El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, fue recibido el viernes en Pekín por su colega chino, Xi Jinping, para tratar de estrechar los lazos entre dos de las naciones, algo que podría incomodar a Estados Unidos, principal rival de China.
La reunión se produjo en el segundo día de la visita de Lula al gigante asiático, el socio comercial más importante de Brasil y un aliado en su intento de desafiar a las instituciones económicas dominadas por Occidente.
En esa línea, Lula, que fue recibido con todos los honores militares, incluso un saludo de 21 cañonazos, en el Gran Salón del Pueblo adyacente a la Plaza de Tiananmen, declaró este viernes: “Nadie va a prohibir que Brasil perfeccione su relación con China”.
Por su parte, el presidente Xi, le dio un espaldarazo a la figura de Lula, líder del Partido de los Trabajadores que gobierna por tercer vez la mayor economía latinoamericana. ”China coloca las relaciones con Brasil en un lugar prioritario en nuestras relaciones exteriores. Usted es nuestro viejo amigo y un buen amigo. Fue con su atención y apoyo que las relaciones entre China y Brasil lograron un gran salto”, elogió Xi.
Sus conversaciones se centraron en gran medida en los lazos comerciales y otras formas de cooperación, pero también tocaron el conflicto en Ucrania. Ambos mandatarios coincidieron en la necesidad de un acuerdo negociado, según la emisora estatal china CCTV.
Posteriormente, los dos presidentes atestiguaron la firma de 15 acuerdos en áreas que van desde la agricultura hasta la aeronáutica. Eso subrayó la mejora en las relaciones desde que Lula asumió el cargo en enero luego de un mandato del populista de derecha Jair Bolsonaro, quien mostró poco interés en los viajes al extranjero y bajo el cual las relaciones con China a menudo eran tensas.
La visita incluyó la toma de posesión el jueves de la expresidenta brasileña Dilma Rousseff como jefa del Nuevo Banco de Desarrollo, respaldado por China, que financia proyectos de infraestructura en Brasil y en otros países en desarrollo.
La institución financiera se presenta como una alternativa al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial, que suelen imponer condiciones de préstamo que los países en vías de desarrollo critican calificándolas de punitivas.
China es el mayor mercado de exportación de Brasil y cada año gasta decenas de miles de millones de dólares en soya, carne de res, mineral de hierro, carne de ave, pulpa, caña de azúcar, algodón y petróleo. Además, Brasil es el país latinoamericano con más inversión china, según los medios estatales chinos, aunque Lula se ha mostrado crítico con que compañías chinas tengan una participación directa en empresas brasileñas.
La visita de Lula a China sigue a los viajes del mandatario a la Argentina y Uruguay en enero, y a Estados Unidos en febrero, en un indicio de la importancia que otorga a los asuntos internacionales, al contrario de Bolsonaro.
Una pieza clave de la estrategia de Lula en el extranjero es su propuesta de que Brasil y otros países en desarrollo, incluida China, medien para alcanzar la paz en Ucrania. Sin embargo, su propuesta de que Ucrania renuncie a Crimea para facilitar la paz ha molestado a Kiev y a sus defensores acérrimos.
China también ha intentado jugar un papel para poner fin al conflicto, aunque de una forma muy cercana a Moscú. Se ha negado a condenar la invasión, criticado las sanciones económicas sobre Rusia y acusado a Estados Unidos y la OTAN de provocar el conflicto.
Rusia y China declararon una relación “sin límites” en un comunicado conjunto en 2022 y Xi reiteró esa cercanía reuniéndose con el presidente de Rusia, Vladímir Putin, el mes pasado en Moscú.
También el viernes, el ministro de Relaciones Exteriores de China, Qin Gang, dijo que Pekín no venderá armas a ninguna de las partes en la guerra de Ucrania, mientras que el Ministerio de Defensa dijo que el ministro Li Shangfu visitaría Moscú la próxima semana para conversar con su homólogo ruso.
Cactus24 14-04-23