El papa Francisco inicia en el Campo Juan Pablo II -un parque industrial en Panamá- la misa de cierre de la Jornada Mundial de la Juventud. Muchos de los peregrinos se quedaron durmiendo en tiendas de campaña en el lugar después de participar en una vigilia con el pontífice de 82 años la noche del sábado.
“Es una de las experiencias más bellas de mi vida”, dijo la hondureña Carla Hernández, una estudiante de enfermería de 21 años. “Una noche en que compartimos, rezamos y disfrutamos las estrellas. El papa nos ha llenado de ilusiones”. Ella compartió su carpa con dos amigos de la capital hondureña.
El Vaticano dijo que 600.000 personas participaron en la vigilia, aunque la cifra palidece si se la compara con ediciones de jornadas previas. Los organizadores esperan que ese mismo número o una cantidad mayor tome parte de la misa final.
No había salido el sol en la explanada llena de tiendas de campaña o tiradas sobre el suelo cuando desde los altoparlantes se escuchó el buenos días y enseguida comenzó a sonar música movida para que los peregrinos se levantasen y ejercitaran.
Después de la misa, el papa visitará a los residentes de la Casa Hogar El Buen Samaritano a fin de enviar un fuerte mensaje a la sociedad panameña, donde ser portador del VIH conlleva un estigma.
Associated Press
Cactus24 (27-01-2019)
