Calentar alimentos y bebidas en el microondas es una práctica común y rápida, pero una nueva investigación de la Universidad de Nebraska-Lincoln, EEUU, publicada en ACS, la revista científica de la Sociedad Estadounidense de Química reveló que también podría ser una vía rápida para ingerir grandes cantidades de partículas de plástico.
El equipo de investigadores analizó recipientes de alimentos para bebés hechos de polipropileno y polietileno, materiales aprobados como seguros por los reguladores de la Administración de Drogas y Alimentos de los EEUU (FDA, por sus siglas en inglés).
Los científicos descubrieron que calentar recipientes de plástico en el microondas puede liberar una cantidad sorprendente de nanoplásticos y microplásticos. En algunos casos, se encontraron más de 2 mil millones de nanoplásticos y 4 millones de microplásticos por centímetro cuadrado del contenedor, después de varios minutos bajo los efectos del calor de este artefacto doméstico.
Aunque aún no se comprenden completamente los efectos de ingerir estas partículas en la salud por eso la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado limitar la exposición a los microplásticos.
El estudio comenzó en 2021, cuando el autor principal del estudio, Kazi Albab Hussain, se convirtió en padre. Aunque se habían investigado las partículas de plástico liberadas de los biberones, el equipo observó que no se habían examinado los tipos de recipientes y bolsas de plástico comunes.
Realizaron experimentos con recipientes de alimentos para bebés y una bolsa reutilizable, calentándolos en un microondas y luego analizando los líquidos en busca de partículas de plástico.
Los resultados mostraron que la cantidad de partículas liberadas dependía de varios factores, incluyendo el tipo de recipiente y líquido. Los bebés y niños pequeños que consumen productos calentados en el microondas están ingiriendo las mayores concentraciones relativas de plástico.
Además, los experimentos sugirieron que la refrigeración y el almacenamiento a temperatura ambiente también podrían liberar microplásticos y nanoplásticos.
Hussain compartió su preocupación personal como padre y enfatizó que las personas merecen conocer los riesgos y elegir con información previa disponible. Con la colaboración de otros expertos, el equipo también expuso células renales a las partículas de plástico, observando una alta tasa de mortalidad.
El estudio plantea preguntas sobre la susceptibilidad de diferentes células y la necesidad de encontrar alternativas viables a los plásticos en el almacenamiento de alimentos. Hussain concluyó con la esperanza de que los investigadores puedan desarrollar plásticos que no liberen estas partículas o que lo hagan de manera insignificante.
El equipo de investigación incluyó a varios expertos, y sus hallazgos representan una advertencia importante sobre los riesgos potenciales asociados con el uso común de plásticos en la cocina, especialmente en relación con la salud de los niños.