En la región siberiana de Yakutia, en pleno permafrost, un descubrimiento excepcional captó la atención de la comunidad científica internacional. Los investigadores encontraron los restos de un mamut hembra joven, al que apodaron Yana, que habría muerto hace más de 50.000 años.
Este hallazgo, realizado en el cráter Batagaika, se destaca tanto por la antigüedad del espécimen, sino también por su estado de conservación, considerado el mejor entre los siete restos completos de mamuts recuperados.
El cráter Batagaika, una depresión de más de 80 metros de profundidad conocida como “la puerta al inframundo” por su apariencia imponente, se ha convertido en un sitio clave para el descubrimiento de restos paleontológicos. Los científicos recuperaron a Yana durante una expedición que involucró maniobras complejas para sacar a la superficie el cadáver utilizando una camilla improvisada.
Maxim Cherpasov, director del Laboratorio del Museo del Mamut Lazarev, destacó la importancia del hallazgo: “Por regla general, los depredadores modernos o las aves suelen comer la parte que se descongela primero, sobre todo el tronco. Aquí, por ejemplo, aunque las extremidades anteriores ya han sido devoradas, la cabeza está extraordinariamente bien conservada”.
Los restos, que pesan 180 kilos y miden 120 centímetros de alto por 200 de largo, han sorprendido a la comunidad científica por la preservación de su cabeza y trompa, elementos habitualmente dañados en especímenes similares. Según los investigadores, Yana tenía aproximadamente un año o un poco más al momento de su muerte, pero análisis más detallados permitirán confirmar esta estimación con mayor precisión.
Con información de Infobae.