El presidente francés, Emmanuel Macron, prometió “respuestas” rápidas desde Nueva Caledonia, adonde llegó este jueves para intentar restaurar la calma tras más de una semana de disturbios que dejaron seis muertos y cientos de heridos en este archipiélago del Pacífico.
Su repentina decisión de viajar a este archipiélago francés situado a unos 17.000 kilómetros de París muestra la gravedad con la que su gobierno ve la crisis en este territorio colonizado por Francia a mediados del siglo XIX.
Nueva Caledonia vive un “movimiento de insurrección absolutamente inédito” que nadie “vio venir con este nivel de organización y de violencia”, aseguró durante una visita a una comisaria de Numea, la capital caledonia.
Nada más bajar del avión, casi un año después de su última visita, el mandatario subrayó que su “prioridad absoluta” era “estar al lado de la población” y un regreso “lo antes posible (…) a la paz, a la calma y a la seguridad”.
El nuevo episodio de violencia, que costó la vida a cuatro civiles y dos gendarmes, estalló con una reforma del censo electoral de Nueva Caledonia, cuya aprobación por el Parlamento en París quiere el gobierno para finales de junio.
Los pobladores originarios canacos, sobre todo independentistas, rechazan este plan de ampliar el derecho de voto en las elecciones provinciales a quienes lleven viviendo en el territorio al menos 10 años. La normativa actual reserva el voto a los electores inscritos en 1998 y sus descendientes.
Muchos canacos, que constituyen alrededor del 40% de la población, temen que la reforma diluya su influencia en las instituciones caledonias, pero los habitantes contrarios a la independencia quieren que se apruebe.
Macron prometió “respuestas” y “anuncios” al término de “esta jornada”, aunque aseguró que su visita no tiene un “límite” de tiempo, y tampoco se pronunció sobre los crecientes llamados a aplazar el voto final de la controvertida reforma.
Por el momento, ya avanzó que los refuerzos de seguridad enviados al archipiélago se quedarán “tanto tiempo como sea necesario”, incluso durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París que terminarán en septiembre.
París mandó unos 3.000 efectivos de seguridad adicionales a Nueva Caledonia para contener los disturbios que dejaron un panorama de coches y escuelas calcinadas y comercios y negocios saqueados.
Desde su estallido el 13 de mayo, la policía detuvo a 281 personas, en su mayoría por delitos contra la propiedad privada, según una fuente judicial.
“Solución” política
Macron también se reunió por separado con las fuerzas independentistas y las partidarias de continuar en Francia para intentar propiciar el diálogo entre ambas y una “solución” política, una misión que encargó a tres altos funcionarios.
Pero advirtió que no “daría marcha atrás” respecto a los tres referendos, celebrados en virtud del Acuerdo de Numea de 1998, y que se saldaron con un no a la independencia, aunque los canacos rechazan el resultado del último celebrado en plena pandemia de covid.
“La situación es terriblemente triste y peligrosa”, dijo el ex primer ministro francés Edouard Philippe, para quien Francia “tiene la oportunidad de encontrar una solución original” a su “complicada relación con su historia colonial”.
El retorno a la calma sigue siendo precario. En el barrio de Montravel, poblado principalmente por comunidades canacas y de Oceanía, grupos de jóvenes circulan con el rostro cubierto y hondas artesanales, constató un periodista de la AFP.
Al norte de la capital, los numerosos controles y los autos calcinados siguen interrumpiendo el tráfico. En su área metropolitana, los bloqueos independentistas incluso se reforzaron durante la noche.
“Las primeras palabras de Emmanuel Macron no auguran nada bueno (…) Sinceramente, me preocupan”, aseguró a la cadena BFMTV François Jaré, del movimiento de jóvenes canaco.
Al comienzo de la crisis, Francia impuso un toque de queda nocturno, prohibió las reuniones públicas y la venta de alcohol, bloqueó el uso de TikTok y decretó un estado de emergencia que, según Macron, no se prorrogará si todas las partes desmantelan las barricadas.
Francia expresó su inquietud por la injerencia extranjera en la crisis –acusando a Azerbaiyán de provocar problemas– y las autoridades caledonias declararon el miércoles que detuvieron un ciberataque “sin precedentes” contra un proveedor de internet local.
Nueva Zelanda expresó este jueves su malestar porque la visita de Macron retrasó las operaciones de evacuación de sus ciudadanos que lleva a cabo desde el martes, al igual que Australia.
Cactus24 23-05-24
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