Chaleco antibalas, semblante impasible, voz serena. Daniel Noboa explica su inesperado paso a la segunda vuelta de las presidenciales de Ecuador y su plan para reflotar a un país azotado por el narco y en luto por un magnicidio.
A diferencia de la mayoría, su paso al balotaje del 15 de octubre no lo sorprendió. Estaba más que calculado, dice a la AFP en una furgoneta custodiada por un ejército de guardaespaldas y fuerza pública.
«Paciencia», «disciplina», encuestas privadas y experiencia en estrategias políticas le hacían ver que en la primera ronda electoral del 20 de agosto se subiría al podio junto a la izquierdista Luisa González, alfil del exmandatario Rafael Correa (2007-2017). Pero no decía nada.
En esa jornada la izquierdista Luisa González fue la más votada con 33% y Noboa obtuvo 24%.
Si triunfa sería el presidente más joven de Ecuador, con 35 años, en unas elecciones ensombrecidas por el asesinato del candidato Fernando Villavicencio el 9 de agosto.
Cuatro días después fue el único candidato que participó con chaleco antibala en el debate presidencial y eso pareció la estocada final de su estrategia.
Tras el magnicidio lo embarga la «preocupación», confiesa, pero se siente llamado a torcer la racha de fracasos electorales de su padre, el millonario Álvaro Noboa, que se presentó en cinco ocasiones a la presidencia.
Noboa habló ante cientos de simpatizantes en la provincia costera de Santa Elena, bastión político. Su propuesta de tener barcos prisiones en alta mar para alejar a los reclusos de «los no violentos» y desconectarlos de sus redes criminales arrancó aplausos.
«Yo soy Daniel Noboa, yo hago lo que a mí me da la gana y tengo mi propia ideología», dijo ante sus seguidores a quienes lo tildan de derechista por definirse como un «empresario con corazón» y «socialdemócrata moderado».
A continuación, apartes de la entrevista con la AFP:
-¿Tiene miedo a la muerte?
«Más que miedo es una preocupación ver en qué se ha convertido el país. Es durísimo. Tengo un niño de año y medio (…) Una esposa que sale a brigadas en las zonas más pobres y es una preocupación con la que cargo todo el día. Un candidato que fue compañero mío en la Asamblea (…) le disparan con custodia policial, entonces, es duro».
«Son grupos narcoterroristas que están metidos aquí. Vivimos una guerra».
-¿Cree posible frenar la violencia?
«Se puede hacer medidas fuertes (…) En un año y medio no se puede cambiar el mundo, pero sí cambiar varias cosas clave. Reducir la violencia, darle oportunidades a la juventud (…) ¿Dónde terminan si no tienen qué comer? No les dan trabajo (…) hay que darles una opción (…) Un ser humano va por la opción menos riesgosa, no quiere morirse mientras trabaja».
-¿También le sorprendió pasar al balotaje?
«Teníamos números casi exactos, es más, 1,5% más teníamos estimado. Hicimos una campaña única que quedará para la historia. Nunca dijimos que estábamos segundos, porque al segundo siempre le caen a palazos, siempre lo insultan, siempre lo ataca todo el mundo».
«Armamos nuestro esquema de redes sociales, difusión, de territorio, todo para que el día de máxima popularidad sea el día de la elección. Entonces fue una curva que diseñamos, que (sabíamos) se iba a inclinar más rápido en el debate».
Cactus24 28-08-23