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La Fragua y Las Trincheras son dos comunidades rurales de Cumanacoa, en el municipio Montes del estado Sucre, que desaparecieron del mapa tras el desbordamiento del rĆo Manzanares el pasado 2 de julio.
Los mismos vecinos aseguran que mĆ”s del 70 % de la poblaciĆ³n de Cumanacoa quedĆ³ bajo el lodo y las aguas, por lo que lo perdieron todo.
El periodista Joanne GonzĆ”lez contĆ³ que las autoridades regionales ofrecieron un balance este lunes indicando que la cifra de personas fallecidas llega a seis, mientras que 8.000 viviendas quedaron destruidas.
Escuelas y calles tambiĆ©n desaparecieron ante la fuerza del rĆo que arrasĆ³ con todo lo que habĆa a su paso, como si la naturaleza se apropiara nuevamente de sus espacios.
Una habitante de 70 aƱos le contĆ³ a Joanne GonzĆ”lez lo difĆcil que serĆ” reconstruir el pueblo, sobre todo ante āla mirada indolenteā de las autoridades.
Y precisamente, el periodista explicĆ³ que desde que ocurriĆ³ la tragedia, los habitantes de las zonas mĆ”s afectadas han solicitado apoyo al Gobierno en todos sus niveles.
Los habitantes de Cumanacoa han estado protestando durante los Ćŗltimos dĆas, pues aseguran que la ayuda, en comparaciĆ³n con la tragedia que ocurriĆ³ allĆ mismo en el aƱo 2012, ha sido āmuy lentaā.
En sectores como La Morita, apenas este domingo 7 de julio llegĆ³ la maquinaria para remover los escombros.
TambiĆ©n ese domingo, el Gobierno nacional puso en marcha el acueducto San Lorenzo, el acuĆfero que quedĆ³ afectado por el deslave. Este sistema permitirĆ” enviar unos 200 mililitros de agua por segundo a la poblaciĆ³n de Cumanacoa.
Asimismo, la HidrolĆ³gica del Caribe (Hidrocaribe) activĆ³ 29 camiones cisternas para el suministro de agua en las zonas afectadas.
ĀæQuĆ© hace falta en Cumanacoa?
Voluntad y ganas de resurgir les sobra a los habitantes de Cumanacoa, pero para lograr los objetivos, requieren de ropa, alimentos y colchones, que es la prioridad.
Algunas familias con las que ha podido conversar el periodista de Radio Fe y AlegrĆa Noticias le han seƱalado que quedaron a la deriva, no tienen un techo, ni enseres bĆ”sicos como cocina, neveras o una cama donde descansar.
āNo tienen ni una silla buena dĆ³nde pasar el ratoā, cuenta, mientras llega la ayuda humanitaria.
ĀæCĆ³mo es la jornada diaria?
Aquellas familias que aĆŗn conservan sus casas pasan el dĆa buscando retirar el barro, limpiando como pueden y esculcando para rescatar lo poco que les dejĆ³ el rĆo.
Ya en horas de la tarde, se trasladan en grupos a los refugios o a casa de familiares.
Para muchos, la faena termina con las piernas cansadas, los pies y manos hinchadas despuĆ©s de pasar todo el dĆa limpiando y aunque el panorama los agobia, mantienen la fe y la esperanza para levantarse al siguiente dĆa y seguir adelante.
El comunicador apuntĆ³ que los residentes de Cumanacoa ruegan a Dios que cesen las lluvias, pues el temor de un nuevo desbordamiento sigue latente.
Con informaciĆ³n de Radio Fe y AlegrĆa.
Cactus24 (09-07-2024)