Israel continúa el miércoles bombardeando la Franja de Gaza, donde la crisis humanitaria se agrava por la suspensión del envío de ayuda de parte de la agencia alimentaria de la ONU al norte del territorio palestino.
Los intentos de poner fin al conflicto entre Israel y Hamás llegaron al Consejo de Seguridad de la ONU, donde Estados Unidos vetó una resolución que pedía un alto el fuego.
Mientras se producía la votación, las fuerzas israelíes continuaron sus ataques sobre la Franja de Gaza, territorio controlado desde 2007 por Hamás.
Testigos en el terreno evocaron fuego intenso en la principal ciudad del sur de Gaza, Jan Yunis, así como en Rafah, una urbe en la frontera con Egipto donde se refugian unos 1,4 millones de palestinos desplazados.
Rafah, el último objetivo de las operaciones terrestres israelíes, es también el principal punto de entrada de los necesarios convoyes de ayuda humanitaria desde Egipto.
La ONU ha advertido repetidamente de la grave situación en este territorio y esta semana aseguró que la escasez de comida y las enfermedades podían conducir a una “explosión” de las muertes de niños.
Pero el martes, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció que tuvo que suspender las entregas en el norte del territorio tras enfrentar la “violencia y un completo caos”.
Esta agencia de la ONU dijo que su convoy fue recibido con disparos, violencia y saqueos y que el conductor de un camión fue golpeado.
El gobierno del movimiento islamista Hamás instó al PMA a “revertir inmediatamente la desastrosa decisión” que “significa una sentencia de muerte para tres cuartas partes de un millón de personas”.
En medio de edificios en ruinas y residuos en la ciudad de Gaza, Ahmad decía a la AFP que ya no podían aguantar. “No tenemos harina, no sabemos ni siquiera adónde ir con este frío”, dijo.
“Exigimos un alto el fuego. Queremos vivir”, agregó.
Veto en la ONU
Pero en Nueva York, Estados Unidos vetó una resolución del Consejo de Seguridad redactada por Argelia que reclamaba un alto el fuego inmediato y la liberación “sin condiciones” de todos los rehenes secuestrados por Hamás el 7 de octubre.
La embajadora estadounidense en la ONU, Linda Thomas-Greenfield, dijo que la votación era “ingenua e irresponsable” porque ponía en peligro las liberaciones de los mediadores en el conflicto.
China, Rusia, Arabia Saudita o Francia criticaron el veto que, según Hamás, da “luz verde a la ocupación a cometer más masacres”.
Los esfuerzos de mediadores como Catar, Egipto o Estados Unidos para cerrar una segunda tregua en el conflicto tras la pactada en noviembre no están dando resultado.
La guerra fue desencadenada por el ataque de Hamás en el sur de Israel del 7 de octubre, que dejó unos 1.160 muertos, en su mayoría civiles, según un balance de la AFP basado en cifras israelíes.
Los milicianos palestinos también capturaron a 250 personas, de las cuales 130 siguen secuestradas en Gaza, incluyendo a 30 que habrían muerto en cautiverio.
Israel lanzó en represalia una ofensiva para “aniquilar” a Hamás, que provocó al menos 29.195 muertos, en su mayoría mujeres, adolescentes y niños, según el Ministerio de Salud del territorio.
Petro respalda a Lula
A pesar de la presión internacional, Israel defiende la necesidad de expandir su operación terrestre sobre Rafah para destruir a Hamás, catalogado como grupo terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea.
La jefa de la rama estadounidense de MSF afirmó el martes que una ofensiva terrestre en Rafah convertiría esta ciudad en un “cementerio”.
Pero Israel señaló que si los rehenes no estaban en libertad antes del inicio del Ramadán el 10 o el 11 de marzo, los combates continuarán por toda Gaza, incluida Rafah.
El miércoles, el coordinador de la Casa Blanca para Oriente Medio, Brett McGurk, debe aterrizar en Egipto y viajar después a Israel para avanzar en las negociaciones de una tregua.
También se encuentra en El Cairo para negociar el líder de Hamás, Ismail Haniyeh, dijo el grupo palestino.
El conflicto probablemente ocupe un lugar destacado en la inauguración el miércoles de la presidencia del G20 de Brasil, después de que Luiz Inácio Lula da Silva fuera declarado “persona non grata” por parte de Israel por sus acusaciones de “genocidio” en Gaza.
El dirigente brasileño contó el martes con el respaldo de su homólogo colombiano, Gustavo Petro, quien afirmó que “en Gaza hay un genocidio y se asesina cobardemente a miles de niños, mujeres y ancianos civiles”.
Cactus24 21-02-24