lunes, diciembre 23, 2024
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La escalofriante historia real sobre el asesinato que ha inspirado la nueva serie de HBO Max, ‘Love and Death’

HBO Max calienta motores para lanzar una de las series más esperadas del momento «Love and Death», de la que podremos disfrutar a partir del próximo 27 de abril. La ficción, protagonizada por Elisabeth Olsen, es un drama que cuenta la historia de dos parejas que asisten a la iglesia y disfrutan de su vida en un pequeño pueblo de Texas, hasta que una aventura extramatrimonial deriva en un brutal asesinato con un hacha como arma homicida.

Aunque la premisa de la que parte, parece formar parte un rebuscado guion, la realidad siempre supera a la ficción y esta producción está inspirada en hechos reales.

Love and Death se basa en el libro Evidence of Love: A True Story of Passion and Death in the Suburbs, de John Bloom y Jim Atkinson, y en una serie de informaciones recogidas en la revista Texas Monthly de los mismos autores, Love & Death in Silicon Prairie. Donde relatan el cruento hecho que sucedió en Wylie, un pequeño pueblo tejano, el 13 de junio de 1980, y que conmocionó al mundo.

Todo comenzaba años atrás, en 1977, cuando Candy y su esposo, Pat Montgomery, se mudaron al condado de Collin, en Texas. El cabeza de familia había encontrado un buen trabajo en una empresa de tecnología. La pareja eran padres de dos hijos, un chico y una chica, y llevaban una vida normal, aunque algo rutinaria.

Candy pasaba su tiempo libre enseñando sobre la Biblia y asistiendo a la Iglesia Metodista de Lucas, un movimiento cristiano inspirado en la vida y enseñanzas de John Wesley. Fue allí donde conoció a Bethany (Betty) Gore, una profesora de secundaria vecina de la zona, con la que comenzó a entablar una buena amistad que, con el tiempo, se acabaría convirtiendo en odio tras enamorarse de Allan, el marido de su amiga.

Betty y Allan Gore se conocieron en la universidad, cuando él era asistente de enseñanza en una de las clases que impartía la que, en 1970, se convertiría en su esposa. La pareja tuvo a su primera hija antes de mudarse al condado de Collin. Fue durante el verano de 1978, cuando Candy coincidió con Allan en un partido de voleibol de la iglesia. A ese primer encuentro entre ambos, le siguieron varias semanas de coqueteo, lo que llevó a la señora Montgomery a confesarle al esposo de la maestra, la atracción que sentía hacia él.

Después de considerar los pros y contras que les podrían acarrear un posible romance, decidieron comenzar una relación el 12 de diciembre de 1978, según Texas Monthly. Candy y Allan llevaban su historia secreta con la mayor discreción posible, se reunían en un motel y se aseguraban de que nadie supiera lo que estaba pasando entre ellos, manteniendo sus rutinas habituales para no levantar sospechas.

Las cosas entre ellos iban bien y los encuentros se estuvieron repitiendo durante unos meses. Al parecer, Candy le llegó a decir a Allan que le daba miedo que su aventura se estuviera volviendo demasiado intensa pero, a pesar de ello, la relación entre ambos continuó.

Todo cambiaba entre ellos poco tiempo después, tras del nacimiento de la segunda hija de Allan y Betty, en julio de 1979, el reciente padre le comunicaba a Candy su intención de dejar la relación ya que quería centrarse en arreglar su matrimonio con Betty. Ante eso, su amante le dijo: «Allan, pareces estar dejándomelo todo a mí. Así que he decidido que no llamaré. No trataré de verte. No te molestaré más», según apuntan John Atkinson y Jim Bloom. De este modo, ponían fin a su historia secreta.

ero la cosa no sería tan sencilla y no acabaría aquí. El 13 de junio de 1980, Allan se encontraba lejos de su hogar por un viaje de trabajo. El hombre trataba de ponerse en contacto con su mujer pero no lo conseguía. Preocupado al ver pasar las horas sin tener noticias de su esposa, se comunicó con su vecino de al lado, Richard Parker, para que este comprobara que todo estaba bien y mirara a ver si el coche de Betty estaba en casa. Después, llamó a Candy, quien le dijo que había visto a la profesora ese mismo día y que no parecía que hubiera ningún problema.

Pero el mal presentimiento de Allan se tornaba en realidad y, tras tener que forzar la puerta para entrar en la casa, Richard Paker, junto a otros dos conocidos de la zona, Jerry McMahan y Lester Gayler, entraron en el hogar de los Gore, y lo que hallaron allí fue una escena dantesca: encontraron a la bebé en su cuna y tendido en el suelo el cuerpo sin vida de Betty cubierto de sangre por las heridas provocadas tras haber sido atacada con un hacha 41 veces.

Gracias a una huella ensangrentada en la escena del crimen, los investigadores comenzaron a buscar a una persona de «baja estatura, ya sea un niño o una mujer», explicó Steven Deffibaught, exinvestigador del condado de Collin, al programa Snapped de Oxygen. Candy tuvo claro que esa prueba podría sacar a la luz, la verdad: que ella había cometido el asesinato y, para evitar ser descubierta, destruyó la suela de sus zapatos. Pero, aún así, pronto se convirtió en la principal sospechosa porque había sido la última que había visto a Betty con vida.

Aunque públicamente parecía no tener ningún motivo para acabar con la vida de su amiga, finalmente, Allan reveló a las autoridades que había mantenido un romance con Candy, un hecho que podría haber sido el móvil del crimen y, el 27 de junio de 1980, era arrestada y acusada del asesinato de Betty. Montgomery recibió mucho apoyo de su Iglesia y contrató a un abogado que afirmaba que ella sufría de un gran trauma de la infancia que la había llevado a desarrollar una inmensa furia de adulta.

Cuando Candy entró en la cárcel y se puso el uniforme, el personal de la prisión observó «moretones y también un corte en el dedo del pie». Cuando comenzó su juicio, en octubre de 1980, su equipo legal no trató de negar que había matado a Betty Gore, pero sostuvieron que lo había hecho en defensa propia y por lo tanto no debía ser declarada culpable ya que afirmaron que la maestra había atacado primero a Candy con el hacha, haciéndole el corte en el pie al mencionar su affaire con Allan.

Durante el proceso, los abogados de Candy recurrieron a la hipnosis, esas sesiones revelaron un trauma infantil de la juzgada, así como recuerdos del día en que murió Betty Gore, de este modo probaron el origen de la ira de la acusada. Después de someterse a un detector de mentiras, se aseguró que estaba diciendo la verdad por lo que, el 30 de octubre de 1980, fue declarada no culpable por un jurado./Revista Hola.

Cactus24 09-04-23
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