azúcar debe ser desalentado y los usuarios deben ser conscientes de los peligros», escribió en el sitio web oficial del área de Salud Pública y agregó:

«Esto puede parecer exagerado y descabellado, pero el azúcar es la droga más peligrosa de todos los tiempos y puede ser adquirida fácilmente en todas partes».

En realidad, consumir azúcar es una forma de adicción, interfiere con el apetito creando un insaciable deseo de seguir comiendo, un efecto que la industria alimentaria utiliza para aumentar el consumo de sus productos:

“Quien utiliza azúcar quiere más y más, incluso cuando ya no tienen hambre”.

«En realidad, el azúcar es una forma de adicción. Es tan difícil deshacerse de la tentación de comer alimentos dulces como el dejar de consumir tabaco. De esta manera las dietas solo funcionan temporalmente. La terapia de adicción es mejor en este caso».

Señaló que debería haber impuestos sobre el azúcar y límites legales establecidos para la cantidad que se añade a los alimentos procesados, y colocar advertencias de peligro, al estilo de los cigarrillos, en los dulces y los refrescos para que informen a los consumidores que “el azúcar es adictivo y perjudicial para la salud”.

“Las escuelas no deben vender dulces y refrescos. Los productores de bebidas deportivas que están llenas de azúcar deben ser demandados por publicidad engañosa”, puntualizaba el experto holandés en septiembre de 2013.

El azúcar, al igual que las drogas, fue creada artificialmente por los humanos, y en las últimas décadas han aparecido estudios que vinculan su consumo con el aumento de la diabetes, la obesidad, el cáncer, así como con enfermedades cardiovasculares, del sistema nervioso y digestivo.

En Colombia el senador Gustavo Petro le respondió a la congresista María Fernanda Cabal un trino sobre drogas que abrió un debate nacional.

Petro escribió: “¿Sabían ustedes que el azúcar es una droga mucho más dañina que la marihuana o la cocaína?”, “es la droga más peligrosa de la historia, y dedicamos nuestras mejores tierras a su cultivo, y los hombres más ricos del país viven de ella y tienen cadenas de televisión y compran el Congreso”.

Como soporte, el senador adjuntó el texto con las advertencias de Paul Van Der Velpen, a la que hemos hecho referencia.

Alejandro Gaviria, exministro de Salud y hoy rector de la Universidad de los Andes, señaló: “La regulación del azúcar requiere advertencias sanitarias, impuestos y algunos controles adicionales; la de la cocaína es un asunto diferente, mucho más complejo, todavía inédito, que requerirá en cualquier escenario fuertes restricciones”.

El efecto opiáceo del azúcar está reconocido científicamente y las vías por las que se hace efectiva esta adición resultan similares a las de las sustancias psicoactivas.

El presidente de la Federación Diabetológica Colombiana, el endocrinólogo Joaquín Armenta, indicó que el azúcar tiene un poder adictivo que “se genera por la satisfacción que da su consumo al liberar serotonina, una de las hormonas de la felicidad”.

En varios estudios se explica además, que en algunos cerebros el consumo de alimentos o bebidas azucaradas estimula la liberación de endorfinas eufóricas y dopamina de manera similar a las drogas de abuso. Lo hace, incluso, usando vías parecidas.

“Las vías neurobiológicas de la droga y la adicción al azúcar involucran receptores neuronales, neurotransmisores y regiones hedónicas similares en el cerebro”, señala un estudio de la Universidad Estatal de California, Fullerton, publicado en 2010 por el Journal of Psychoactive Drugs.

En otra investigación de la Universidad de Guelph (Canadá), en 2011, se estudió el comportamiento de ratas sometidas al consumo de cocaína y de galletas Oreo, y se concluyó que este último producto activa el núcleo accumbens, mecanismo de placer del cerebro, tanto o más que la cocaína.

Nadie puede negar la relación del consumo excesivo de azúcar con diversas enfermedades, siendo las bebidas endulzadas con azúcar (como pepsi y cocacola) las que tienen mayor evidencia de tener efectos nocivos para la salud (azúcares agregados).

“Una ingesta excesiva de azúcar se asocia con una mala calidad de dieta, obesidad y riesgo de contraer enfermedades no transmisibles”, precisa el médico nutriólogo clínico Isaac Kuzmar, investigador senior de Colciencias y docente investigador de la Universidad Simón Bolívar.

Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda desde 2015 que los azúcares libres no excedan el 10% del consumo diario total de energía tanto en adultos como en menores de edad.

En Colombia, de acuerdo con los datos recolectados entre 2008 y 2010 por la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (Ensin), los azúcares añadidos están por encima del porcentaje sugerido, al constituir el 11,6 % del consumo diario total de energía en niños.

“Estamos muy preocupados y queremos proteger a los niños de la industria de los productos ultraprocesados que usan a nuestros hijos como público consumidor. Por eso defendemos y pedimos que estos alimentos y bebidas tengan un etiquetado frontal y también que paguen impuestos”, señaló Angélica María Claro, psicóloga especialista en Psicología Médica y directora de incidencia de Red PaPaz.

En un informe publicado en 2016 por la OMS se señala: “si los gobiernos gravan productos como las bebidas azucaradas pueden evitar el sufrimiento de muchas personas y salvar vidas. Además, se reduciría el gasto sanitario y aumentarían los ingresos fiscales, que se podrían invertir en los servicios de salud”.

El sociólogo y periodista Miguel Ángel Almodóvar, que ha trabajado para el Centro Superior de Investigaciones Científicas, publicó el manual “Azúcar, el enemigo invisible” para conocer mejor esta sustancia, “tomar consciencia de su alcance y ganarle la batalla”.

Señala que cada vez hay más estudios que relacionan el alto consumo de azúcar, con el riesgo de sufrir “síndrome metabólico” y daños cerebrales.

Algunos estudios que cita “han deducido que a medida que se consume más azúcar, el cerebro se siente abrumado por los niveles constantes y anormalmente altos de insulina, y deja de percibir correctamente sus señalizaciones. Provoca deficiencias en la memoria y en las habilidades del razonamiento”.

Se han llevado a la pantalla numerosos documentales sobre la relación entre azúcar y obesidad. Además del conocido «Super Size Me» también podemos encontrar “La pandemia de azúcar” que alerta sobre el uso de jarabe de maíz de alta fructosa y “Sobredosis de azúcar”, que muestra cómo se manejan los lobbies del azúcar y las multinacionales de los refrescos azucarados, donde se asegura que el azúcar es tan adictivo como la cocaína.

Actualmente “hay azúcar en casi todo, incluyendo algunos alimentos publicitados como “naturales” o “sanos”.

Recientemente el fotógrafo Antonio Rodríguez publicó en Sinazucar.org, un proyecto de decenas de imágenes evidenciando la cantidad alarmante de terrones de azúcar a los que equivale ingerir algunos productos como dulces, postres o bebidas gaseosas.

Echar una simple ojeada da una idea de la magnitud de la tragedia. Los motivos por los que la industria añade tantos azúcares a los productos alimenticios son variados, pero puede que el más alarmante sea que la industria nos quiere bien enganchados, porque “los azúcares animan y fidelizan el consumo de los alimentos en los que se incluye” es decir nos convierte en adictos y afecta nuestra Salud.

Fuentes: RT, El Heraldo, La Vanguardia y Pacocol

Cactus24 (19-12-2019)

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