Kim Kardashian dice que tuvo una conversación entre lágrimas con el asesino convicto Brandon Bernard el mismo día en que lo iban a ejecutar por matar a dos personas cuando tenía 18 años.
La estrella de la telerrealidad de 40 años se ha sumado en las últimas semanas a un impulso en las redes sociales para convencer al presidente Donald Trump de que conmutara la sentencia del prisionero, que estuvo en el corredor de la muerte durante 20 años.
«Acabo de hablar con Brandon para lo que probablemente será la última vez», tuiteó Kardashian a las 5:03 p.m. EST. «La llamada más difícil que he tenido. Brandon, desinteresado como siempre, se centró en su familia y se aseguró de que estuvieran bien. Me dijo que no llorara porque nuestra pelea no había terminado».
Ella agregó: «Cuando me dijo que es claustrofóbico y se ofrecieron a darle una inyección de sedante para calmarlo antes de que lo pusieran en la silla y él simplemente no quería entrar en pánico, literalmente lo perdí. Tuve que silenciar. mi teléfono para que no me oyera llorar así. No nos despedimos porque queríamos tener la esperanza de volver a hablar, ¡dijimos que hablamos pronto! «
A Bernard, lo declararon muerto a las 21.27 hora local (04.27 del viernes GMT) tras recibir la inyección letal en la cárcel de Terre Haute (Indiana), según notificó la Agencia Federal de Prisiones (BOP, en inglés).
“Si bien Brandon participó en este crimen, su papel fue menor en comparación con el de los otros adolescentes involucrados, dos de los cuales ya salieron de la cárcel y están en casa”, apuntó Kardashian en uno de múltiples tuits.
Bernard estuvo implicado junto a varios amigos en el asesinato en junio de 1999 de Todd y Stacie Bagley, un matrimonio de predicadores de Iowa que había viajado a Texas para un evento religioso.
El grupo de Bernard, liderado por Christopher Vialva, aprovechó que los Bagley habían parado para usar una cabina telefónica para pedirles hacer autoestop.
De acuerdo a documentos del Departamento de Justicia, estando en el maletero encerrados, “la pareja habló con sus secuestradores sobre Dios y suplicó por sus vidas”.