miércoles, mayo 1, 2024
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Diferencias entre el autismo en hombres y mujeres

¿Sabías que el autismo se manifiesta de manera diferente en hombres y mujeres? Hay una serie de particularidades que ahora la ciencia conoce mucho mejor. Te las explicamos en el siguiente artículo.

El autismo en hombres y mujeres no se manifiesta de igual modo. Tanto es así que, en los últimos años, el diagnóstico en el sexo femenino ha aumentado de manera significativa, dado que se habían pasado por alto ciertos indicadores. La causa de esta particularidad se debía a un hecho muy concreto: la investigación se centraba casi en exclusiva en modelos masculinos.

En la actualidad, esto último ha cambiado. Por ende, comprendemos mucho mejor cómo se manifiesta este trastorno del neurodesarrollo en cada sector poblacional. Así, algo que ya queda en evidencia es que, en promedio, ellas muestran unas mejores competencias lingüísticas. No obstante, hay muchos más matices interesantes. Te damos todos los datos en la siguiente lectura.

No dejes que las percepciones limitadas de las otras personas te definan.

Virgina Satir (Autoestima, 1975)

El autismo en hombres y mujeres: diferencias que debes conocer
Ha pasado más de un siglo desde que el psiquiatra Eugen Bleuler introdujo el término «autismo» por primera vez en 1911. A partir de entonces, el trastorno de espectro autista (TEA) ha lidiado con ideas sesgadas y, cómo no, con el peso del estigma. Ejemplo de ello fue cuando Leo Kramer señaló, en 1954, que el origen de esta condición estaba en unas progenitoras demasiado frías y despegadas.

El término «madres nevera» fue desterrado en los años setenta y, desde dicho instante, se aplicó una perspectiva más rigurosa, científica y objetiva. Sin embargo, se pasó por alto una particularidad. Como bien se señala en un artículo de Journal of Autism and Developmental Disorders, hay un efecto de camuflaje en las mujeres con autismo: la investigación las ha pasado por alto.

A continuación, te explicamos cuáles son las principales diferencias de esta condición entre ambos géneros.

  1. La prevalencia
    Una de las primeras diferencias entre el autismo en hombres y mujeres tiene que ver con la prevalencia. Hasta no hace mucho, se asumía que el trastorno de espectro autista (TEA) era más común en el sexo masculino. Ahora bien, una investigación divulgada por la revista Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry encontró nueva información al respecto.

Es cierto que ellos tienen una mayor probabilidad de padecer dicha particularidad neurológica. Sin embargo, la proporción real de incidencia del autismo en el hombre y la mujer está en 3:1. Pero esa diferencia podría estrecharse más por un suceso bastante concreto: se ha demostrado que hay un sesgo de género en el diagnóstico.

Es decir, pueden existir muchas niñas, adolescentes y mujeres adultas que no han sido identificadas aún.

  1. La conducta social y el camuflaje
    Una de las particularidades que, en promedio, dificultan la detección del TEA en el sexo femenino está en una conducta social y prosocial más eficaz. Las niñas demuestran desde más temprano un interés en los rostros y en la conexión con su entorno. Su comportamiento es más flexible y abierto que el de los niños y se preocupan bastante por socializar.

Un trabajo publicado por Journal of Autism and Developmental Disorders destaca una particularidad que te puede interesar. Las mujeres aplican la técnica del camuflaje para imitar a sus iguales neurotípicas. Esto les facilita, en ocasiones, integrarse de forma más positiva, pero también dificulta el propio diagnóstico.

Ellas, por término medio, tienen unas mejores habilidades lingüísticas y conversacionales, forzándose a sí mismas para mantener el contacto visual y demostrar una buena soltura interrelacional. Sin embargo, tal dinámica se traduce siempre en un gran agotamiento mental y cerebral.

  1. Cerebro y estereotipias
    Puede que te preguntes si una de las diferencias del autismo en hombres y mujeres tiene que ver con las competencias cognitivas. Bien, cabe señalar que, al igual que sucede con el resto de la población, tanto el sexo femenino como el masculino presentan un potencial intelectual similar. No hay matices destacables en este aspecto. No obstante, sí lo hay a nivel neurológico.

