En cuanto un niño oye música tiende a ponerse a bailar de forma espontánea –hasta los bebés lo hacen–, con más o menos ritmo, dando rienda suelta a su expresión corporal.
Es una actividad lúdica para los menores pero, además, y sin darse apenas cuenta, están haciendo un ejercicio realmente saludable tanto para su cuerpo, como para su mente.
Numerosos estudios muestran los beneficios del baile para los niños en diversos ámbitos, que van desde la evolución de su estructura corporal, a la mejoría a nivel cognitivo, pasando por otros tan importantes como la consecución de un bienestar emocional. Por ejemplo, un ensayo realizado en Suecia comprobó que esta actividad influyó positivamente en la salud de adolescentes que tenían problemas de estrés y síntomas psicosomáticos. ¡Qué excelente medicina es la danza!
“La danza es una forma de comunicación artística y de expresión de emociones, sentimientos, pensamientos, imágenes y estados de ánimo del ser humano. También es un medio para entretenerse, divertirse y disfrutar con movimientos rítmicos del cuerpo. Por tanto, es una actividad sumamente beneficiosa en la formación del niño, al satisfacer su necesidad de expresión y creación a través del conocimiento de su propio cuerpo, ayudándolo a descubrir las múltiples capacidades de movimiento que posee, de acuerdo a su estado evolutivo y a su nivel de rendimiento, canalizando de esta manera su potencial creativo y energético”, refiere un estudio.
7 beneficios del baile para niños y niñas
El baile es una actividad completa que promueve el desarrollo físico, emocional y social en los más pequeños. Conoce los principales beneficios que esta disciplina aporta a su bienestar integral:
- Es una actividad física muy completa. A nivel cardiovascular, aumenta el ritmo cardiaco y la capacidad pulmonar. Fortalece los músculos y mejora la flexibilidad. También facilita la mejor asimilación del calcio, algo que en periodos de crecimiento es realmente positivo. Además, ayuda a combatir el sobrepeso.
- Mejora el equilibrio (estático y dinámico) y la coordinación, e influye positivamente en el control corporal. Hay que realizar diferentes movimientos a una velocidad determinada. Además, pensemos lo que supone para la agilidad y el equilibrio de un niño bailar flamenco subido en unos tacones, por ejemplo.
- Es muy bueno para la concentración y la memoria. Atender a los pasos, recordar secuencias de movimientos, repetir las coreografías hasta aprendérselas… Incluso algunos estudios apuntan a que mejora el rendimiento escolar. Activa diversas áreas cerebrales, dando la oportunidad al cerebro de crear nuevas conexiones (neuroplasticidad).
- Desarrolla el sentido del ritmo y el oído musical, ya que hay que ajustar el movimiento a la melodía. De hecho, la especialista en danza por el CPAE y fisioterapeuta Patricia Morán indica a Webconsultas que: “el ritmo es fundamental para realizar cualquier movimiento, ya sea simple o complejo. Gracias a la música que acompaña a la clase de danza, se puede trabajar la velocidad a la hora de ejecutar un movimiento, lo que nos permitirá aprender a controlarlo. El área cerebral que controla el ritmo se activa junto a otras cuando bailamos, por lo tanto, cuanto más bailemos, más practicaremos la activación de esa área e iremos perfeccionando los movimientos”.
- Ayuda al niño a liberar tensiones, a aumentar su autoestima y a ganar en confianza en sí mismo. Además, a los peques les es más fácil desinhibirse a la hora de bailar y no les da tanta vergüenza como a los adultos.
- Les ayuda a relacionarse con otros niños de edades similares, y por lo tanto es una actividad socializadora. El movimiento corporal que se produce al jugar bailando refuerza la identidad grupal y fortalece la integración de la personalidad. Permite trabajar la comunicación verbal y no verbal.
- Genera felicidad porque al bailar se liberan endorfinas. Son muchos los estudios que han demostrado que bailando se generan sensaciones positivas y se aleja la depresión, el estrés y la ansiedad.
Cuándo pueden empezar a bailar los niños
Y ya que el baile les divierte y les libera, hay que aprovechar este disfrute casi innato para apuntarles a clases desde edades tempranas. Según Esther Mortes, especialista en pedagogía de la danza y directora de la escuela valenciana que lleva su nombre: “la edad ideal para comenzar a bailar sería 4-5 años, puesto que tenemos cierta autonomía motora y se está desarrollando el lenguaje y el conocimiento del medio lo que permitirá que haya un buen aprendizaje motor practicando a través del ensayo-error”. Y añade que “además de la edad, es importantísimo que al niño le guste bailar, puesto que la motivación es fundamental”.
Desde ese momento la danza será una excelente compañera de viaje durante todo el desarrollo y crecimiento de los niños, y además les irá inculcando valores tan esenciales como son el esfuerzo y la constancia./WC.
Cactus24 (19-03-2025)