Para los astronautas de la NASA Suni Williams y Butch Wilmore, un viaje de dos semanas al espacio pronto podría convertirse en una estadía de ocho meses a bordo de la Estación Espacial Internacional.
Williams y Wilmore se convirtieron en los primeros pilotos de la nueva cápsula Starliner de Boeing, que se lanzó el 5 de junio, pero preocupaciones de seguridad llevaron a la NASA a retrasar un viaje de regreso .
La estadía prolongada, aunque no es mortal, podría tener un impacto importante en sus cuerpos.
Los astronautas ya han pasado largos períodos en el espacio. El pasado mes de marzo, el astronauta de la NASA Frank Rubio regresó del espacio después de 371 días , el vuelo espacial más largo realizado por un estadounidense.
La experiencia de Rubio podría proporcionar a los investigadores una mejor comprensión del impacto que los viajes espaciales de largo plazo tienen en el cuerpo.
Ya sabemos mucho sobre los impactos de los viajes espaciales en la salud: el Programa de Investigación Humana de la NASA ha estudiado lo que le sucede al cuerpo humano durante más de 50 años.
Entonces, ¿qué pueden esperar Wilmore y Williams cuando se trate de su estadía prolongada?
Radiación en el espacio
Según la NASA , el riesgo de cáncer, enfermedades cardíacas y cataratas aumenta con los vuelos espaciales prolongados debido a la radiación en el espacio.
En la Tierra, nuestro campo magnético nos protege de la radiación solar. Sin embargo, las naves espaciales no son tan protectoras como la atmósfera terrestre.
La NASA afirma que estos mayores riesgos para la salud se deben a la exposición a largo plazo. Esto será especialmente importante una vez que empecemos a viajar a la Luna y a Marte en la próxima década.
Los huesos y los músculos se debilitan
Aunque la falta de gravedad en el espacio es, seamos sinceros, bastante buena, tiene algunas desventajas. Sin el peso constante del mundo sobre sus hombros, los huesos y músculos de los astronautas pueden debilitarse.
Ojos espaciales
Un problema inusual es el deterioro de la vista después de estar en el espacio. Sin gravedad, los ojos se alargan y la visión cambia.
Conocido como síndrome neuroocular asociado al espacio (SANS), la sangre se acumula en la cabeza de un astronauta debido a la falta de gravedad y permanece en la parte posterior del ojo, cerca del nervio óptico.
Según Texas A&M, esto puede provocar una disminución de la agudeza visual y un aplanamiento del globo ocular. Estos cambios suelen producirse tras tan solo dos semanas en el espacio.
La gravedad y nuestros corazones (y estómagos)
Nuestro corazón, al igual que otros músculos, se encoge cuando estamos en el espacio. Las investigaciones han demostrado que los astronautas experimentan una disminución del volumen sanguíneo y de la capacidad pulmonar, e incluso más arritmias (cuando el corazón late de forma irregular).
Este problema se presenta principalmente cuando el astronauta regresa a la Tierra. Cuando la gravedad lo atrae nuevamente, los astronautas informan que su corazón se vuelve más pequeño y más débil.
CACTUS24 (19-08-24)
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