El Día de los Muertos se celebra no solo en todo México, sino también en ciudades de Estados Unidos como Los Ángeles y Nueva York, donde se realizan grandes ofrendas, desfiles y eventos culturales. Países como España, Filipinas, Brasil, Venezuela y Guatemala, entre otros, también tienen tradiciones para festejar a sus difuntos.
Tanto los lugares públicos como los hogares se llenan de altares u ofrendas para conmemorar a los seres queridos con sus cosas favoritas, y la decoración incluye flores de caléndulas, recortes de papel, velas, sal, agua, chocolate, calaveritas de azúcar, pan y las comidas y licores favoritos de los difuntos.
“Es una tradición puramente católica que traen los españoles a México y se fusiona con toda la cosmovisión o forma de pensamiento mesoamericano. Es una fiesta que nos da pertenencia y nos une”, dijo Diana Martínez, académica del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Las creencias populares varían dependiendo de la región mexicana. Aparte del 1 y 2 de noviembre, el 28 de octubre se celebra por los que fallecieron trágica o accidentalmente, y el 30 de octubre se dedica a los que murieron sin ser bautizados y están en el limbo.
Grupos indígenas como los nahuas establecieron ritos y fiestas que celebraban a los difuntos
La festividad se remonta al siglo XI, cuando el abad de Cluny creó un día especial para honrar a los creyentes fallecidos cuando el cristianismo aún era considerado una secta y las persecuciones y ejecuciones eran frecuentes. En el siglo XIII, la Iglesia Católica Romana estableció el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos.
En España, “los reinos de León, Aragón y Castilla preparaban dulces y panes parecidos a reliquias, que son restos o huesos de santos”, dijo Martínez.
Este ritual se combinaba con antiguas fiestas relacionadas con el final de la temporada de lluvias, la cosecha y la sequía. “Es esa dualidad de abundancia y escasez, de vida y muerte”, dijo.
Desde antes de que los españoles y el cristianismo llegaran a Latinoamérica, grupos indígenas como los nahuas establecieron ritos y fiestas que celebraban a los difuntos, como es el caso del Miccailhuitontli, la fiesta azteca de los pequeños muertos.
Los antiguos mexicanos consideraban la muerte como una transición, no el final de la existencia sino el comienzo del viaje al Mictlán, el lugar del descanso eterno en la mitología azteca.
Tras la Revolución Mexicana y los primeros años de la independencia, se revalorizó lo que significaba ser mexicano, dijo Martínez, y eso impulsó una serie de tradiciones como el Día de Muertos. En la década de 1930, el presidente Lázaro Cárdenas impulsó la celebración, tratando de alejarla un poco de la Iglesia Católica y enfatizando sus raíces indígenas, prehispánicas.
En 2008, la UNESCO declaró el Día de los Muertos Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad , y en los últimos años ha trascendido fronteras, convirtiéndose en un fenómeno cultural potenciado por películas como «Coco» de Pixar, que recaudó más de 800 millones de dólares en todo el mundo.
Cactus24// 02-11-23
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