La presidencia azerbaiyana de la COP29 planteó este viernes que los países ricos contribuyan con 250.000 millones de dólares anuales a las finanzas climáticas de los países en desarrollo, en un proyecto de acuerdo criticado por oenegés y rechazado por varios países.
Es la primera vez que se propone una cifra formalmente desde que empezó esta conferencia anual de la ONU sobre cambio climático en Bakú, que este viernes, a falta de consenso, entró en prórroga oficialmente.
La cifra es más de dos veces superior al compromiso actual de 100.000 millones de dólares para el periodo 2020-2025 pero no está a la altura de las demandas formuladas durante las negociaciones.
El proyecto incluye el ambicioso objetivo de obtener un total de 1,3 billones de dólares al año para 2035, destinados a los países en desarrollo, en el que se contaría la contribución de los países ricos y de otras fuentes de financiación, como fondos privados o nuevas tasas.
«Los 250 billones de dólares ofrecidos por los países desarrollados es un escupitajo a la cara para naciones vulnerables como la mía», reaccionó el negociador de Panamá, Juan Carlos Monterrey Gómez, en la red X.
La propuesta «es totalmente inaceptable e inadaptada para poner en marcha el acuerdo de París», declaró el negociador keniano, Ali Mohamed, presidente del grupo africano.
«No se puede esperar que aceptemos un texto que muestra tal desprecio hacia nuestro pueblo vulnerable. No nos aplacarán con un objetivo placebo de mala calidad», declaró en un comunicado la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS, por sus siglas en inglés).
La víspera, el grupo de países G77+China había exigido «al menos» 500.000 millones de dólares anuales para 2030.
Unos 80 países del grupo AILAC (Asociación Independiente de América Latina y el Caribe), África y las islas reclamaron «como mínimo» 1,3 billones de dólares al año a los países ricos.
«Este es el momento»
En cambio, un alto funcionario estadounidense que pidió el anonimato señaló que alcanzar esa cifra requerirá un esfuerzo «extraordinario», y aludió a la reticencia de Washington a comprometerse a aportar una suma superior.
El borrador «no responde a nuestro objetivo justo y ambicioso pero, por supuesto, seguiremos hablando con las partes», dijo el coordinador azerbaiyano de las negociaciones, Yalchin Rafiyev, el viernes por la tarde.
En los pasillos del estadio de la capital azerbaiyana, se escucharon críticas de negociadores y oenegés por la gestión de la conferencia, en la que participan unos 200 países, tras casi dos semanas de encuentros.
«Es la peor COP de la historia reciente», apuntó Mohamed Adow, de Climate Action Network.
El dilema radica en establecer cómo financiar la ayuda climática destinada a los países en desarrollo, para que construyan centrales solares, inviertan en irrigación o protejan ciudades contra las inundaciones.
Pero ¿hasta qué punto están dispuestos a comprometerse los países ricos, históricamente más contaminantes y, por ende, responsables del cambio climático?
Para Diego Pacheco, negociador jefe de Bolivia, la solución «tiene que salir ahora, este es un tema que ya se ha postergado varios años, este es el momento».
«El flujo es de país desarrollado a país no desarrollado, el marco del Acuerdo de París», dijo Pacheco a AFP. «Esa es la opción: financiación pública, porque lo otro, lo privado, no se sabe qué es, dónde está».
Dependencia del Norte
Eduardo Giesen, director para América Latina de la Campaña Global para Exigir Justicia Climática (DCJ, por sus siglas en inglés), consideró que «los países del Sur, e incluyo a nuestros gobiernos de América Latina, tampoco han estado realmente a la altura».
«No solo por no ponerse de acuerdo entre sí, sino [porque] siguen aferrados a un modelo de dependencia respecto del Norte», indicó a AFP.
En paralelo, los países ricos negocian medidas para reducir las emisiones de gases con efecto invernadero, pero se topan con la oposición de los productores de petróleo, como Arabia Saudita. El grupo de Estados árabes advirtió que rechazará cualquier texto «que apunte contra las energías fósiles».
El año pasado, en la COP28 de Dubái, se firmó un acuerdo que llama a acelerar la transición hacia un mundo sin energías fósiles.
«Lamentamos ver una combinación de silencio y bloqueo total para volver a abordar este tema en las salas, como si no se hubiera acordado en la COP28», señaló Raquel Soto, viceministra de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales de Perú.
Desde que empezó esta COP29, el 11 de noviembre, tremendas tormentas han azotado Filipinas y Honduras, Ecuador declaró emergencia nacional por sequía e incendios forestales y España continúa recuperándose de unas históricas inundaciones.
«Al final, todos estamos en el mismo barco, así que si el barco se hunde, los pasajeros de primera clase y de tercera clase del Titanic se hundirán juntos», señaló Jacobo Ocharan, de la oenegé Climate Action Network (CAN).
Cactus24 22-11-24
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