Tras una sesión de meditación (ya sea de Mindfulness o de cualquier otro tipo diferente), y tras su práctica continuada, es habitual que muchas personas indiquen que se sienten menos ansiosas, más calmadas… o con menos ruido mental.
Y este beneficio no sólo es una percepción subjetiva, sino que diversos estudios han mostrado este mismo resultado cuando lo han estudiado.
Un ejemplo de ello lo encontramos en el estudio realizado en el Hospital General de Massachusetts junto con la Universidad de Yale y el MIT, que encontró cambios a nivel cerebral, en concreto una reducción del tamaño de la amígdala cerebral, área relacionada con el estrés y la ansiedad. En este estudio el grupo de individuos que mostró los cambios fueron el grupo experimental a los que se les pautó practicar Mindfulness durante al menos treinta minutos al día a lo largo de ocho semanas, frente a otro grupo control que en esas ocho semanas no meditó ni una sola vez.
También relacionado con el estrés podemos citar otra investigación del año 2000 que encontró esto mismo, en ella participaban personas con cáncer (de diversos tipos y en diferentes etapas) y tras poner en práctica un programa de meditación, los datos arrojaron una disminución en los síntomas de estrés tanto en hombres como en mujeres (Park et ál. 2020).
Mejora en la capacidad de memoria
A nivel subjetivo otra de las sensaciones que experimentan y relatan las personas que meditan con frecuencia es que son capaces de acordarse más y mejor de las cosas. Esto es así porque la capacidad de prestar atención y de concentrarse también se ve aumentada y beneficiada gracias a la meditación.
Esto mismo fue lo que mostró el estudio del que os he hablado en el anterior apartado de Massachusetts; encontraron un mayor grosor y densidad de la materia gris en la zona del hipocampo, zona del cerebro responsable y relacionada con el aprendizaje, la concentración y la memoria.
Mejora la capacidad de empatía
Según la RAE, la empatía, es ese sentimiento que tenemos los seres humanos de identificación con algo o con alguien y la capacidad para identificar y compartir sus sentimientos. También la empatía sufre modificaciones positivas y beneficios con una habitual práctica de la meditación.
Mejora sobre el sistema inmunológico
Que la meditación potencia y mejora nuestro sistema inmune es algo que la ciencia también nos ha mostrado ya. Y es que parece ser que cuando meditamos de manera prolongada y constante en el tiempo o diariamente, nuestro cuerpo puede desarrollar nuevos anticuerpos efectivos contra patógenos y virus como por ejemplo, el de la gripe común.
Investigación llevada a cabo por el doctor Richard J. Davidson y sus colaboradores de la Universidad de Wisconsin, publicada en la revista ‘Psychosomatic Medicine’.
Mejora en la tolerancia ante el dolor
El dolor es otro concepto que puede ser muy subjetivo, todos y todas conocemos seguro a alguna persona que aguanta maravillosamente bien los dolores y seguro que también nos acordamos de alguna otra persona que al contrario, ante la mínima molestia, se queja sin parar y pareciese que su umbral del dolor fuese muy bajo.
Pues la meditación también ayuda y mucho en esta parte. Es capaz de conseguir que las personas aguanten más y mejor los dolores.
Reducción de los procesos inflamatorios
Y no sólo encontramos beneficios de la meditación para la salud emocional, también los hay para la salud física que de la misma manera se ve beneficiada.
Un ejemplo de ello es la reducción, disminución o incluso el bloqueo de ciertas sustancias y compuestos causantes de procesos inflamatorios y esto ocurre tras la práctica continuada de la meditación; conclusiones a las que llegaron en la Universidad de Wisconsin-Madison, Rosenkranz y su equipo (2013).
Así que si eres de las personas que aún no medita de manera habitual en su día a día, ya puedes empezar a hacerlo.
