Un nuevo capítulo en el desarrollo de corazones artificiales se abrió en Houston, donde funcionarios del Instituto del Corazón de Texas anunciaron que habían implantado con éxito un novedoso dispositivo que esperan pueda convertirse en la primera solución a largo plazo para pacientes con insuficiencia cardíaca avanzada.
El dispositivo, un corazón artificial del tamaño de una mano y accionado por un motor rotatorio, funcionó dentro del pecho de un hombre de 58 años durante ocho días, ayudándolo a mantener los signos vitales y el funcionamiento normal de sus órganos hasta que recibió un trasplante de corazón que le salvó la vida el 17 de julio. El hombre, que había sufrido una insuficiencia cardíaca terminal y no estaba disponible para las entrevistas, se convirtió en el primero de los cinco candidatos que probarán la seguridad y viabilidad del dispositivo como parte de un estudio de la Administración de Alimentos y Medicamentos.
El ensayo clínico fue aclamado por los funcionarios de Texas Heart como “innovador” en una conferencia de prensa el jueves, y no porque el dispositivo sirviera como una opción temporal para un candidato a trasplante. Las versiones actuales del dispositivo ya cumplen esa función. Su uso representó un gran paso hacia ambiciones más elevadas: reemplazar la necesidad de un trasplante de corazón.
“Esa es la única razón por la que hicimos esto”, dijo el Dr. OH “Bud” Frazier, un reconocido cirujano de Texas Heart y pionero en el desarrollo de corazones artificiales.
La insuficiencia cardíaca, cuando el cuerpo no puede bombear la cantidad de sangre que necesita, afecta a casi 6,7 millones de adultos mayores de 20 años en los Estados Unidos.
Aproximadamente el 10% de esa población tiene una forma avanzada de la enfermedad que requiere un trasplante. Sin embargo, la escasez de donantes de órganos limita la cantidad de trasplantes que se pueden realizar, lo que hace que miles de pacientes dependan de bombas artificiales como una opción temporal mientras esperan. Incluso en ese caso, los trasplantes de corazón no son una solución a largo plazo, ya que solo la mitad de todos los receptores de corazón viven 10 años.
Durante décadas, los médicos han buscado formas de construir y mejorar corazones artificiales, una historia que se extiende por Houston. Fue aquí, en 1962, donde el Dr. Domingo Liotta desarrolló el dispositivo de asistencia ventricular izquierda, o LVAD, que se hace cargo de parte de la función del corazón. Y aquí, en 1969, el Dr. Denton A. Cooley realizó el primer implante de corazón artificial total del mundo, lo que desencadenó una de las disputas médicas más conocidas del país entre Cooley y otro gigante del campo, el Dr. Michael E. DeBakey.
El deseo de encontrar un sustituto sostenible del corazón humano se ha mantenido vivo a pesar de las dudas éticas que se plantearon en los primeros años de la tecnología, que afirmaban que sólo prolongaban la muerte de una persona. E incluso con el reciente éxito de Texas Heart, podría llevar otra década alcanzar el objetivo final.
CACTUS24 (30-07-24)
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