En Frontiers in Psychology se publicó una investigación que indica que hay particularidades que difieren mucho durante el desarrollo cerebral. El lóbulo temporal es más grande en los hombres. Además, las mujeres tenían una mayor conectividad en tareas vinculadas a la empatía, emociones, lenguaje y procesamiento visoespacial.

En consecuencia, muchas de esas singularidades neurológicas se traducen en que el sexo masculino presente más comportamientos estereotipados o repetitivos en comparación con las mujeres.

Los estudios han demostrado que las mujeres autistas, en comparación con los hombres, muestran mayor motivación para iniciar amistades y tener conexión interrelacional. Esto les lleva a menudo a conductas forzadas de imitación social, algo que a la larga les puede generar sufrimientos y decepciones por no sentirse satisfechas ni integradas del todo.

  1. Intereses restrictivos
    El autismo en hombres y mujeres cursa en ambos con intereses que, en muchos casos, son bastante restrictivos. Sin embargo, hay unas pequeñas sutilezas que los diferencian. Los hombres tienden más al coleccionismo y las mujeres se obsesionan con determinadas parcelas de conocimiento, de arte, de música, etc.

Bien es cierto que siempre hay diferencias, pero, en promedio, en lo que respecta a aficiones, suele desarrollarse de este modo. En el estudio citado con antelación, explican que ellas intentan tener las mismas inquietudes y pasiones que sus grupos de amigas, pero terminan demostrando conductas más obsesivas (animales, cantantes, series, etc.).

  1. Comorbilidades
    Hay un dato revelador que te interesará conocer. En los últimos años, la ciencia nos ha demostrado que las mujeres presentan una mayor propensión al desarrollo de comorbilidades, como trastornos del estado de ánimo y trastornos de la conducta alimentaria (TCA).

Un estudio del 2022, publicado en Autism in Adulthood Knowledge Practice and Policy, trató de comprender por qué ellas manifiestan mayores problemas en salud mental que los hombres. Uno de los factores reside en los efectos del diagnóstico tardío. Muchas no terminaban de aceptarlo y les costaba asumir que estaban dentro del espectro autista.

Sin embargo, también suele aparecer otra variable. Muchas mujeres se sienten agotadas de ocultar sus dificultades y de pasarse buena parte de su vida procurando encajar. Ahora bien, esto no quiere decir que los hombres no lo sufran, porque también les sucede.

La cuestión es que el hecho de que ellas reciban más tarde el diagnóstico hace que pasen décadas sin saber por qué se sienten diferentes a los demás.

El peso de los estereotipos de género en el autismo
Hay un hecho evidente en el que estarás de acuerdo. Estar dentro del espectro autista no es fácil para nadie. Aunque es cierto que es la población femenina la que está más infradiagnosticada, también hay hombres que descubren tener TEA en la edad adulta. Nos queda, sin duda, mucho que avanzar, tanto en identificación como en la propia inclusión.

No obstante, hay un matiz indudable, y es el hecho de que el autismo integra numerosos estereotipos de género que también debemos derrumbar. Por ello, es importante tener en cuenta unos aspectos clave:

Creencias y expectativas: la sociedad ha construido una idea sobre cómo se comportan y expresan las personas con autismo. Es necesario comprender que esas características no siempre son tan claras y que las mujeres autistas pueden diferenciarse bastante de los hombres con esta condición.

Acceso a pruebas diagnósticas: por lo general, es más común que se remita a un niño a iniciar un proceso de análisis y diagnóstico clínico del autismo que a una niña. El hecho de que ellas sean, en apariencia, más sociales y tengan mejores habilidades de comunicación, limita ese acceso temprano.

Presiones sociales: uno de los mayores problemas de las mujeres con autismo es su tendencia al camuflaje. Muchas se esfuerzan por cumplir con el rol que se espera de ellas, como es la combinación de su vida profesional con la familiar y la crianza de los hijos. Esto hace que se sientan superadas y que aparezca, en ocasiones, la ansiedad, la depresión, etc.

En un mundo dominado por los neurotípicos, debemos sensibilizarnos mucho más con quien procesa la realidad de otra manera. Atender sus necesidades, ofrecerle recursos y permitirles ser tal y como desean son acciones que favorecen una inclusión auténtica. Y en ese propósito todos contamos.

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