jueves, abril 25, 2024
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Especulación, odisea e incertidumbre: así transcurren apagones en Valencia

Carabobo es uno de los estados más afectados por fallas en el sistema eléctrico nacional y con eso, sus consecuencias: más especulación, odisea e incertidumbre por saber cuándo llegará la luz y el agua a la tierra donde nació Venezuela.
 
Paola Castillo baja y sube las escaleras de su casa, en Naguanagua, pasa las noches entre atender a su mamá que está en cama y echarle aire a sus hijos para sofocar el calor y espantar los zancudos. 
 
A Carmen le dio un ACV en diciembre. Durante el primer apagón, se cayó en la oscuridad y sufrió una triple fractura en el brazo que la dejó casi inmóvil. Cada vez que se va la electricidad comienza el calvario para Paola: Abre las ventanas en la parte de arriba de la vivienda para que corra la brisa, pero los zancudos hacen de las suyas. Abajo, la espera su mamá a quien tiene que llevar al baño y asearla. Así pasa toda la noche y el día, hasta que restablecen el servicio. 
 
A eso se le suma la preocupación por refrigerar la insulina para Carmen, que lograron comprar tras un viaje a Colombia porque en Venezuela no conseguían los medicamentos. Historias como estas se repiten en muchos hogares, una es mayor escala que otra, pero todas se resumen en incompetencia gubernamental. 
 
Karina tiene una historia distinta, pero relacionada con la misma causa que une a millones de familias venezolanas. Se siente deprimida. No para de llorar después de ver que el camión del aseo de Drácula se llevaba poco más de 300 kilos de carne que perdió porque en la carnicería familiar donde trabaja no tenía cómo refrigerarla. 
 
Durante el primer apagón se les dañó la planta eléctrica y optaron por regalar la carne que tenían para la venta, antes que se dañara. Pero a los días siguientes varios habitantes de Valencia llegaron al negocio a amenazar a los propietarios para que entregara carne gartis. Incluso, intentaron partir los vidrios de los mostradores. Tras ese acto de vandalismo, prefirieron no donar los alimentos. 
 
El tema del agua es otro que mantiene en vilo a los habitantes. A diario se observan largas colas en los pocos sitios dispuestos para vender el líquido. Mientras los camiones cisternas cobran hasta 40$ por el servicio que, de acuerdo a denuncias, algunos no están aptas para el consumo humano. 
 
En Carabobo, hasta la noche de este miércoles, hay sectores que ya suman más de 40 horas sin servicio eléctrico. Al tiempo que las protestas nocturnas se intensifican en las zonas populares de la ciudad.
 
Heberlizeth González 

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