Marc Gauthier, paciente de larga duración con la enfermedad de Parkinson, estuvo esencialmente confinado en su casa hasta que se convirtió en la primera persona en recibir un nuevo implante diseñado en Suiza que mejoró dramáticamente su capacidad para caminar.
Gauthier, de 63 años, recibió una neuroprótesis en el Hospital Universitario de Lausana (CHUV), compuesta por un campo de electrodos colocado contra su médula espinal. Combinado con un generador de impulsos eléctricos debajo de la piel de su abdomen, el dispositivo estimula su médula espinal para activar los músculos de sus piernas.
Estimulación eléctrica
«La idea de desarrollar una neuroprótesis que estimule eléctricamente la médula espinal para armonizar la marcha y corregir los trastornos del aparato locomotor en pacientes con Parkinson es fruto de varios años de investigación», explicó Grégoire Courtine, profesor de neurociencia en la EPFL, el CHUV y la Universidad de Lausana.
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A diferencia de los tratamientos convencionales que se dirigen a regiones del cerebro directamente afectadas por la pérdida de neuronas productoras de dopamina, esta neuroprótesis se dirige al área de la médula espinal responsable de activar los músculos de las piernas al caminar. Una zona que no se ve directamente afectada por la enfermedad.
Gracias a una programación específica de los estímulos de la médula espinal, que se adaptan en tiempo real a sus movimientos, las dificultades para caminar de Marc desaparecieron rápidamente. Después de algunas semanas de rehabilitación con la neuroprótesis, pudo volver a caminar casi con normalidad.
Según los científicos, el efecto sobre la marcha fue casi inmediato. En cuanto a la “congelación”, ha desaparecido por completo, afirmó Marc. El paciente también tiene zapatos conectados que envían información sobre su forma de caminar y un reloj para iniciar la estimulación, todo ello conectado a una computadora inalámbrica.
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Hoy en día utiliza su neuroprótesis unas ocho horas al día y la apaga sólo cuando pasa mucho tiempo sentado o cuando duerme. “Ya ni siquiera las escaleras me asustan. Todos los domingos voy a la orilla del lago y camino unos seis kilómetros. Me encanta. Me salvó la vida”, dijo.
Cactus24 08-11-23
