La idea de un túnel que una América del Norte con Europa no es nueva. Fue concebida por primera vez en 1895 por Michel Verne, hijo del famoso escritor Julio Verne, en su relato Un expreso del porvenir. El concepto cobró mayor relevancia en la película de 1935 El túnel transatlántico. Sin embargo, hasta hace poco, seguía siendo una fantasía poco práctica.
Este concepto respaldado por Elon Musk podría permitir a los viajeros completar el viaje de 3.400 millas (5.470 kilómetros) en menos tiempo que el viaje diario al trabajo de muchas personas dentro de una ciudad.
Pero esa comodidad tiene un coste serio, cuyo precio estimado alcanza los 19 billones de dólares , más de cinco veces más que el producto interno bruto total del Reino Unido.
Recientemente Musk reavivó el interés en la idea al afirmar que su empresa de excavación de túneles, The Boring Company, podría completarla por «1.000 veces menos dinero».
Aunque parezca descabellado, la tecnología básica necesaria para construir el túnel ya está desarrollada.
Utilizando tubos de vacío y trenes que levitan magnéticamente, la fricción podría reducirse casi a cero.
Esto podría permitir alcanzar velocidades máximas asombrosas que superen los 4.800 km/h (3.000 mph) combinadas con un andar tan suave que no derramarías tu café.
El ingeniero Robert H Goddard, a quien se le atribuye la invención del primer cohete propulsado por líquido, recibió dos patentes por sus diseños de túneles a principios del siglo XX.
Sin embargo, sólo recientemente una combinación de dos tecnologías ha acercado el Túnel Transatlántico a la realidad.
La primera es la creación de trenes de levitación magnética (maglev), que utilizan potentes electroimanes para elevar el tren por encima de las vías.
Al eliminar los puntos de contacto entre el tren y la vía, se reduce enormemente la fricción que frena el vehículo y aumenta la velocidad máxima posible.
Esta tecnología no sólo es real sino que se utiliza ampliamente en países como Japón, Alemania y China.
En última instancia, China quiere construir una vasta red de trenes maglev en todo el país, que recorrerían más de 621 millas (1.000 kilómetros) para pasajeros .
Esto supone alcanzar la velocidad de un avión Boeing 737 a una altitud de crucero, que es de 560 millas por hora (901 km/h).

China ya cuenta con dos líneas de trenes de levitación magnética (Maglev de Changsha y Maglev de Shanghai), pero éstas sólo alcanzan velocidades de 101 km/h (62 mph) y 431 km/h (268 mph), respectivamente.
Para alcanzar velocidades cercanas a las de los aviones comerciales, los trenes maglev deben combinarse con túneles de vacío.
Esta segunda innovación propone que en lugar de tener vías ferroviarias al aire libre, podrían construirse en estructuras cerradas especialmente diseñadas.
Al bombear el aire fuera de estos túneles, este diseño de «hiperbucle» podría eliminar casi por completo la fricción causada por la resistencia del aire.
En teoría, eso podría permitir que los trenes hyperloop alcancen velocidades máximas muy superiores a las 600 millas por hora.

Elon Musk ha sido un gran defensor de la tecnología y ha argumentado que se podría construir un túnel hyperloop entre San Francisco y Los Ángeles.
Aunque la tecnología está apenas en sus inicios, ya se han producido numerosos avances prometedores.
Cactus24 (28-02-2025)
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