La desinformación, desde la propaganda hasta los contenidos creados por la inteligencia artificial, es una amenaza para la libertad de prensa en el mundo, alertó este miércoles Reporteros Sin Fronteras (RSF), que también señaló los efectos de la inestabilidad política en los medios de Latinoamérica.
Las condiciones para el ejercicio del periodismo son «adversas» en 7 de cada 10 países y satisfactorias sólo en 3 de cada 10, según la clasificación anual de la oenegé, que incluye 180 Estados y territorios.
Noruega y Corea del Norte se mantienen en el primer puesto y el último, de acuerdo con la edición del informe de este año.
No obstante, uno de los cambios más significativos se da, según RSF, en Brasil, que tras la salida del expresidente Jair Bolsonaro, quien «atacó sistemáticamente a periodistas y medios durante todo su mandato», ha subido 18 puestos hasta situarse en el lugar 92.
La edición de 2023 hace hincapié en las consecuencias de la desinformación.
En 118 países, es decir, en dos tercios de los evaluados en la lista, la mayoría de los expertos que han respondido al cuestionario reseñan «la implicación de actores políticos de sus países en campañas de desinformación masiva o de propaganda», precisa la oenegé.
El texto señala «los dramáticos efectos» en la libertad de prensa de «la industria del engaño en el ecosistema digital».
«Es la industria que permite producir la desinformación, distribuirla o amplificarla», dice a la AFP Christophe Deloire, secretario general de RSF.
«Diluvio de desinformación»
En su opinión, este es el caso de «dirigentes de plataformas digitales que se burlan de distribuir propaganda o falsas informaciones», y cuyo ejemplo es el dueño de Twitter, Elon Musk, dice.
Otro fenómeno que afecta a la prensa son los falsos contenidos generados mediante inteligencia artificial (IA).
«Midjourney, un programa de IA que genera imágenes de muy alta definición, surte a las redes sociales de falsificaciones cada vez más verosímiles e indetectables», recalca RSF, enumerando los ejemplos de las falsas imágenes de la detención de Donald Trump «que se hicieron virales».
La oenegé también advierte que «la industria de la desinformación esparce producciones manipuladoras a gran escala», a través de empresas especializadas, a veces por cuenta de gobiernos.
«La información fiable está sumergida bajo un diluvio de desinformación», abunda Deloire, para quien «cada vez vemos menos las diferencias entre lo real y lo artificial, entre lo verdadero y lo falso».
«Uno de los mayores retos es aplicar los principios democráticos en este gigantesco mercado sobre la atención y los contenidos», estima.
Inestabilidad en Latinoamérica
En Latinoamérica, la remontada de Brasil es excepcional.
«La polarización y la inestabilidad institucional» que afectan a varios países de la región «fomentan la hostilidad y los recelos hacia los medios», advierte RSF.
En el mapa de la libertad de prensa, la región ya no tiene ningún país en verde, es decir con una situación «buena».
Costa Rica, que se mantenía como el último bastión, retrocede 15 puestos y se sitúa en el lugar 23º.
Perú, donde los periodistas «pagan un alto precio por la persistente inestabilidad política», según la oenegé, cede 33 puestos hasta el 110º.
La organización también señala que México (128º) registra el mayor número de periodistas desaparecidos del mundo (28 en 20 años).
Entre los peores clasificados, siguen Nicaragua (158º; +2), donde «los periodistas independientes se ven obligados a trabajar en la clandestinidad o en el exilio», según RSF, y Cuba (172º; +1).
Venezuela se mantiene en la 159ª posición, y Honduras retrocedió cuatro posiciones, hasta la 169ª.
En los países donde el panorama político es menos inestable, la situación también ha empeorado a raíz del «uso de la desinformación y la propaganda, casi siempre ligado a la violencia en las redes contra periodistas y medios», apunta el informe.
Uruguay (52º; -8) y Argentina (40º; -11) sufren el impacto de esta tendencia, cita.
Por su lado, España perdió cuatro puestos y figura en la posición 36 del ránking mundial.
RSF realiza esta clasificación en base al «recuento cuantitativo de los ataques cometidos contra los periodistas» y a un «análisis cualitativo» a partir de las respuestas de especialistas en libertad de prensa (periodistas, investigadores, profesores universitarios, defensores de los derechos humanos…) a un cuestionario.
Cactus24 03-05-23