La justicia británica abrió este martes un procedimiento para establecer las responsabilidades en el accidente de avioneta que costó la vida al futbolista argentino Emiliano Sala y a su piloto David Ibbotson en enero de 2019.
El aparato privado en que volaban el atacante de 28 años y su piloto cayó a las aguas del Canal de la Mancha cuando el delantero del FC Nantes se dirigía a Cardiff, adonde acababa de ser traspasado por 17 millones de euros (19 millones de dólares).
El cuerpo del jugador, cuya desaparición conmocionó al mundo del fútbol, fue encontrado en el interior del avión, más de dos semanas después, a 67 metros de profundidad.
El cadáver del piloto, de 59 años, nunca fue hallado.
El británico David Henderson, de 67 años, que organizó el vuelo, fue condenado a mediados de noviembre a 18 meses de prisión por contratar a un piloto que sabía que no estaba cualificado y por transportar a un pasajero sin licencia comercial válida.
A partir de este martes, un tribunal de Dorset, en el sur de Inglaterra, celebrará cinco semanas de vistas para tratar de establecer las circunstancias del accidente y la posible responsabilidad.
El primer día, el jurado escuchó la lectura de un testimonio escrito de la madre de Sala, Mercedes Taffarel, en el que recordaba el precipitado traspaso de su hijo al final del periodo invernal de fichajes.
«Es cierto que Emi se alegró mucho cuando finalmente aceptó la idea del traspaso porque le daba la oportunidad de jugar en la Premier League. Consideró que había llegado el momento de cambiar de club y de liga», explicó.
Pero «le pareció que la dirección del Nantes también presionaba para que se fuera del club porque tenían problemas financieros», agregó.
Según el informe final de la oficina británica de investigación de accidentes aéreos, publicado en marzo de 2020, el piloto se intoxicó «probablemente» con monóxido de carbono procedente del sistema de escape del motor.
Se cree que perdió el control de la avioneta durante una maniobra realizada a demasiada velocidad antes de caer al mar a 435 km/h, sin dejar ninguna esperanza de supervivencia.
«Nadie puede devolvernos a Emi (…) Nuestro dolor nunca desaparecerá y siempre estará con nosotros. Lo único que pedimos es que se haga justicia y que no se deje ninguna piedra sin remover para establecer lo sucedido», escribió Taffarel.
Informa AFP
Cactus24//17-02-2022